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Andrea Convers

Colombiana, Administradora Financiera

4 min

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá – Patrona de los Colombianos

Estamos en Chiquinquirá, cumpliendo de modo filial el deseo de nuestro Padre, que manifestó más de una vez, de venir a rezar a este Santuario. Sé que hace muchos años comenzó a tener devoción a la Santísima Virgen en esta advocación de Chiquinquirá. Pero no pudo venir aquí. Lo que nuestro Padre no realizó en la tierra, queremos hacerlo nosotros en su nombre, como buenos hijos suyos …  Estamos aquí, a tus pies, en nombre de todas y de todos los que forman parte del Opus Dei en el mundo entero, para ofrecerte cuanto somos y cuanto hacemos, todo lo que deseamos. Y lo que queremos es cumplir la Voluntad de tu Hijo. (Beato Don Alvaro del Portillo)

Este 9 de julio será la ceremonia de Entronización de la Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en los jardines de Ciudad del Vaticano, en el marco de su aniversario 102, como reina y patrona de Colombia.

Cuenta la tradición que entre los primeros conquistadores del Nuevo Reino de Granada, Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, era especialmente devoto de la Virgen del Rosario.

Por este motivo construyó en el pueblo de Suta su dormitorio y una pequeña capilla. Deseando poner en ella una imagen de la Madre de Dios, entonces solicitó al fraile dominico Andrés Jadraque una imagen de la Virgen María. Fray Andrés, fue a Tunja y convino con Alonso de Narváez, que le pintara una copia de la imagen de la Virgen María.

La pintura la hizo en un lienzo de algodón de 1,26 x 1,13 cm, tejido por los indios, utilizando mezcla de tierra de colores y zumo de yerbas y flores.Como en el lienzo sobraba espacio, Alonso pintó al lado derecho a san Antonio de Padua, fraile franciscano, por ser el nombre del encomendero; al lado izquierdo pintó a san Andrés, apóstol, por ser el nombre del fraile que lo agenciaba.

El encomendero pagó por la pintura $ 20 pesos.   La imagen la ubicaron en la capilla pajiza de Suta, donde fray Andrés catequizaba a los indios de la región, el lienzo se acomodó en un bastidor de madera y lo expuso en el altar de la capilla.

Tras la muerte de Santana, su viuda se trasladó a Chiquinquirá entre los años 1577 y 1578.  La imagen  se llevo a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, una habitación que un tiempo atrás había sido usada como oratorio.

Un nuevo comienzo

Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla, España.

La señora reparó el viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla la deteriorada pintura de la Virgen del Rosario.

El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo.

En ese momento Isabel gritó a María «mire, mire Señora». Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores. Sin explicaciones, los colores y su brillo original reaparecieron, mientras que los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido.

Con este sorprendente episodio se inició la devoción a la Virgen de Chiquinquirá. El cariño de los hijos no ha parado de crecer.

El 9 de julio  celebramos la fiesta de esta advocación, que fue proclamada Patrona de Colombia por el Papa Pío VII en 1829. En 1919 fue coronada canónicamente luego que el Papa Pío X firmara el decreto.

El Santuario de la Patrona de Colombia es visitado como cada año por miles de fieles; en especial durante esta fecha. En este recinto se encuentra el lienzo con la imagen, custodiada por los dominicos.
Don Alvaro del Portillo

El Beato Álvaro del Portillo, y su viaje a Colombia

En 1983 el hoy Beato Álvaro del Portillo, durante su viaje a Colombia visitó el Santuario, cumpliendo así un deseo de san Josemaría.  Una vez en la Basílica de Chiquinquirá, Don Álvaro rezó el Rosario y terminado el rezo, se sentó y, mirando al cuadro de la Virgen, hizo su oración en voz alta:

Estamos en Chiquinquirá, cumpliendo de modo filial el deseo de nuestro Padre, que manifestó más de una vez, de venir a rezar a este Santuario. Sé que hace muchos años comenzó a tener devoción a la Santísima Virgen en esta advocación de Chiquinquirá. Pero no pudo venir aquí. Lo que nuestro Padre no realizó en la tierra, queremos hacerlo nosotros en su nombre, como buenos hijos suyos …  Estamos aquí, a tus pies, en nombre de todas y de todos los que forman parte del Opus Dei en el mundo entero, para ofrecerte cuanto somos y cuanto hacemos, todo lo que deseamos. Y lo que queremos es cumplir la Voluntad de tu Hijo.

Terminada su oración personal, se dirigió nuevamente al altar del Santísimo, para despedirse de Nuestro Señor. Antes de salir de la Basílica, encendió cuatro velas a la Virgen; mientras las prendía, fue enumerando las diversas intenciones.

Ver 8 de mayo: quinto día de la visita de Don Álvaro a Colombia

San Juan Pablo II

San Juan Pablo II

En 1986, San Juan Pablo II visitó la Basílica y consagró Colombia a la Virgen María, pidiendo que conceda “el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos”.

El 26 de diciembre de 1998, la bajaron de su trono para la fiesta de “Los Siete años”.

El 9 de julio de 1999, fue llevada a Bogotá, para presidir la oración por la paz, donde es condecorada con la Orden del Congreso en el grado de Gran Cruz extraordinaria; regresa el 12 de julio.

El 25 de diciembre de 2005, fiesta de Los Siete Años, fue llevada al Parque Juan Pablo II, de allí al templo de la Renovación y el 26 regresó a su trono.

2 de septiembre de 2017, la Virgen se traslada nuevamente hacía la capital de Colombia, a la Catedral primada en Bogotá para la visita del Papa Francisco.

En el documental Tierra de Gracia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, podemos ver mejor su linda historia has Click aquí para verlo.

Oración a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá

Ruega por nosotros ahora. Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios, rencores y la reconciliación de todos los hermanos.

Que cese la violencia, que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.

Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad.

 Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz.

Sé para nosotros puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que juntos podamos glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Amén.


Escrito por

Andrea Convers

Colombiana, Administradora Financiera

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