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P. Rafael

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EN TODO AGRADECIDOS

Para iniciar el año con impulso, podemos mirar el año pasado con visión propia de los cristianos: agradeciendo por todo lo recibido y por lo que también en estos meses recibiremos.

Hace unos días, casi una semana, en mi casa dejaron un dulce en la mesa del comedor.  La idea era tomarlo en la mañana siguiente para el desayuno, porque esa era la mañana del Día de Reyes y resulta que no cabía en la nevera.
Pero, sabiendo que aquí en la casa tenemos un problema grave de hormigas (grave es grave) y previendo una catástrofe, lo que hicimos fue poner esa bandeja dentro de una trampa.
Era un plato hondo (un plato de sopa), lleno con agua.  En medio de esa piscina de agua pusimos un vaso y encima del vaso, estaba esta bandeja con este postre, este pan dulce para celebrar el Día de Reyes.  Lo que faltaba era poner pirañas en el agua.
Pero pasó lo que tenía que pasar… a la mañana siguiente, encontramos esa bandeja llena de hormigas.
Algunas habían fallecido en el intento, veíamos sus cadáveres ahí flotando en el agua boca abajo, más tiesas que chanclas de concreto…
La verdad es que no sabemos cómo llegaron hasta el dulce.  Capaz era una mutación, eran hormigas voladoras o eran primas de Spiderman, pero el hecho es que estaban plácidamente disfrutando de un dulce que, evidentemente, no era para ellas.
No estábamos dispuestos a renunciar tan fácilmente a ese desayuno, porque era un desayuno típico del Día de Reyes; ese era el día para comerlo, así que pacientemente fuimos sacando una a una las hormigas, intentando no hacerles daño.

DÍA DE REYES

Claro, alguna vez el daño fue inevitable, pero ellas se lo buscaron, porque acaso ¿no se enteraron esas hormigas de que estudios recientes demuestran que el azúcar es veneno? ¿No se dan cuenta de que al estar allí en ese plato perjudican a los demás; es decir a nosotros?
Ellas deberían de estar agradecidas de que alguien las saque de allí, porque se les está evitando una diabetes segura.
Pero no, evidentemente esas hormigas no estaban agradecidas, estaban seguramente malhumoradas, no entendían porque tienen cerebro de hormiga.  Ellas en lo que piensan es que alguien o que algo, injustamente, las está privando de ese maravilloso mundo de Willy Wonka; de la felicidad plena.
Eso es lo que entienden, porque tienen cerebro de hormiga.
Yo creo que este ejemplo tan sencillo nos ayuda a entender esa relación nuestra con Dios, porque nosotros también deberíamos estar muy agradecidos con todo lo que Dios permite y con todo lo que Dios, incluso, nos quita de nuestra vida.
Puede parecer una tremenda tragedia, pero es que tenemos nosotros también cerebro de hormiga.  Nuestra pobre cabeza, a veces, no da para más, pero eso Dios lo sabe, porque Dios es nuestro creador, nuestro fabricante.
Él sabe cómo funcionamos, incluso, mejor que nosotros y por eso Él nos brinda muchas veces su ayuda para que seamos agradecidos; una persona agradecida, una persona que tiene más fácil el camino para vivir como Dios quiere que lo vivamos.

SER PERSONAS MÁS AGRADECIDAS

oración

Por eso, Dios nos da su ayuda para que seamos personas más agradecidas.  A veces nos infunde una luz especial para que podamos ver las cosas como Él las ve; a veces permite que pase un tiempo, porque el tiempo es el mayor aliado de la verdad.
Con el tiempo nos damos cuenta de la verdad, de la bondad de Dios, de la misericordia de Dios, pero otras veces, Dios nos ayuda a ser agradecidos, prestándonos herramientas, prestándonos palabras, incluso, para que podamos agradecerle como es debido.
Por ejemplo, yo no sé si te has preguntado alguna vez por qué es tan fácil hacer nuestra oración usando los Salmos.  Una de las razones ya las dice san Pablo en su Carta a los Romanos, ahí dice claramente:

“Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras [inenarrables]”

(Rm 8, 26).

No sabemos orar como es debido y, de nuevo, Dios lo sabe.  Dios conoce nuestras limitaciones y, por eso, en la Sagrada Escritura que es precisamente Palabra de Dios, Él ha querido prestarnos sus palabras para que nosotros podamos dirigirnos a Él.
Así funcionan los Salmos.  Los Salmos son Palabra de Dios, palabras que Él nos presta para que la hagamos nuestra y podamos dirigirnos a Él mucho mejor en nuestra oración.
Por eso, rezar con los Salmos es tan fácil… estamos rezando con palabras que Dios mismo nos presta.
Encontramos palabras que están a nuestra medida para alabarle, para pedirle perdón, para agradecerle…

NO SE OLVIDEN DE LAS OBRAS DE DIOS

Hoy, por ejemplo, nos vienen muy bien estas palabras del Cielo por boca del salmista que leemos en la misa de hoy:

“No se olviden de las obras de Dios”

(Sal 77).

