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P. Javier

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7 min

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SERVICIO DE JESÚS

Jesús nos muestra el secreto para ser felices y el liderazgo que da el servicio.

SERVIR ES AMAR

En estos 10 minutos de oración con Jesús, en medio de esta pandemia, vamos a seguir el Evangelio de san Juan, sin dejar de pedir por toda la gente afectada: por los enfermos, por los que se nos han marchado al Cielo, por las familias que han tenido que sufrir esas pérdidas, por toda la gente que cuida de los enfermos y que tiene tanto temor al contagio, por todos los que estamos afectados económicamente por esta pandemia.

Pidámosle a Jesús al empezar este rato de oración, que alivie nuestros dolores, que como Él nos dijo:

“Traigan a mí todos sus pesos cuando estén agobiados, vengan a mí y yo les ayudaré a llevar esa carga”

(Mt 11, 28).

Dice el Evangelio de san Juan, que es muy cortito hoy:

“Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: —En verdad, en verdad les digo: El criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que saben esto, dichosos ustedes si lo ponen en práctica. 

No lo digo por todos ustedes; yo sé bien a quienes he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: El que comparte mi pan, me ha traicionado. Les digo ahora antes de que suceda, para que cuando suceda crean que soy yo. En verdad les digo que el que recibe a quien yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado”

>(Jn 13, 16-20).

Jesús con este Evangelio nos recuerda que el secreto del servicio es el amor, y eso es lo que conduce a la felicidad: el servicio.

JESÚS LAVA LOS PIES A SUS DISCÍPULOS

El liderazgo de Jesucristo es un liderazgo que lleva hasta la plenitud del servicio. El Señor por un lado lo va a ejecutar con sus obras. Pensemos que, en la etapa final, en la Última Cena, Jesús se levanta de la mesa, echa agua en una jofaina, se quita el manto, se ciñe la toalla, y comienza a lavar los pies.

El Señor está a punto de culminar su vida y, ¿qué es lo que hace? Un acto de servicio. Nos marca el camino:

“El que quiera ganar su vida, la perderá”

(Mt 16, 25),

el que quiera ser feliz, tiene que servir, tiene que ponerse de rodillas, como yo me estoy poniendo de rodillas delante de cada uno de ustedes para servirlos.

Por eso le pedimos al Señor que nos ayude a grabar con fuego esta lección en nuestro corazón. Jesús lo va a hacer de una manera muy gráfica, de una manera tremendamente pedagógica, que es lavándole los pies, uno a uno, a los discípulos, incluso a Judas.

Jesús no deja de lavarle los pies a Judas, a pesar de que lo va a traicionar, y a pesar de que lo sabe.

SERVICIO DE JESÚS
SERVIRLES

Ha de haber sido bastante impresionante ese momento para Judas, me imagino que para el Señor también, en el cual le estaba lavando los pies, mirándolo, tratando de conectar con Judas y viendo de alguna manera el modo de ayudarlo para que se arrepintiese, para que diese atrás en su decisión, para que salga de ese pozo brutal en que se había metido, del cual va a salir muy mal, porque terminará suicidándose, de la peor manera, en la peor desesperación.

Hasta el punto de que Jesús le dijo:

“Más [te] valdría no haber nacido”

(Mt 26, 24),

¿no? Una cosa durísima y que entraña mucho misterio. Sin embargo, el Señor, a pesar de que no se lo merece, no deja de lavarle los pies.

Con esto nos está enseñando muchísimo a nosotros: por un lado, que lo más importante de nuestra vida es el servicio; que hemos sido creados para amar y ser amados, y que el amor es igual a servir. Y servir en concreto, servir en las cosas reales de la vida. Cada uno de nosotros tiene que estar muy seguro de sí mismo para poder hacer estas cosas.

Jesús, en el momento decisivo para el que se ha preparado toda la vida, para la Cruz, hace esto, este tipo de acciones que es lavarle los pies a los discípulos, servirlos.

SERVIRNOS UNOS A OTROS

Por eso después dirá:

“Ustedes también tienen que hacer lo mismo que yo, tienen que lavarse los pies unos a otros”

(Jn 13, 14),

tienen que servirse unos a otros. En esto verán los demás que son discípulos míos, en cómo se aman. Amar es servir.

Por eso, le pedimos a Jesús que grabe a fuego en nuestro corazón esta lógica del servicio, porque ésta es la lógica que nos permite a nosotros, de alguna manera, crecer en el parecido con Jesús. Nos permite ir pareciéndose más, y más, y más cada día a Jesús, transformando nuestro corazón en el corazón de Dios.

Necesitamos que Jesús nos enseñe a servir. Por eso lo miramos, y miramos este gesto increíble que ha tenido con sus discípulos de arrodillarse y lavarles los pies uno por uno, sin prisas. Para que se les grabe a fuego.

