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P. Santiago

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MESSI

La Virgen María acoge y secunda la voluntad de Dios en su vida. No es ella la protagonista. Por eso canta en el Magníficat: “Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí”.
Que en este rato de oración pidamos a Dios sabernos instrumentos en sus manos y que demos luz que se difunda y que no se apague por nuestra soberbia.

Messi, Leonel Messi y sus compañeros de equipo levantaron hace unos días el trofeo más anhelado para cualquier futbolista en el planeta: la copa del mundo. ¡Felicidades a todos los argentinos!

Me llegó una cosa que me impresionó que no había escuchado, una entrevista que le hicieron a Messi el 11 de noviembre; o sea, unos días antes de la final y también un video de una entrevista que le hicieron hace cuatro años.

En la entrevista del 11 de noviembre decía lo siguiente:

“Simplemente, siempre pienso que Dios es el que decide.  Dios sabe cuándo es el momento, cuál es el momento y lo que tiene que pasar y siempre soy un agradecido de todo lo que me pasó, tanto en el fútbol como en mi vida”.

Esta entrevista fue publicada en el diario Olé y hace cuatro años, en un video que se ha viralizado, a Sebastián Vignolo, que es un periodista muy conocido en Argentina, Messi le dice en una entrevista que él no hizo nada.

Dice:

“No hice nada.  Fue Dios quien me hizo jugar así.  Me dio ese don, obviamente.  Me eligió a mí y yo después hice todo lo posible para intentar superarme y poder triunfar.  Pero, sin la ayuda de Él no habría llegado a ningún lado”.

Salvando una distancia enorme, infinita, vamos a considerar una de las frases más famosas pronunciadas por la santísima Virgen María, que sale, precisamente hoy en la santa misa:

“El Poderoso ha hecho obras grandes en mí”.

TODO ES INICIATIVA DE DIOS

Y ahora Señor se entiende por qué comencé haciendo referencia a esas palabras y a esas entrevistas que le hicieron a Messi.

La Virgen es consciente de que ella no hizo nada, es Dios, fue Dios.  “El Poderoso ha hecho obras grandes en mí”.

Podemos ver la historia de esa jovencita, su niñez, su adolescencia, su juventud normal.  Pero Dios había pensado en ella cosas grandes, obras grandes.

Dios había pensado en ella otra cosa.  Quiere que esa niña sea su casa donde Dios habitará.

Y por eso la historia de Dios, el ingreso de Dios en la historia se hace a través de una historia normal, ordinaria; en un lugar normal. Y todo es iniciativa del Señor, todo es iniciativa de Dios.

Me gusta considerar y nos puede servir para este rato de oración, unas palabras de san Pablo a los de Éfeso, a los efesios:

“Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante Él por el amor. 

Él nos ha destinado, por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos para alabanza de la gloria de su gracia que, tan generosamente, nos ha concedido en el amado”

(Ef 1, 4-6).

Qué conciencia tan clara la de san Pablo, “Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo…”.

Y así Tú Señor has pensado en todos y cada uno de nosotros; en todos y cada uno de los santos y de las santas.

Messi

A veces pensamos que la novedad del cristianismo la hacemos nosotros con nuestra evangelización, con nuestro apostolado o con nuestro carisma… ¡no y no! No la hacemos nosotros, todo es iniciativa del Señor.

Me imagino la ridiculez de Messi diciendo: “Claro, yo soy el mejor jugador del mundo; yo hice todo; yo me cargué el equipo al hombro…” Absurdo ¿no?

O pensaba también que su mamá, por ejemplo, en una entrevista dijese algo así como: “Sí claro, yo cuando concebí a mi hijo lo concebí para que fuera el mejor jugador de todos los tiempos…” ¡Eso sería absurdo!

Y perdona Señor la siguiente discreción: que tal que la Virgen, al haber recibido la embajada del ángel hubiese pensado: “ok, para esto me estaba preparando.  Yo sabía que era una mujer especial.  Yo sabía que era una mujer con muchas virtudes y ya se van a dar cuenta el Mesías que voy a producir…”

¡Absurdo! ¡Ridículo! No se produce un Mesías, no se produce un salvador, no se produce una salvación.  Todo es iniciativa de Dios, del Salvador; y por eso, la palabra clave para entender el misterio de la encarnación del hijo de Dios es: acoger.

DIOS ES EL QUE DECIDE

Así como la Virgen se dispone: a acoger.  Ella acoge la decisión de Dios, la voluntad de Dios.

No somos nosotros los que construimos.  Las obras humanas las hacemos nosotros, pero las obras de santidad las hace Dios con nosotros y ahí está también el gran misterio, porque Tú Señor no quieres hacer las cosas Tú solito.

Las podrías hacer perfectísimamente, en el momento en el que quisieras.  Como esa entrevista de Messi: “Simplemente pienso que Dios es el que decide”. Tal cual, ¿no?

Pero Dios no quiere hacer las cosas Él solo, sino que quiere hacerlas con nosotros, a través de nosotros.

¡Qué gran misterio Señor! Somos siervos tuyos y por eso cuando nos abrimos a Dios, su palabra toma cuerpo, se hace real.  Dios obra en nosotros y allí crea novedad; a través de nosotros crea novedad.

Somos pobres criaturas, somos pobres hombres, pero a través de nosotros Dios puede actuar.

Todos estos días ha salido en el Evangelio la figura de san Juan Bautista y lo consideraba no recuerdo qué día, el 16 o el 17, se leía en el Evangelio:

“Juan era la lámpara que ardía y brillaba”

(Jn 5, 35).

Yo me quedé pensando: Juan, una lámpara, una lucecita… y él era consciente de que era una luz que se difundía a través de una luz, pero qué fácil es que se apague una lucecita, una lámpara encendida de cera, imagínate.

En el oratorio de mi casa tuvimos que ponerles a las velas que acompañan al Santísimo, una protección de vidrio, porque cualquier movimiento la apagaba.  Cuando uno pasaba por el lado para poner las cosas de la misa, ese pasar cerquita, apagaba la vela.

MAGNÍFICAT

Messi

Qué tal que nosotros nos creyéramos: “Sí, yo soy la luz que vino a salvar al mundo; yo soy el que a través de mí se va a salvar esta sociedad, el mundo, mi familia, mi ambiente o mi trabajo…”

¡No! Somos apenas una luz, una lucecita y si nos creemos mucho, esa lucecita se apaga.

Qué tristeza que, por el orgullo, la vanidad, la soberbia se apague la luz de Dios en nosotros. Que no se apague.

Jesús obra en nosotros y a través de nosotros. ¡Qué belleza todo el Evangelio de la misa de hoy! Cómo la Virgen sabe y es consciente de todo lo que hace Dios en ella:

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado la humildad de su esclava (eso sí, se ha sabido humilde). Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí”

(Magníficat).

Por eso, la entrevista de Messi me ha gustado tanto, porque ha dado un testimonio: Dios es el que ha hecho esto, no soy yo.

Señor, terminamos este rato de oración honrando a nuestra Madre santa María dándote gracias por la grandeza que obraste en ella.


Citas Utilizadas

1Sam 1, 24-28
1Sam 2
Lc 1, 46-56
Magníficat

Reflexiones

Jesús, obra en mí y a través de mí.

Predicado por:

P. Santiago

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