Esta es la respuesta que se utiliza en el Salmo responsorial de la misa de hoy y se repite esta frase como un ritornelo: “No se olviden de las obras de Dios”.  Se repite una y otra vez.
Lo repite la asamblea, precisamente para que no nos olvidemos de las acciones de Dios en nuestra vida.
Este Salmo nos viene muy bien porque estamos apenas empezando el año y, si nos hemos tomado la molestia de revisar la presencia de Dios en nuestras vidas este año que acaba de terminar, si nos hemos tomado la molestia de reconocer esas muchas intervenciones en nuestro favor, no nos queda otra que decir: ¡Gracias Señor, gracias!
Y eso es bueno este año que acaba de terminar y también el año anterior a ese y el año anterior… y así, todos los años de nuestra vida, para un cristiano, son ocasión de decir: ¡Gracias Señor!
Porque todo el tiempo en esta tierra, es tiempo de agradecimiento a un Dios tan bueno.
La vida en esta tierra, de hecho, es una preparación para la vida en el Cielo.
Nuestra vida no es una vida sin sentido, aquí nos preparamos para el Cielo y, si sabemos vivir en función del Cielo como Dios quiere que vivamos, vamos a gozar de esa felicidad que los santos ya tenían en esta vida.
Y eso que sus vidas no eran vidas color de rosa, pero eran vidas en una continua acción de gracias y de alabanza a un Dios tan bueno.

AGRADECER TODO

reyes
San Agustín decía que:

“Toda nuestra vida presente debe discurrir en la alabanza de Dios, porque en esa alabanza va a consistir esa alegría sempiterna de la vida futura.

Y nadie puede hacerse idóneo de la vida futura si no se ejercita ahora en esta alabanza”.

Es decir, que nos hace muchísimo bien agradecer todo, absolutamente todo para aprender a disfrutar de una eternidad en plena acción de gracias y de alabanza en el Cielo.
Eso es lo que nos recomienda este Salmo 77 de la misa de hoy y no se trata solamente de un mandamiento que hay que cumplir; es decir, Dios que nos dice: “Mira o agradeces a guro o te vas al infierno”.
Sino que como con tantas otras cosas, eres Tú Señor que nos recomiendas cosas para que seamos felices; para que seamos felices en el Cielo, evidentemente, pero para que seamos felices aquí en la tierra.  Y, de nuevo, parte de esa felicidad, pasa por el agradecimiento.
Esta alabanza y este agradecimiento a Ti Señor, tantas veces no va a tener forma de un ruido de palabras de decirte muchas veces gracias, sino que otras tantas veces ese agradecimiento va a tener forma de acciones concretas; acciones silenciosas, pero muy elocuentes.
De hecho, las acciones suelen ser más elocuentes que las palabras… es que hay tanto que agradecer.
San Juan Crisóstomo llegaba a afirmar que:

“Los beneficios que recibimos de Dios superan las arenas del mar”

(Homilía sobre san Mateo).

Yo creo que esto no es una exageración (esto que dice san Juan Crisóstomo), puede ser una exageración, pero seguro todos, con un mínimo de humildad, con un mínimo de ayuda del Espíritu Santo, podemos tener materia más que suficiente para estar agradecidos con Dios durante todo el día.

ELEVAR EL CORAZÓN A DIOS

Una recomendación, por ejemplo, de san Josemaría:

“Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. -Porque te da esto y lo otro. -Porque te han despreciado. -Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes. -Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya.

-Porque creó el sol y la luna y aquel animal y aquella otra planta. -Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso… Dale gracias por todo, porque todo es bueno”

(Camino 268).

Todo es bueno. (Omnia in bonum, como le gustaba también decir a san Josemaría, citando esa Carta a los Romanos).  Todo coopera para el bien de los que aman a Dios.
¿Cómo no estar agradecidos a un Dios que permite que todo lo que nos pase sea bueno?
Aunque tengamos nuestro cerebro de hormiga, aunque no sepamos comprender todos los bienes que nos vienen de Dios, todo coopera para el bien de los que aman a Dios.
Vamos a pedirle, especialmente ahora que empieza el año, esa capacidad de estar agradecidos por todo.
Ayúdanos Señor a agradecerte.  Ayúdanos a alabarte.  Que se note que lo que queremos es corresponder a tanto bien recibido por Dios.


Citas Utilizadas

Hb 4, 1-5. 11
Sal 77
Mc 2, 1-12
Rm 8, 26

Homilía sobre san Mateo

San Josemaría, Camino punto 268

Predicado por:

P. Rafael

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