QUIERO SEGUIR A CRISTO

San Marcos relata cómo nuestro Señor eligió a los Doce Apóstoles, uno a uno. De allí encontramos que Jesús llama a todos y espera una respuesta pronta. Entonces, conocer y seguir a Cristo se convierten en una misma cosa, que parte de la gratuidad de la llamada, de la voluntad de Dios que quiere que seamos apóstoles suyos para acercar a muchas almas a Él.

LLAMÓ A LOS QUE ÉL QUISO

San Marcos, en su Evangelio, nos cuenta cómo Tú Señor llamaste a esos Doce Apóstoles.

«Jesús sube al monte, y dice:  llamó a los que él quiso, y fueron donde Él estaba»

(Mc 3, 13).

Al leer que Jesús sube al monte, nos puede recordar a Moisés.  Moisés que también sube al monte para recibir los mandamientos que el pueblo de Israel se comprometerá a seguir. Ese pacto, esa alianza nace de allí, del Sinaí.

Y Jesús, Jesús que es el autor de la ley, que es verdadero Dios, Dios hecho hombre, también sube al monte para elegir a esos Doce que van a perpetuar, que van a continuar esa obra de la Salvación.  Y por eso Jesús llama a los que Él quiere.

Y así, nos dice San Marcos que, 

«Constituyó a doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar»

(Mc 3, 14).

MUY CERCA DE JESÚS

Y esas palabras nos pueden evocar a ti y a mí una invitación. Porque el Señor llama, y llama para que estén con Él. Y es lo que hacen los apóstoles, justamente, los apóstoles van a estar muy cerca de Jesús.

Tanto que, en un episodio, en un momento nos cuentan, cómo llegaron unos judíos de origen griego y se acercan a Felipe (porque Felipe es de origen griego) y le piden que haga de contacto para que puedan ver a Jesús.

Pues, entre la muchedumbre que sigue al Señor que es una gran masa, una masa grande de personas que tienen un interés, es verdad, un interés bueno, de conseguir que el Señor cure a sus enfermos, que les predique también, quieren escuchar sus palabras sobre el Reino que los Cielos.

The Chosen

LOS DOCE

Y por supuesto, encontramos un grupo discípulos que siguen a Jesús desde el bautismo del Jordán,  y de allí vendrá los apóstoles.  Y también con ellos están: los parientes de Jesús, unas mujeres que le ayudan, que los ayudan,  y en otras ocasiones está María.

Y cada uno de estos esos grupos, de esos personajes, también se caracterizan por su relación con Jesús, con el Señor.

Y ahora en este Evangelio que estamos considerando, tú y yo,  en estos 10 minutos con Jesús, se subraya de manera especial,  la relación entre Jesucristo y los Doce, tanto que a veces se les llamará: los Doce.

ELECCIÓN CON PROFUNDO SIGNIFICADO

Y que Jesús elija a esos hombres, a estos doce, tiene un profundo significado.  Tiene que ver, por ejemplo, con esos doce patriarcas, origen de las doce tribus de Israel.

Es que los apóstoles representan al Nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia fundada por Cristo. Y los apóstoles, cuyos nombres conocemos porque san Marcos se dá el trabajo, bueno todos los evangelistas se dan el trabajo, de recordarnos quiénes son cada uno de ellos.

Dice:

«Llamó a Simón, a quien le dio el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, hermano de Santiago, a quienes le dio el nombre de  Boanerges, es decir, “hijos del trueno”;  

(a san Marcos, evangelista, le gusta dar detallitos)

a Andrés, a Felipe, a Bartolomé, a Mateo, a Tomás, a Santiago el de Alfeo, a Tadeo, a Simón el Cananeo y a Judas Iscariote, el que le entregó»

(Mc 3, 16-19).

NUESTRA PROPIA HISTORIA

Pues, encontramos los nombres de cada uno de ellos que marca una elección, una preferencia que el Señor ha tenido con cada uno de ellos, que se convierten en discípulos de Cristo, como tú y yo.

Tal vez, no hemos estado allí con Jesús, y no nos llamó así como la historia de cada uno de ellos, pero si cada uno de nosotros, que estamos haciendo estos minutos de oración, tenemos nuestra propia historia con Jesús.

Y así, somos discípulos de Cristo, somos apóstoles. Más aún, habiendo sido confirmados, habiendo recibido el Sacramento de la Confirmación, somos apóstoles, estamos en primera fila. Y este pasaje nos da varias lecciones, varias ideas.

PRIMERA ENSEÑANZA: LA LLAMADA  ES VOLUNTARIA Y GRATUITA

En primer lugar, que, el ser discípulo de Cristo parte de una llamada que es voluntaria y gratuita de parte del Señor. Es una gracia que Dios nos da, esa gracia del Bautismo, es un don.