SERVICIO DE JESÚS
VOLVER A CONFIAR

Me imagino lo fuerte que habrá sido para ellos este momento en el que su Señor, su Rabí, su Maestro, se pone de rodillas para lavarles los pies. Les debe haber impresionado mucho a los discípulos, ha de haber habido un silencio tenso, no han de haber entendido mucho por qué estaba haciendo eso Jesús.

Confiaban en Jesús ciegamente, y por eso lo dejan hacer. Pedro es el único que se va a quejar, le dice que no, que no le lave los pies, pero Jesús le dice:

“Si yo no te puedo lavar los pies, no vas a tener parte conmigo”

(Jn 13, 8).

No vamos a poder hablar el mismo idioma, no me vas a entender, no vas a ser parte de mi grupo, de mi tribu, de los que me entienden, de los que hablan en mi idioma. Y Pedro accede, vuelve a confiar.

Pero Jesús nos marca la cancha con esto, nos pone una meta bien concreta que es:

“Sírvanse los unos a los otros”

(Ga 5, 13),

como yo los he servido. Y los he servido hasta el extremo.

Voy a dar mi vida por ustedes, voy a morir clavado en una cruz por ustedes, me voy a desangrar por ustedes, me voy a asfixiar por ustedes; voy a padecer la flagelación en mi cuerpo, no va a quedar un centímetro en mi cuerpo sin dolor, sin sufrir; voy a transpirar sangre del dolor…

Pero es para servirlos a ustedes, y por eso lo antecede con este lavatorio de los pies, para que se les grabe a fuego que no hay amor más grande que dar la vida por las personas que amamos.

TERMINAR EL DIA CANSADOS DE AMAR

Y damos la vida en lo concreto, en lo cotidiano, en el día a día; tratando de servir a las personas que están alrededor nuestro, procurando hacer que su vida sea más amable, más agradable.

Desde levantar los platos, lavar, ayudar a contenernos en esta pandemia en la que todos estamos un poco más tensos porque tenemos que padecer este encierro, y toda esta serie de limitaciones; procurar asistirnos, procurar llamar por teléfono a las personas que tengamos que llamar, a las que podamos ayudar de alguna manera…

Un montón de cosas concretas tiene este servir permanentemente. Tenemos que llegar a la noche cansados de haber servido mucho, cansados de amar.

Por eso necesitamos que Dios nos dé fuerzas. Necesitamos de ese Pan de la Vida, aunque sea a través de la Comunión Espiritual, pedirle fuerzas a Dios para servir mucho, para servir, máximamente, a todas las personas que podamos. Y para esto llegar cansados.

SERVICIO DE JESÚS
NUNCA ES SUFICIENTE

Tenemos que pensar, detenernos, repasar esa lista de gente de la cual, de alguna manera, nos hemos hecho cargo en la vida. Son cientos, cientos de personas, que se han cruzado con nosotros en el camino de la vida, y todos los días podemos hacer un montón de cosas.

Nadie puede decir: -No, ya está; ya hice suficiente. ¡No! podemos hacer un montón de cosas, hay muchísima gente a la cual podemos ayudar un poquito más. Si tenemos este detalle, si compartimos este dato, si compartimos esta broma, este video, este pensamiento; si llamo, si escucho; si lavo, si hago un montón de cosas en la vida doméstica para que los demás estén mejor, desde la limpieza de la casa hasta las cosas que tienen que ver con la comida, pasando por ese sinfín de cosas pequeñas que implican el servicio.

En casa estamos en pleno otoño y todos los días se juntan tantas hojas que parece que no hubieran barrido nunca. Todos los días hay que barrer. Y es una tontería, una cosa pequeña, pero hay que aprender a servir con esas cosas pequeñas, una y otra vez.

EL SERVICIO ES LO QUE CUENTA

Todos tenemos montones de ocasiones de servicio y estas son las ocasiones en las que demostramos el amor. Por estas cosas Dios nos va a juzgar: seremos sopesados por el amor que hayamos tenido.

Valemos lo que vale nuestro servicio, seremos pesados en una balanza que lo que va a pasar no son, por supuesto, nuestros billetes, nuestras virtudes, ni nuestros éxitos, ni nuestros títulos, ni nuestras metas académicas. Va a pesar el amor con que hemos amado, el amor con que hayamos vivido nuestra vida; eso será lo que cuente.

Por eso le pedimos a Jesús que nos ayude a servir con eficacia. Que así sea.


Citas Utilizadas

Hch 13, 13-25

Sal 88

Jn 13, 16-20

Reflexiones

Señor, que sepa amar a los demás sirviéndoles siempre.

Predicado por:

P. Javier

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