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Periodista, Universidad de Los Andes,Chile. Community Manager Cami Junts, Comunicaciones. Diplomada en Prevención de Crisis Institucionales

5 min

San Alberto Hurtado

«Contento, Señor, contento.»

Algunas veces Dios se introduce en la historia a través de la santidad de una criatura. La madre Teresa de Calcuta, de Don Bosco, del Papa Juan Pablo II, por poner algunos ejemplos. Ellos, juntos con otros muchos santos han cambiado la vida de miles de personas a través de sus obras y los frutos espirituales que de ellas brotan.

«Contento, Señor, Contento»,San Alberto Hurtado

Igualmente es el caso del chileno San Alberto Hurtado, sacerdote jesuita, quien desde muy joven pasaba los domingos por la tarde con los pobres de los barrios marginales de la ciudad.  Nacido de una empobrecida familia aristocrática a principios del siglo XX, su corazón desde la adolescencia se enamoró profundamente de Cristo, deseando seguirle de cerca en el sacerdocio. De personalidad arrebatadora e intensa no fue sino hasta que se graduó como abogado que pudo cumplir su sueño de ser sacerdote.

San Alberto Exprimía su tiempo

En 1936 recién aterrizado en Chile, proveniente de sus estudios en Bélgica, dedicó muchas horas a la formación y al trabajo con gente joven. Su vibrante personalidad desmintió el estereotipo de los santos como tipos severos y parcos. “Estar con él era tan agradable porque te hacía sentir cómodo”, recuerda un amigo de esos años.  Exprimía su tiempo al máximo. Ejercicios Espirituales, clases en la Universidad, trabajó con los jóvenes convertían un día de 24 horas en una jornada de 30.  Su tiempo no le pertenecía, era de su Señor quien usaba su voz, sus manos, sus piernas para atraer a muchos que vieron su vocación sacerdotal junto a él o decidieron hacer de su matrimonio una copia de la Sagrada Familia. ¡Cuánto bien realiza un sacerdote entregado! Es bueno preguntarnos por lo tanto: ¿Cuánto rezamos por su santidad, por su entrega, por su fidelidad?

“Los pobres no pueden esperar”

Así como no hay dos almas idénticas, tampoco hay una santidad igual a otra. Es el secreto de la salvación, Dios tiene un plan hermosísimo para cada uno. Hay que descubrirlo. Eso hizo San Alberto. Un día, por el año 1944, caminando por la calle vio a un mendigo. El indigente se acercó a él pidiéndole refugio, y en ese momento Alberto tuvo su Damasco: vio a Cristo en ese pobre hombre y en su corazón se reveló que “los pobres no pueden esperar”, cómo lo explicaría con sus mismas palabras.

San Alberto:  «El hijo de Dios, no tiene hogar»

Desde ese instante como consecuencia pidió a todos quienes lo conocían que volvieran sus pensamientos a los pobres. “¡Cristo no tiene hogar!” decía. “Cristo recorre nuestras calles en la persona de tantos de los pobres sufrientes, enfermos y desposeídos, y la gente los expulsa de sus miserables barrios marginales; Jesús se acurruca bajo los puentes, en la persona de tantos niños que carecen de alguien a quien llamar padre, que han sido privados por muchos años del beso de una madre en sus frentes… ¡El hijo de Dios, no tiene hogar! ¿No deberíamos darle uno, nosotros que tenemos la alegría de un hogar cómodo, llenos de buena comida, y los medios para educar y asegurar el futuro de nuestros hijos? «Lo que le haces al menor de mis hermanos, me lo haces a mí», decía Jesús asimismo.

Hogar de Cristo

Esto marcó como consecuencia el inicio de la obra por la que Alberto Hurtado es más conocido: el Hogar de Cristo. Hogar significa “corazón” o “casa”. Hurtado quería dar la bienvenida a la “Casa de Cristo”.

San Alberto Hurtado

Pasos Siguientes del Hogar de Cristo

En 1945 abrió el primer Hogar y rápidamente atrajo voluntarios; dentro de pocos años hogares parecidos estaban repartidos a lo largo de Chile. Estos hogares no solo ofrecían a sus huéspedes refugio, sino que también les enseñaban habilidades técnicas y valores cristianos. Entre 1945 y 1951 unos 850.000 niños recibieron ayuda del Hogar de Cristo. Con cariño, trabajo y mucha fortaleza cambió la vida de muchos niños y jóvenes viendo en ellos a Cristo y haciendo de ellos adultos responsables y trabajadores. Su ejemplo continúa siendo un faro para muchos corazones. Tratar con dignidad a los más desposeídos, a quienes trabajan con nosotros, a quienes sabemos que no han tenido oportunidades de educación. Es una realidad también hoy. No hay que endurecer el corazón y volverse ciego a la realidad que nos rodea.

“Dar hasta que duela”

Fue una de sus jaculatorias más usadas «dar hasta que duela». Y, como buen capitán de un “buque solidario” él fue el primero en no reservarse nada. Hombre intensamente ocupado, en 1946 compró una camioneta verde para llevar a los niños en riesgo que vivían en la calle de regreso a los refugios. Adicionalmente a su trabajo con el Hogar, sus retiros y su cercanía con la juventud, escribió varios libros y fundó la revista Mensaje, una revista católica diseñada para resaltar las enseñanzas sociales de la iglesia, y que sigue siendo orgullosamente publicada por los jesuitas chilenos.

A pesar de su agitada agenda, Alberto comprendió la necesidad del equilibrio entre la oración y el trabajo, esforzándose por ser un «contemplativo en la acción”.

San Alberto Hurtado

A la edad de 50, sin embargo, Alberto parecía agotado según la impresión de sus amigos. Después de volver de unas vacaciones ordenadas por el médico, descubrió que tenía cáncer de páncreas. Como consecuencia el final vendría rápida y dolorosamente. A pesar de todo, durante su sufrimiento a menudo se le oyó decir: «Contento, Señor, contento». Murió a los 51 años.

Si quieres puedes

ORACIÓN AL PADRE ALBERTO HURTADO

Apóstol de Jesucristo,
servidor de los pobres,
amigo de los niños
y maestro de juventudes,
bendecimos a nuestro Dios
por tu paso entre nosotros.

Tú supiste amar y servir.
Tú fuiste profeta de la justicia
y refugio de los más desamparados.
Tú construiste con amor
un hogar para acoger a Cristo.

Como un verdadero padre,
tú nos llamas a vivir la fe
comprometida, consecuente y solidaria.

Tú nos guías con entusiasmo
en el seguimiento del Maestro.
Tú nos conduces al Salvador
que nuestro mundo necesita.

Haznos vivir siempre contentos
aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo
y entregar nuestra vida a los hermanos.

PADRE HURTADO,
HIJO DE MARÍA Y DE LA IGLESIA,
AMIGO DE DIOS Y DE LOS HOMBRES,
RUEGA POR TODOS NOSOTROS.

Amén.

Fuente: padrealbertohurtado.cl

Aquí la película de San Padre Alberto Hurtado su vida 


Escrito por

Cristina Balart

Periodista, Universidad de Los Andes,Chile. Community Manager Cami Junts, Comunicaciones. Diplomada en Prevención de Crisis Institucionales

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COMENTARIOS

  1. Blanca Aguilar dice:

    Muchas gracias por su colaboración en la formación cristiana. Este valioso artículo sobre San Alberto, me ayuda a orar más por los sacerdotes

    Que Dios bendiga este proyecto y todos los que tienen entre manos para ayudarnos a crecer en fe

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