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Margarita de Escocia, una Reina Santa

Santa Margarita de Escocia

La vida de Santa Margarita es un ejemplo de cómo toda vocación, profesión o actividad de la vida diaria, puede transformarse en un servicio a Dios, y en una vida santa

Siendo una joven reina, encargada del palacio real y madre de 8 hijos, supo dar el tiempo suficiente a la oración y el servicio a los necesitados. Llegando así a la santidad.

Todos estamos llamados a la santidad

Hace unas semanas festejamos la Fiesta de Todos los Santos, una de las fiestas más importantes de la Iglesia Católica. Recordamos la santidad de personas cuyos nombres conocemos, y también de aquellos que han quedado en el anonimato.

Esta fiesta nos recuerda aquello que nos dicen las Sagradas Escrituras:así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro, 1:15-16), la llamada y vocación que todos los católicos tenemos a la santidad.

 

Tendemos a pensar que la santidad es solo para ciertos elegidos, que es cosa de personas, que nacen con la aptitud y predisposición a la santidad. Pero no es así, la Sagrada Escritura lo señala: todos tenemos vocación a la santidad, y es nuestra misión anhelarla y trabajar por alcanzarla. 

Si investigamos y leemos la vida de los Santos, podemos darnos cuenta de que se trata de personas comunes, con errores, con vidas algunas veces no tan “santas”, pero que, a través de la perseverancia y la oración, han transformado lo ordinario en extraordinario, en el servicio a Dios. Hoy les voy a contar la historia de Santa Margarita de Escocia, una Reina Santa.

Santa Margarita de Escocia

Santa Margarita fue descendiente de una familia de santos y reyes, bisnieta de San Esteban de Hungría e hija del Rey Eduardo de Inglaterra. Su fecha de nacimiento es desconocida, pero se remite al año 1046. A los 24 años, después de que su familia fuera desterrada de Inglaterra y refugiada en Escocia, se casa con el Rey Malcom III, convirtiéndose en Reina de Escocia. Tuvo 6 hijos y 2 hijas.

El reinado de Santa Margarita estuvo dedicado a sus hijos, al servicio de los más necesitados y al gobierno del palacio real. Su vida, pese a ser reina, se caracterizó por la sencillez y la austeridad, virtudes en las que también educó a sus 8 hijos.

Santa Margarita dedicó gran parte de su tiempo a la oración y al ayuno, así como a la evangelización. Tanto dentro del palacio como fuera de él, enseñaba e inculcaba la lectura del Evangelio y la vida de los Santos.

Un Reinado al servicio de Dios

 

Convirtió el palacio real en un lugar de asistencia para los pobres y enfermos, quiénes estaban permitidos de entrar para proveerse de alimentos y bienes, así como para ser atendidos en todas sus necesidades. Entre sus labores diarias, Santa Margarita, personalmente, se encargaba de servir el almuerzo a los huérfanos y ancianos. También es conocido que en sus paseos por el pueblo regalaba sus pertenencias a los pobres. Financió y construyó varios monasterios y una bella catedral.

La historia cuenta que su esposo, el Rey Malcom II, era conocido como un hombre rudo. Sin embargo, cuenta también la historia, que la ternura, perseverancia y sencillez de su esposa, transformaron su rudeza en docilidad. Tanto así, que se involucró personalmente en las labores diarias de servicio a los necesitados, iniciadas por la Reina Margarita.

Santa Margarita murió el 16 de noviembre del año 1093, tan solo 4 días después de que su esposo e hijo mayor murieran en batalla contra Inglaterra. Inmediatamente después de su muerte, y debido a su gran obra de asistencia al pueblo, y especialmente a los más necesitados, empezó a ser honrada como santa. Su popularidad alcanzó a toda Escocia y varios países vecinos.

La oración, camino a la santidad

La vida de Santa Margarita es un ejemplo de cómo toda vocación, profesión o actividad de la vida diaria, puede transformarse en un servicio a Dios, y en una vida santa.

Siendo una joven reina, encargada del palacio real y madre de 8 hijos, supo dar el tiempo suficiente a la oración y el servicio a los necesitados, algo que en nuestros tiempos se consideraría prácticamente imposible. 

Santa Margarita supo cumplir con sus labores de reina y madre, comunes a su época y a su linaje, en una forma distinta a la usual, en una forma extraordinaria.  Esto no hubiese sido posible sin su dedicación a la oración.

Para Reflexionar

La velocidad a la que camina el mundo actual, las múltiples ocupaciones de la vida profesional, personal y familiar, cada vez nos atrapan más, parecería que ya no hay tiempo suficiente. 

Vivimos en un mundo ansioso y estresado. Esta dinámica, muchas veces nos hace olvidar que las actividades diarias, además de cumplir con las obligaciones del mundo, son también un servicio a Dios; que nuestro testimonio como católicos debe materializarse en cada una de éstas. 

Así como debe haber ocurrido a Santa Margarita, encontrar en cada una de nuestras actividades la forma de reflejar a Jesús y María, no es tarea fácil. Es un camino de perseverancia y, muchas veces, de renuncia a nosotros mismos.

La oración es, sin duda, parte importantísima en este camino, pues es la herramienta que nos comunica con Dios. En la oración encontramos, como lo hizo Santa Margarita, nuestra misión como católicos, esa misión de ser testimonio de Jesús y María a través de nuestras actividades diarias.

En la oración, el mundo se silencia, y es ahí donde podemos escuchar la voz amorosa del Padre, haciéndonos conocer su voluntad.

La oración es la herramienta que transforma nuestra vida ordinaria en extraordinaria, nos encamina a la santidad. Santa Margarita es un ejemplo de que … con la ayuda de Dios, ¡se puede!

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