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P. Santiago

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ALI AGCA

Hoy Jesús, nos planteas dos cosas que parecen imposibles: “Amar a los enemigos; y sed perfectos como el Padre celestial”. Alguna vez el amor de Dios se tiene que manifestar a los demás en muestras extraordinarias de amor; y no será nuestro amor, sino el suyo, con mayúsculas.

“Hoy, Jesús, nos planteas dos cosas, que sinceramente, desde el punto de vista humano parecen difíciles de hacer, imposibles casi.”
¿Cómo puedo hacer esto que me pides? Me refiero a, primero: “Amar a los enemigos” y después: “A ser perfectos como el Padre Celestial es perfecto.”
“Señor, esto es humanamente imposible.” ¿Cómo voy a ser perfecto como el Padre? Sabiendo que noto mi fragilidad, mi debilidad, mis miserias.
¿Cómo voy a poder amar a los enemigos? Si es que me quieren hacer el mal. Pero bueno, siempre hay que mirar a Jesús que es nuestro modelo.

¡SUS CORAZONES CAMBIARÁN!

Y si Jesús dice que podemos, ¡Él no nos engaña! No es que solamente nos lo diga por decirnos y nos haga barra… Sino que confía en que con su gracia y con su ejemplo lo podemos hacer.
El Evangelio de hoy dice así:

«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?…
Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
(Mt 5, 43-48)

“Señor, por nuestra vida pasa mucha gente, y unos nos quieren y otros no. O por lo menos eso parece por sus actos.
Pero Tú, sí que quieres que todos sientan la cercanía del Padre, a través de nosotros, y así sus corazones cambiarán. Y ahí está la clave: ¡sus corazones cambiarán!”
No es fácil querer a los que no nos quieren y peor aún, a los que nos hacen el mal. ¡Es que Jesús, el enemigo me puede matar! O como se dice popularmente: ¡Me puede apuñalar por la espalda!
Por eso es necesario rezar y pedir ayuda a Jesús, a Ti, Señor, pedirte ayuda: “Dilátanos el corazón, para que quepan todos, hasta que pueda amar incluso a los que me hacen mal, a los enemigos.
Y en esta oportunidad, Señor, me voy a poner del lado de la persona que recibe ese perdón y ese amor.”
Para que se entienda, me quiero poner del lado del malo, del enemigo. Por ejemplo, no sé si este ejemplo sea muy acertado, me puedo equivocar: Un matrimonio, una infidelidad, y él o ella deciden perdonar…

perdón, ali agca

UN AMOR QUE ES ETERNO

La persona que recibe el perdón dirá: ¡Esto no es de este mundo! Con esta moneda no pagan aquí en la tierra.
Esto me habla de un amor que es más grande, de un amor que es divino, de un amor que es eterno.
Yo, que soy el enemigo me encuentro con que recibo ese amor, y esto me cambia, me transforma.
Cuando una persona descubre esto, se abre a un amor que no es de este mundo, que es divino, que es eterno.
Hay muchos ejemplos de este amor:
Ahora se me viene a la cabeza la mirada del Padre Pino Puglisi a su asesino, que de hecho lo mata, pero la última mirada: “una sonrisa”.
Y decía el asesino, que no se podía sacar esa sonrisa de la cabeza, y que eso le hizo cambiar de vida.
O la señora que, en la visita a Colombia, le contó al Papa Francisco, que había recibido en su casa al asesino de su hijo, ¡un testimonio tremendo!
Y quizás, la más conmovedora, pues el perdón del Papa Juan Pablo II a Mehmet Alí Agca, quien le disparó en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981.
Dos días después, el Papa ya consciente en la clínica dice: (y esto lo cuentan los medios de comunicación) «Rezo por el hermano que me ha disparado, a quien sinceramente he perdonado.»
En mayo de 1983, o sea dos años después, el Papa visitó a Alí Agca en la cárcel y le regaló un rosario, y después comentó: “Las cosas sobre las que conversamos se mantendrán en secreto entre él y yo, hablé como con un hermano al que he perdonado, y quien tiene toda mi confianza.”

“Todos necesitamos ser perdonados por otros, entonces todos debemos estar listos para perdonar. Pedir y dar perdón es algo de lo que cada uno de nosotros merecemos profundamente.” (Juan Pablo II)

Esa amistad entre el Papa y Alí Agca continuó, cuando el papá cayó enfermo, por ejemplo, Alí Agca manifestó su dolor y su tristeza: “Estoy muy triste porque mi amigo está enfermo”.

ROSAS BLANCAS

Y el Papa muere, y Alí Agca recibe la libertad, queda libre, y muchos años después en el 2014 fue a la Plaza de San Pedro por segunda vez en su vida…
La primera vez, para un trabajo no muy grato, porque era matar al Papa, era dispararle al Papa…
Pero esta vez va con unas rosas blancas, no con un arma sino con rosas, y las deposita sobre la tumba de san Juan Pablo II.
Ese hombre que fue capaz de perdonarlo, ese hombre que fue capaz de darle a Alí Agca, que pasara a través de él, el amor de Dios, el amor que él sintió de Dios.

ali agca, perdon

¡Y el amor tuyo Jesús es extraordinario! Cuando estás en la cruz y mueres, y el soldado romano dice:

“Éste verdaderamente era Hijo de Dios.”      (Mt 27, 54)

Y así quiere Jesús que sea nuestro amor, esta es la vocación que tenemos los cristianos: “hacer descubrir a otros que el amor de Dios es extraordinario.”
Si un amor no es extraordinario, pues no nos entusiasma. Y ese amor quiere pasar a través de nosotros.
Dice el Evangelio:

Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario?
(Mt 5,47)

Quedémonos con esta pregunta. “Señor. alguna vez me has pedido algo extraordinario? ¿Lo he hecho? ¿Será que puedo? ¿Cuándo?
¡Ahora! ¡Ahora! Si no es ahora entonces ¿Cuándo?
Vivir lo extraordinario es la dinámica de Jesús, es la dinámica del corazón de Dios. ¡No, Señor, no soy capaz! Cristo mío, Jesús de mi alma, siento rabia, dolor, humillación tremenda…
Es que es muy grande la afrenta, la humillación, la ofensa, tengo una herida enorme, sí, es cierto, pero es que es más grande y siempre lo será: “el perdón”:
“La verdad, Señor, es que si siento en mi alma el deseo de hacerlo, siento que mi alma arrastra a mi corazón a aceptar esa invitación tuya, esa llamada que me haces a perdonar, a amar”.

A TU IMAGEN Y SEMEJANZA

Siento que mi corazón es capaz de cosas muy grandes, mi alma es capaz de cosas muy grandes, porque mi alma está hecha a Tu imagen y semejanza.
“Y mirándote Jesús, si Tú pudiste, yo por qué no puedo, dame la luz para ver y la fuerza para querer, ¡Ven en mi auxilio! Permítenos sanar la tibieza de este mundo con el remedio del amor.”
Acudimos a nuestra madre, le pedimos que interceda por todas aquellas personas que necesitamos amar así, extraordinariamente, para que otros sientan el amor de Dios.


Citas Utilizadas

Dt 26, 16-19

Sal 118

Mt 5, 43-48

Reflexiones

Ayúdanos, Señor, y danos un corazón que sepa amar y perdonar siempre, que estas palabras con que nos has iluminado hoy, nos ayuden a hacer cada día tu santa voluntad.

Predicado por:

P. Santiago

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