Y como los apóstoles, debemos responder con prontitud, porque esto es una constante que leemos en estos relatos de la vocación de los apóstoles. Qué Jesús  dice:

«Ven y sígueme»

Y ellos inmediatamente siguen a Jesús, responden con prontitud.

DEBEMOS RESPONDER CON PRONTITUD

Dice san Josemaría, en Forja :

“No tengas miedo, ni te asustes, ni te asombres, ni te dejes llevar por una falsa prudencia.

La llamada a cumplir la voluntad de Dios, también la vocación, es repentina, como la de los Apóstoles: encontrar a Cristo y seguir su llamamiento… Ninguno dudó: conocer a Cristo y seguirle fue todo uno”

(Forja, Punto 6).

Pedir. Luz de Dios

Yo quería quedarme con esas últimas palabras: “Ninguno dudó: conocer a Cristo y seguirle fue todo uno”.

Es decir, a veces no tendremos que esperar que ocurra un gran milagro en nuestra vida; tampoco tenemos que esperar a conocer a Cristo a profundidad, no justamente, el conocer a Cristo y seguirle es todo uno.

Sobre todo, porque es como que apostamos al ganador, estamos con Dios, y a quien le vamos a temer.

COMO SAN PABLO

Miremos también ese ejemplo de san Pablo. Saulo de Tarso, un hombre que era perseguidor de los cristianos; él, después de su conversión, fue perseguido.

Sus correligionarios, unos judíos, fariseos, querían matarlo. Porque además, digamos que, Dios ganó a un apóstol muy valioso, incluso diría, humanamente muy valiosos.

San Pablo, Saulo, tenía unas dotes, unas cualidades humanas extraordinarias, una formación académica de la época muy buena.

Era discípulo de Gamaliel, uno de los grandes del judaísmo, del fariseísmo. Y de este modo, San Pablo empieza a predicar, funda nuevas comunidades, Iglesias, y por eso los fariseos temen y quieren matarlo y hacen una conjura.

Y San Pablo que dice:

«Si Dios está con nosotros ¿a quién voy a temer?»

(Rom 8, 31).

No le tiene miedo a nada.

TAMBIÉN HEMOS RECIBIDO LA LLAMADA

Pues con mayor razón, tú y yo,  que también hemos recibido la llamada de Jesucristo,  no pensemos: “es que yo no soy como los apóstoles; yo no he sido llamado a hacer lo que ellos hicieron”.

Bueno, los apóstoles tampoco pensaban que Dios les estaba llamando a algo tan grande. Por eso los vemos muchas veces que se pelean por los primeros puestos, quién es el mayor, quién es el más importante.

Y uno diría, incluso antes de que Jesús suba a los cielos, están peleando aún, o están todavía pensando: ¿Cuándo va a venir el Reino,  la restauración del Reino de Israel?

IDENTIFICARNOS CON ÉL

Y sin embargo los apóstoles hacen esto que nos dice San Josemaría: “conocer a Cristo y seguirle fue todo uno”  Se identifica con Cristo, ellos, cada uno de ellos logra identificarse con Cristo, menos Judas y  ese es justamente el anti héroe o anti ejemplo, pero los otros se identifican a tal punto que dan su vida por Jesucristo.

SEGUNDA ENSEÑANZA: ESTAR CON JESUCRISTO

QUIERO SEGUIR A CRISTO

Y una segunda enseñanza de este pasaje del Evangelio, es que la llamada, la llamada que tú y yo hemos recibido, tiene una característica que es primordial en los discípulos de Cristo y es: estar con Jesucristo.  Nuestra vida de cristianos, consiste en estar con Jesucristo.

Por eso, en primer lugar acudimos a la Iglesia. Acudimos a la Iglesia, no porque nos guste estar en  las iglesias, sino porque ahí está Cristo.

Sea para ir a hacer un rato de oración, para hacer una visita, o por supuesto, para ir a la Santa Misa, ese momento esencial.

A veces,  le digo a la gente cuando me dicen que no van a misa,  bueno no te voy a decir que vayas a misa porque está mandado por la Iglesia (obviamente es un motivo) no,  pero sobre todo porque te estás perdiendo de algo, ¡lo más importante que existe en el mundo!

Ver a Jesucristo, encontrarte con Jesucristo, encontrarte con Dios.

Pues tú y yo que queremos ser discípulos de Cristo, apóstoles de Cristo, vamos a estar muy unidos a Él, en la oración, en los sacramentos, también en las dificultades.

Y así, iremos imitando a Jesucristo, nos identificaremos con Él y ayudaremos a tantas almas a  acercarse a Él, a conocerle,  a amarle.


Citas Utilizadas

Heb 8, 6-13
Sal 84
Mc 3, 13-19
San Vicente, Diácono y Mártir

Reflexiones

Señor, ¡Quiero ser discípulo tuyo! 

Ayudar a muchas almas a acercarse a Tí, a conocerte,  a amarte.

Predicado por:

P. Ricardo

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