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P. Juan Carlos

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SER OVEJA Y NO CABRITO

Ser verdaderamente apóstoles buscando el bien del prójimo, dando de comer al hambriento espiritual y de beber al sediento de Dios.

TIEMPO DE PREPARACIÓN

Nos estamos preparando para la Semana Santa a través de esta Cuaresma. Hoy lunes, de la primera semana de Cuaresma, la Iglesia nos propone un texto que es más bien apocalíptico. <

Es una conversación que tiene Jesús con sus discípulos en donde les dice:

“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Y todas las naciones reunidas en su presencia y separará a unos de otros como el pastor que separa a las ovejas de los cabritos”

(Mt 25, 31-32).

Todos tenemos este texto bastante fresco pero me interesa meternos un poco en esta división que hace porque Jesucristo es súper claro hay que diferenciar las ovejas de los cabritos.

A veces en el buenismo con el que siempre vemos las cosas; cuando uno va a un velorio lo primero que te dicen es: “pobrecito este era un buen hombre y seguramente está en el cielo, en un mejor destino…” Siempre se habla como si dieran por sentado que las almas, todas, se salvan con la mínima cosa que uno hace aquí en la tierra, ya tiene asegurado el cielo.

El Señor aquí más bien pone con claridad hay unos que son los cabritos y otros que son sus ovejas. La diferencia no es por haber vivido muy bien la pureza o haber portado con entereza su fe y unos por haber demostrado su fe a través de una presencia constante en las Iglesias o el rezo de determinadas prácticas. Ninguna de esas cosas aparece.

¿OVEJA O CABRITO?

Es clarísimo que la diferencia entre ser un cabrito o ser una oveja es en el trato con el prójimo:

“Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; Estaba al paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso y me vinieron a ver.

En cambio los cabritos hacen justo lo contrario,  no les atienden:

Aléjense de mí, vayan al fuego eterno. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber. 

Y a la vez preguntarán eso:

Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo,  enfermo o preso y no te hemos socorrido? 

Y Él les responderá:

Les aseguro: que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo. Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”

(Mt 25,35-46).

Señor, todos los que hacemos este rato de oración si tenemos algo claro es que queremos estar con los que van a la vida eterna, con los justos; y queremos ser contados entre los justos.

Sabemos que el camino a veces no es fácil para ser contados entre los justos pero que es claro lo que tenemos que hacer; dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, atentos a los que están enfermos, a los que están presos. y eso quiere decir volcarnos con los que están a nuestro alrededor.

Ser ovejas

BUSCAR Y AYUDAR

El Señor no se deja ganar en generosidad. Cuando nosotros hacemos estas cosas, Él automáticamente nos va dando más posibilidades de proteger más al prójimo, de estar más atentos a los demás.

El otro día fui a visitar a unas monjitas y en la puerta de entrada de las monjitas estaba una indigente que estaba desde muy temprano en la mañana. Yo llegué y me parque justo al frente. Me llamó la atención , la mujer tenía un cachorrito.

Estaba ella comiendo de una tarrinita y luego le daba de comer una cucharada a ella, otra cucharada el perrito, una cucharada de ella, otro el perrito. Y al final le dio para que lama el perrito todo lo que quedaba. Había tanto cariño, tanto amor, que a mí me llamó mucho la atención.

Yo creo que esto es para todos llamativo. Porque ahora hay esta sensibilidad con los animales; pero hoy, tú y yo, tenemos que hacer exactamente lo mismo con toda la gente que lo necesita.

A veces, efectivamente, hay que tener esa sensibilidad de buscar a las personas que más lo necesitan. Tal vez están en la calle, tal vez son migrantes que les ha tocado algo más duro o tal vez son personas que han vivido una adicción y eso ha terminado con todas sus fuentes de ingreso,  se han peleado con la familia y están en situación de calle.

SER MEJORES PERSONAS

Efectivamente esas personas necesitan atención, por supuesto. Pero también hay otras personas que están hambrientas y sedientas de la Palabra de Dios, que necesitan quien les explique estas cosas y quién con esa delicadeza vaya enseñándoles en su vida la caridad y que estar cerca de Dios nos lleva a ser personas que dejan pasar los momentos o las situaciones un poco más duras, que se esfuerzan por vivir con más delicadeza hacia los demás.

Por supuesto eso es dar de comer al al hambriento que está realmente con ganas, aunque no lo saben, de conocer a Dios. Cuando ven actitudes despóticas o actitudes de ira o de poca misericordia, eso no es atractivo. Estamos viendo una etapa de la historia de la humanidad en donde tenemos que aprender a ser  más atractivos también para los demás. No es cumplir a rajatabla la Ley sino que es pensar en cómo ser mejor para que los demás también se acerquen a Dios. A veces eso implica cosas fuertes y renuncias más duras en la vida propia.

