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P. Juan

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7 min

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LIBERTAD

Como se agradece la brisa refrescante cuando hace calor, así recibían sus palabras los que oían a Jesús. Palabras de libertad, ánimo y fuerza de Dios.

Hay veces que, por ejemplo, en un día de mucho calor, y que uno va caminando por ahí y de repente sopla una brisa… ¡Con qué alivio, con qué gozo recibimos esa brisa que disipa el calor! Que da descanso, que da ese momento de alivio… ¡Cómo se disfruta esa brisa!

DISFRUTAR DEL CALOR DEL SOL

O si, por el contrario, han pasado días o semanas de clima frío, del tiempo que estaba inestable y que hacía frío y muy nublado, y llega un día de sol. ¡Wow, qué maravilla! Cómo se agradece disfrutar de los colores que trae el sol, disfrutar del calor del sol.
Disfrutamos mucho de ese paso de la brisa cuando hace calor. Disfrutamos la salida del sol y su luz y su calor y sus colores, cuando hemos pasado una temporada con nubes. ¡Lo agradecemos mucho, lo disfrutamos mucho!
Y lo mismo le pasaba a la gente que hoy aparece en el evangelio, cuando escuchaban al Señor decirles tantas cosas que iban saliendo de su corazón.
Era como estar con calor y recibir la brisa, o estar echando de menos al sol y de repente que se abre el cielo y aparecen los colores y el calor del sol en la piel.
Y nosotros ahora que estamos estos 10 minutos haciendo oración, pues es lo mismo. “Señor, que bueno estar contigo. ¿Señor, a ver qué nos quieres decir hoy día?”

DECLARABA PUROS LOS ALIMENTOS

Lo que cuenta hoy día el evangelio, es de una vez en que estaban conversando y Jesús -para decirlo en sintético- esto que dice San Marcos: “Con esto declaraba puros todos los alimentos.”
Este era el tema del que estaban conversando, y el Señor, les da una pasada de brisa que refresca mucho sus corazones. Que les da luz, que les da seguridad, que les da libertad.
Y lo cuenta así san Marcos, nos puede servir para irlo contemplando, para imaginarlo con el corazón, intentar imaginar: “el tono de voz, la mirada cariñosa, el ritmo de hablar amable del Señor.”

libertad, LAS BIENAVENTURANZAS

EMPIEZA A SOPLAR LA BRISA

Lo cuenta así san Marcos, dice:

«En aquel tiempo llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:

-Y aquí empieza a soplar la brisa:

«Escuchen y entiendan todos. Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro, es lo que hace impuro al hombre.»»
«Y cuando, dejó a la gente y entró en casa, sus discípulos le pidieron que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿También ustedes siguen sin entender? ¿No comprenden, nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa a la letrina?» – con esto declaraba puros todos los alimentos-.
«Y siguió: «Lo que sale de dentro del hombre, eso si hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los pensamientos perversos: fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraude, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»»

(Mc 7 14-23)

LUZ PARA CAMINAR CON SEGURIDAD

Fíjate como por un lado, el Señor, a estos judíos que lo escuchaban -a nosotros también- nos da una libertad interior muy grande. Por ejemplo, respecto a este ámbito de los alimentos o de la creación de las cosas, de la naturaleza puesta por Dios, maravillosa. Esto es brisa que reconforta el corazón, que da luz para caminar con seguridad.

Al mismo tiempo el Señor es súper claro y exigente en lo que dice. Fíjate en la enumeración que se manda el Señor, de los actos que hacen impuro, que dañan al hombre. Hace una enumeración súper extensa, súper precisa, muy detallada.
El Señor no era un inocentón, no era… -cómo decimos aquí en Chile: como “Pajarón”. No, no, el Señor es súper aterrizado. Con una mirada muy positiva y animante, pero al mismo tiempo muy franca, muy directa.
Pero esto, a estos judíos que lo escuchaban, a está gente que escucha estas explicaciones, les da mucha libertad interior, les da mucha fuerza para caminar, les da seguridad y los impulsa también a andar por caminos que van hacia Dios, que construyen alrededor, a la gente que los rodea. ¡Claro que sí! Y a nosotros también.

