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La Fe De Una Santa Antigua: Catalina de Alejandría

Santa Catalina de Alejandría

La Iglesia Católica tiene en los Santos ejemplos propuestos de personas que supieron abandonarse en la fe, imitar a Cristo y con ello llevar más almas al Cielo. 

Es por eso que veneramos a los santos y tratamos de emular conforme el llamado universal e íntimo hacia la santidad.

“Sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es Perfecto.” (Mt. 5:48)

Santa Catalina de Alejandría

El 25 de noviembre recordamos a Santa Catalina de Alejandría, quien vivió hace muchos siglos y de quien tenemos referencias en la Tradición Cristiana y de escritores de la época. Fue muy venerada en Europa y durante casi seis siglos fue objeto de una devoción muy popular. Por ello, la vida de Santa Catalina de Alejandría está envuelta en un halo de leyenda. Muchos poetas le dedicaron poemas y sin duda algunos adornan aún más su ya extraordinaria vida con cuentos maravillosos que no necesariamente han podido ser demostrados. 

Vida de Santa Catalina de Alejandría

Según se recoge en estos escritos, Santa Catalina de Alejandría fue virgen y mártir. De noble origen y versada en las ciencias, cuando tenía sólo 18 años, se presentó ante el emperador Maximino, que perseguía violentamente a los cristianos. Le recriminó su crueldad intentando demostrar cuán inicua era la adoración de los dioses falsos. 

Asombrado por la audacia de la joven, pero incapaz de competir con Santa Catalina de Alejandría en sabiduría, el tirano la detuvo en su mismo palacio y llamó a numerosos sabios. Les ordenó que usaran toda su capacidad y razonamientos falsos de manera que Catalina apostatara; pero ella salió victoriosa del debate. Algunos de sus adversarios, conquistados por su elocuencia, se declararon cristianos y terminaron siendo ejecutados por el malvado emperador. 

Furioso por no haber conseguido su propósito, Maximino la mandó azotar y después la encarceló. Mientras tanto, la emperatriz deseosa de ver a una mujer tan extraordinaria se acercó a visitarla a las mazmorras, acompañada de Porfirio, jefe de las tropas, y ambos cedieron a las exhortaciones de Catalina de Alejandría; creyeron, se bautizaron. 

Martirio de la Santa

Poco después Santa Catalina de Alejandría, que lejos de flaquear en su fe, conseguía muchas conversiones, fue condenada a morir en la rueda, pero al tocarla, el instrumento de tortura se destruyó milagrosamente. Enfadado y fuera de control, el emperador la mandó a decapitar. 

No sabemos si todas estas cosas son ciertas, pero la devoción a la santa fue muy grande. El ejemplo de Santa Catalina de Alejandría nos puede servir a nosotros para reflexionar sobre el ejemplo cristiano que damos a los demás.

¿Somos coherentes con nuestras acciones, con nuestra lengua, con nuestro modo de ir por la vida?

¿Tengo unidad de vida?

¿Se puede decir de mí que soy el mismo en mi vida social, familiar y laboral?

Devoción a Santa Catalina de Alejandría

Muchas capillas se pusieron bajo su patrocinio y su estatua se encontraba en casi todas las iglesias representándola, según la iconografía medieval, con una rueda, su instrumento de tortura. 

Mientras que, debido a las circunstancias de su vida, San Nicolás de Mira se consideraba patrón de los jóvenes bachilleres y estudiantes, Santa Catalina se convirtió en patrona de doncellas y estudiantes femeninas. Considerada como la más santa e ilustre de las vírgenes de Cristo, resultaba natural que ella, entre todas, fuera la encargada de proteger a las vírgenes de los claustros y a las jóvenes solteras en el mundo.

Al ser la rueda de tortura el emblema de la santa, los carreteros y mecánicos se colocaron bajo su protección. Finalmente, según la tradición, no solo permaneció virgen sino también conquistó a sus verdugos al agotarse su paciencia al escucharla. Santa Catalina de Alejandría  triunfó con su ciencia haciendo callar a los sofistas, su intercesión fue implorada por teólogos, apologistas, predicadores del púlpito y filósofos. Antes de estudiar, escribir o predicar, le rogaban que iluminara sus mentes, guiara su pluma e impartiera elocuencia a sus palabras. 

Recordamos con especial devoción la vida y martirio de Santa Catalina de Alejandría y nos encomendamos a que por su intercesión siempre estemos dispuestos a vivir y defender la fe con sabiduría y misericordia, buscando convertirnos en corredentores.

 

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