Carlos Vázquez, escritor de este blog y parte del equipo de “Un amigo de escucha”, dejó hace pocos días esta tierra para entrar ¡por fin! a la casa del Padre. Su testimonio durante su breve enfermedad nos puede inspirar en un rato de oración para encontrarnos con Jesús.
El tesoro de sus frases
Hay un refrán que dice “Por la boca muere el pez”, lo que es muy cierto pues alguna vez nos puede haber pasado que después de hablar nos hemos arrepentido por largo tiempo. Carlitos, como le llamábamos, solía decir frases que como flechas atravesaban el alma…, pero para bien.
“Deseo que estos días que inician el nuevo año los reciban amigos y familia con una esperanza renovada en los planes de Dios, en encontrar el propósito y misión de vida que los llevó a ser creados y no contentarse con cumplir el “check list” de lo que se nos dice es la vida, sino, más bien, encontrar el nuestro propio, ese que hará retumbar corazones y naciones para la gloria de Dios”. Y tú
¿has pensado cuál es el propósito de tu vida?
¿piensas, alguna vez, que esos dones que Dios te ha regalado tienen una misión?
Proceso de conversión
No fue siempre un hombre dedicado a las cosas de Dios, al contrario era uno de los más empedernidos fiesteros de la ciudad. Su gran capacidad musical y su fino sentido del humor le convertían en el invitado ideal para cualquier reunión social. Le gustaba el buen licor y sobre todo la buena compañía. Tenía muchísimos amigos y amigas.
Pero hace más de dos años algo empezó a cambiar. Su preocupación por los demás se fue haciendo más profunda. Trabajó en varios proyectos sociales, como la ayuda a la Fundación General Ecuatoriana, o directamente se involucró en montar un albergue para los hermanos venezolanos que no tenían dónde vivir. Ayudó a montar el proyecto Kana dónde varios chicos jóvenes explicaron, en un cine de Quito, su proceso vocacional, con un formato de charlas TED. Entre otras cosas.
Empezó a ir a Misa varios días entre semana. A rezar con más fuerza, a ser más constante en el acompañamiento espiritual.
Cuando llegó la enfermedad le encontró con una disposición distinta. Fue muy natural el agarrarse de la mano de Dios.
La Caridad cura el alma.
Durante su vida, Carlos, como tú y como yo, buscó y desarrollo una vocación de servicio a los demás enorme. “En verdad os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aún los más pequeños, a Mí me lo hicisteis”, Mt 25,40 y Carlos se lo tomó en serio.
En estos últimos meses, ya enfermo, se comprometió en varios proyectos sociales. Participó activamente en el grupo de 10 minutos “Un amigo te escucha” oyendo con alegría a tantos hermanos que durante este año se sintieron solos, afectados por todas las consecuencias del covid, o que simplemente querían conversar. Carlitos llegó a escribir “la caridad cura el alma” y esta es una verdad como una catedral.
Solo mirar a otros -al cónyugue que desea que lo mimen, al compañero de trabajo que quiere hablar de una situación que lo inquieta, a esa amiga que necesita un servicio- siembra en el alma una paz y alegría inmensa.
¿Por qué sucede esto, que es al revés de la invitación que nos hace el mundo?
Simplemente porque ahí está la voluntad de Dios, en esos actos de servicio heroicos hechos cada día con una sonrisa, nos convertimos en hijos de Dios. Como contraparte Dios nos regala alegría en abundancia, nos multiplica el tiempo, nos da gracias sobrenaturales y materiales. Dios es buen pagador y Carlos lo descubrió y lo quiso compartir con todos. Como ven generoso hasta el final.
Pensemos en este rato de oración, en como estamos en nuestra caridad con los demás. Quizás este palabras y el testimonio de Carlos te puedan ayudar a concretar algún propósito para afinar en el trato con los demás. ¿Qué piensas?
Te dejamos uno de los escritos de Carlos Vásquez aquí:
Deja una respuesta