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Sacerdote. Doctor en Teología. Evangelizador digital. Instagram p.juancarlosv

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Serie Plan de Vida: Santa Misa

Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la Muerte y Resurrección de su Señor, se hace realmente presente este acontecimiento central de salvación y se realiza la obra de nuestra redención.

Este sacrificio es tan decisivo para la salvación del género humano, que Jesucristo lo ha realizado y ha vuelto al Padre solamente después de habernos dejado el medio para participar de Él, como si hubiéramos estado presentes. Así, todo fiel puede tomar parte en él, obteniendo frutos inagotablemente. Esta es la fe de la que han vivido a lo largo de los siglos las generaciones cristianas.

Si nos metemos en la escena de la Última Cena, en la que el Señor afirma: Ardientemente, he deseado comer este cordero, celebrar esta Pascua con vosotros, antes de mi Pasión (Lc 22, 15), no sé si tú, al leer estas palabras del Evangelio, que manifiestan los sentimientos del Señor, te has preguntado alguna vez, por qué el Señor deseaba ardientemente celebrar esta última Pascua con los discípulos.

Nos dice Juan Pablo II: “La Misa hace presente el sacrificio de la Cruz, no se le añade y no lo multiplica. Lo que se repite es su celebración memorial, la “manifestación memorial” por la cual el único y definitivo sacrificio redentor de Cristo se actualiza siempre en el tiempo”. 

En el fondo, el Señor, haciendo del pan su Cuerpo y del vino su Sangre, anticipa su muerte, la acepta en lo más íntimo y la transforma en una acción de amor y es una acción de amor de Dios, porque la Santa Misa es el don de sí mismo que hace Dios a los hombres. 

Por eso no podemos recibir la Santa Misa, este don de Dios, como un simple regalo, entre otros muchos, aunque sea muy valioso; sino que hemos de darnos cuenta de que es un don por excelencia porque se nos entrega Dios mismo

¿Cómo se aprovecha mejor la Misa?

Algunos puntos concretos que nos ayuden a mejorar el modo de vivir la Santa Misa:

  • llevar a la meditación las oraciones del misal, para penetrar cada vez más en su sentido; 
  • leer o repasar con frecuencia libros que nos ayuden a reavivar la fe y el amor al Sacrificio del Altar; 
  • prepararnos durante el día y, sobre todo, durante el tiempo de la noche;
  • luchar por mejorar en aspectos concretos de la Misa: subrayar especialmente uno de sus fines, poner más empeño en el Acto Penitencial, o en el Ofertorio, o en la Consagración;
  • fomentar en diversos momentos el deseo de identificarnos con Cristo Redentor, buscar la presencia de la Santísima Virgen, etc. 

¿Cómo conquistar la Misa diaria?

  • durante la semana ofrécele a Dios un día adicional de Misa a la del día domingo;
  • prepárate con la lecturas correspondiente del misal desde el día anterior, lograrás mayor profundidad si la llevas a tu oración personal;
  • procura escuchar el comentario del evangelio predicado por un sacerdote.  Aquí también te aportará más la Lectio Divina;
  • evita pensar que irás a un acto social en el que recordarás la Última Cena, pues en realidad vas a vivir la Pasión y Muerte Redentora del Señor. Ten en cuenta de que es Cristo quien se hace verdaderamente presente en el Altar;
  • pide al Espíritu Santo la gracia para que te enseñe a penetrar en este lindo misterio y redescubrir la belleza que hay en él.

Este artículo es parte de la serie plan de Vida de 10 Min con Jesús América Latina. Para ver más material sobre la serie puedes seguirnos en Instagram  o Facebook


Escrito por

P. Juan Carlos

Sacerdote. Doctor en Teología. Evangelizador digital. Instagram p.juancarlosv

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