NUESTRA VIDA ESTÁ EN NUESTRAS MANOS

Y quizá un aspecto en el que podemos hacer oración en estos últimos minutitos que nos quedan; “esto que dices Tú, Jesús, ahora que estamos haciendo oración, que Tú, Señor dices: no se preocupen tanto por lo que comen o dejan de comer, preocúpense de lo que sale del corazón.”
¡Y es verdad! Bueno, esto lo han captado los pensadores, también muchos pensadores anteriores a Jesús, los que se han dedicado a la ética, es decir; a estudiar cómo funcionan los actos humanos. ¿Qué es lo que nos hace bien? y ¿Qué es lo que nos perjudica?
Este punto, de que, en alguna medida, en buena medida, nosotros los seres humanos, los hombres, tenemos nuestra propia vida en nuestras manos. Es decir, con nuestras elecciones, con nuestras acciones nos vamos dando forma a nosotros mismos.
Podemos elegir. Aunque hay un montón de cosas que no podemos elegir; nuestra lengua materna, por ejemplo, el lugar o el momento en que nacemos, el color de nuestros ojos, hay montón de cosas que no elegimos, que recibimos…

CADA UNO DE NOSOTROS PUEDE ELEGIR

Pero hay un montón de cosas, cosas importantes que están en nuestras propias manos. Cada uno de nosotros puede elegir, si ser un hombre “amable o tirante”, en las relaciones.
Cada uno de nosotros puede elegir: si decir la verdad y construir un mundo al construir un corazón, mi propio corazón, que sea un corazón amante de la paz y de la verdad o no.
Nosotros nos elegimos, nos vamos eligiendo, nos vamos formando, vamos dejando huella en el mundo, por supuesto. Pero en nosotros mismos en primer lugar, con cada una de estas elecciones, de nuestras acciones.

libertad
Y, si “costando más” o “no costando”, digo la verdad, eso deja una huella buena, bonita, una forma verdadera en mi alma. Y si me voy por el camino de la mentira, no solo produzco daño a mi alrededor, también me hago daño a mí mismo, no solo digo una mentira, me hago mentiroso.

TÚ AMAS NUESTRA LIBERTAD

Y al revés, cuando soy amable, no solo siembro a mi alrededor alegría, paz, sino que, por supuesto, pongo amabilidad en el mundo cuando soy amable; pero también me hago a mí mismo amable.
Es verdad esto que nos dice el Señor; “Señor, Tú amas tanto nuestra libertad, que de verdad pones nuestra propia vida, mi propia vida, Señor, me la pones en las manos. Cada uno dice: -Sí, pero…
Por supuesto que somos libres, y podemos hacer tantas cosas por nosotros mismos, esto es una llamada a la responsabilidad, pero también, lo primero es: la fuerza, la vida, la gracia que nos viene de Dios.
“Sin Ti, Señor, como nos decías Tú en la última cena, necesitamos estar unidos a Ti, racimos unidos a la vid.” Para hacer cosas buenas necesitamos la gracia de Dios. El Señor nos la da abundantemente.
Así lo dice en el Evangelio de san Juan:

“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.”
(Jn 10,10)

DARLE GRACIAS AL SEÑOR

Y uno ve la abundancia en Cana, en el vino; y uno ve la abundancia en la multiplicación de los panes y de los peces. La ayuda del Señor no nos falta, al revés, es sobreabundante, es maravillosa.
Como la pesca milagrosa, en el capítulo 5 de san Lucas, el Señor siempre es así. En Cana, en la pesca milagrosa, en la multiplicación de los panes y de los peces, en la misericordia cariñosa, maravillosa con el buen ladrón, con la mujer adúltera, con todos nosotros también.
Quizá podemos terminar la oración, aparte de contemplar estas cosas; dándole gracias al Señor, y decirle:

A MANOS LLENAS

“Señor, ayúdame a estas dos cosas: -primero, a recibir Tu gracia, porque la necesito, especialmente en la Eucaristía, especialmente en la confesión, especialmente en estos ratos de oración. Recibir Tu gracia, porque la necesito y me la das abundantemente a manos llenas.
También Señor. ayúdame a tomar las riendas de mi propia vida, con el examen de conciencia de cada noche, también con una lectura espiritual que me va dando cultura interior, cultura espiritual, y voy aprendiendo cosas, con una dirección espiritual, un acompañamiento espiritual sencillo y también lleno de sabiduría.
Señor, que yo también vaya haciendo acciones buenas, construyendo, formando en mi con la ayuda del Espíritu Santo o colaborando con el Espíritu Santo un verdadero cristiano.”


Citas Utilizadas

1Re 10, 1-10

Sal 36

Mc 7, 14-23

Reflexiones

Señor, yo necesito de Ti, ayúdame construir mi vida con la sabiduría del Espíritu Santo, que sepa usar la libertad que Tú me das, y pueda tomar las decisiones de cada día para construir un mundo mejor para mí y para los que me rodean.

Predicado por:

P. Juan

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