Estaba leyendo un libro, en mi curso de retiro, que se llama: “El santo alejamiento del mundo”. Es la historia del Monasterio del Carmen del Espíritu Santo en Riobamba (que es una ciudad del Ecuador).

Me llamó mucho la atención porque es la vida de una persona que se dedica completamente a Dios; con su familia construyen el Monasterio de Riobamba y luego el de otra ciudad que se llama Ambato.

limpios

UNA MIRADA PENETRANTE

Cuenta ella muy al principio del libro que estaba una vez en su casa en Quito (sus padres tenían muchos bienes materiales y entonces le habían regalado a ella una casa en Quito) en el balcón y de repente vio pasar un hombre que se le quedó mirando fijamente.

“Y esa mirada, dice ella, me turbó internamente y se me quedó impresa en el corazón, archivada en mi memoria. Y luego dice: ¡Oh misterios y miserias del corazón humano! Aquella noche no pude ni dormir, esa mirada penetrante me seguía desbordando mi ser.

Muy pronto se establecieron relaciones mutuas de amistad y mi corazón quedó cautivo, esclavizado. Por el momento me espanté, comparando mis deseos de consagrarse a Dios (porque ella estaba pensando ser monja) con los que sentía en ese momento. 

Este ídolo de mi corazón funesto que jamás había sentido ningún afecto de esta clase, ese cariño en mi, primero para un hombre, fue enorme. Y ese hombre era un caballero católico”. 

NUESTRAS PROPIAS LUCHAS

Al principio ella pensó que estaba soltero pero después le confirmaron que estaba casado y además como una mujer virtuosa y distinguida. Claro se complican las cosas y el demonio mete ahí su cola pero ella termina dejándolo todo y siguiendo al Señor después de hacerse mucha violencia interna.

Y yo pensaba, muchos no estaremos en las mismas situaciones de que nos tiente una cosa así. Pero sí tendremos unas tentaciones de portarnos con ira o pensar que una situación es muy injusta y quedarnos callados o ser toscos en una relación que deberíamos tener más delicadeza.

Cada uno tiene sus propias tentaciones y nosotros para ganarnos el cielo y estar entre estas ovejas, como lo dice el Señor con claridad, tenemos que aprender a ser buenas personas en todo sentido. Y para dar de comer al hambriento y beber al sediento, debemos ser atractivos.

Tenemos que luchar contra nuestras inclinaciones naturales a ser agresivos o iracundos; o a quedarnos callados o generar cualquier tipo de barrera entre los demás y yo.

<Señor Jesús, hoy que estamos haciendo este rato de oración, te pedimos que nos ayudes a darnos cuenta qué cosas debemos cambiar en nuestra vida para poder ser mejores embajadores Tuyos.

Ser mejores apóstoles, estar en el grupo de las ovejas y que podamos traer a muchísimas almas para que también puedan gozar de todas estas cosas Tuyas. Que haya muchas personas que sean ovejas Tuya, Señor.
María

LA PRESENCIA DE LA VIRGEN

Muchos que te den alegrías porque den de comer al hambriento, de beber al sediento, que estén pendientes de los que más lo necesitan. Sean personas que han nacido así o sean personas que están a nuestro alrededor o personas cercanas, a las que tal vez no tenemos tanto acceso, pero que nuestra vida sí que les influye.

Nuestra Madre, la Virgen María, nos ayudará en este cometido Ella es la primera. También durante mi curso de retiro, le di bastantes vueltas a eso porque hay muchos escritos, especialmente de un santo que se llama San Francisco de Sales.

Habla mucho de cómo es la presencia de la Virgen con las almas del purgatorio y cómo los santos reciben esa ayuda de la Virgen, concretamente, para mejorar en su vida interior.

Hoy acudimos a Ti, Virgen Madre, para pedirte que nos ayudes a ser mejores cristianos. Que al final cuando nos tenga que juzgar Cristo, en el juicio particular y luego por supuesto en el juicio final, se alegre de juzgarnos porque nos hemos esforzado toda nuestra vida por ser siempre de sus ovejas.


Citas Utilizadas

Lev 19, 1-2. 11-18

Sal 18

Mt 25, 31-46

Reflexiones

Madre mía, pedimos tu ayuda para ser mejores cristianos. 

Que tu Hijo se alegre por que ha contado con nosotros y hemos luchado por ser de sus ovejas.

Predicado por:

P. Juan Carlos

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