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P. Rafael

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UBICATEX EN PÍLDORAS

Acabamos de pasar la mitad del tiempo de Adviento. Y la Iglesia nos propone unas palabras de Jesús que nos ayudan a ubicarnos en la urgencia de apuntar a la Navidad.

Yo no sé si te acuerdas, pero hubo una cosa llamada pandemia que nos tuvo encerrados bastante tiempo.
Y ese encierro de la pandemia, aunque ya ha pasado, ha dejado huellas. Algunas, hay que reconocer, que han sido positivas.
Por ejemplo: el romper esquemas clásicos en el modo de trabajar, en el modo de enseñar, incluso en el modo de rezar, una muestra es esto mismo que estamos haciendo ahora.
Esta iniciativa de 10 minutos con Jesús América Latina, recibió un grandísimo impulso gracias a que muchas personas pudieron aprovechar esta ayuda, para hablar con Dios.
Cosa que hace algunos años hubiese sido más o menos impensable; hacer una oración con un podcast, con un audio que me llegaba por un WhatsApp o por lo que sea…

CAPACIDAD DE UBICARSE

Pero, bueno, también ha habido cosas que no han sido tan positivas, en mi opinión personalísima, podemos discutir sobre esto, la posibilidad de estar en cualquier lugar a través de una pantalla, trajo cosas buenas, efectivamente.
Pero también trajo un efecto colateral, que es; que algunas personas perdieron la capacidad de ubicarse, concretamente de ubicarse en la realidad. Vamos a ver si me consigo explicar.
Me parece que como las reuniones virtuales no exigían salir de casa, (porque no se podía) a algunas personas les era normal estar en una clase o estar en una reunión, en una fiesta o en un funeral, sin tener siquiera que cambiar de ropa ni de ambiente.

Prácticamente todo era igual en el encierro. Y al volver a la realidad, al salir del encierro, hay quienes no terminaron de distinguir que no es el mismo comportamiento, o no es el mismo atuendo el que se exige para un lugar, o para otra circunstancia concreta.
Y por eso, a mí personalmente me llama la atención, que hay más gente que se comporta en la Iglesia, como si estuviesen en una plaza.
O que no se dan cuenta, de que no es lo mismo dirigirse a un amigo, que dirigirse, por ejemplo, a una persona muy mayor, o que

ubicatex en pildoras, orar, pedir, meditar

en el fondo que no es lo mismo dirigirse a todas las personas del mismo modo.
La culpable de todo esto no es solamente la pandemia, probablemente era un problema que ya existía antes, un problema de la formación, de la educación, de los tiempos, lo que sea…
Pero sí creo, que la pandemia algo afectó en el agudizar esta situación, o en todo caso, lo que sí es seguro, es que a estas personas les falta ese don de la “circunspección”.

TAN VIEJO COMO EL MUNDO

O sea, el don de darse cuenta, de ubicarse en el tiempo y en el espacio. Y de comportarse de acuerdo a esas circunstancias.
Porque cuando vemos que alguien claramente desentona y que desentona porque no se da cuenta dónde está parado, o no se da cuenta de con quién está hablando, a veces lo que provoca es recetarles un tratamiento urgente de “Ubicatex en píldoras”.
Pero hay que decir que la culpa de todo esto, como decíamos, no es solamente de la pandemia.
De hecho, parece que este es un problema de muy vieja data. Es tan viejo como el mundo.
“Porque en el Evangelio de hoy, Tu Señor, parece que te quejas exactamente de la misma situación, porque dices a sus discípulos, o a los que te están oyendo:

«¿Pero, con quién voy a comparar a esta generación? Se parece a unos niños que, se sientan en las plazas, y sus compañeros les reprochan:
«Hemos tocado para ustedes la flauta, y no han bailado, hemos cantado lamentaciones, y no han hecho duelo.»

(Mt 11, 16-17)

Es una generación que no se ha dado cuenta, que no se ubica, que necesita con carácter de urgencia, ese tratamiento de “Ubicatex en píldoras”.
Cuando tocaba llorar, no lloraron, no quisieron; y cuando tocaba reír, pues tampoco… Entonces, ¿Qué es lo que quieren?
La Iglesia nos propone este Evangelio, ahora en esta segunda semana del tiempo de Adviento, para darnos una dosis de Ubicatex también a nosotros.
No vaya a ser, que pase volando este tiempo litúrgico, este tiempo de Adviento y no terminemos de darnos cuenta; de ¿qué es lo que había que hacer?, ¿dónde era que estábamos?, ¿qué es lo que correspondía como actitud del corazón?

LA CONVERSIÓN DEL CORAZÓN

Y el peligro está, en que quien no se ubicó bien en el sentido del tiempo de Adviento, tendrá mayor dificultad para ubicarse correctamente en el tiempo de Navidad, y claro, ¡esto sí sería una tragedia, que llegue la Navidad y que uno no se dé cuenta!
El Adviento, no es que sea precisamente o exclusivamente, un tiempo de duelo, un tiempo de dolor, como si se puede identificar el tiempo de la Cuaresma.
Pero el acento de estos días, sí que está puesto: “en la conversión del corazón”.
Es lo que nuestra Madre Iglesia nos recomienda, para que cuando venga el tiempo de la alegría, de verdad sea una alegría plena y que sea una alegría por los motivos correctos.
Ahora que hemos apenas cruzado el ombligo de ese tiempo litúrgico, del Adviento, podemos aprovechar para hacer examen y ver en la presencia de Dios, en este rato de oración, si estamos completamente ubicados en el tiempo de Adviento.
¿Cómo hemos vivido estos días de Adviento? ¿Hemos concretado algún regalo que queremos ofrecerle a Jesús? “Que queremos darte a Ti, Señor, en el pesebre, cuando llegue la Navidad”.
¿Qué propósito de mejora en la santidad, nos hemos planteado con generosidad para este tiempo?
¿Es que acaso he vivido el tiempo de Adviento prácticamente como si fuese el tiempo ordinario?
Como te decía, acabamos de pasar el ombligo del tiempo de Adviento, y aún estamos a tiempo de tomarnos, también nosotros, ese par de píldoras de Ubicatex.
No vaya a ser, que la Navidad nos agarre totalmente descolocados y nos perdamos esta hermosa oportunidad, de disfrutar plenamente la alegría de la Navidad que se acerca. ¡Y por los motivos correctos!

LOS PLANES DE DIOS

Pero en el Evangelio de hoy, el Señor, también lo aprovecha para decir:

«Porque ha venido Juan, que no come ni bebe, y dicen: «Tiene un demonio». Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: «Mirad un hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores». «Pero la sabiduría queda acreditada por sus propias obras».

(Mt 11, 18-19)

Es decir, que, con esta segunda parte del Evangelio, “Tu, Señor, refuerzas esa idea anterior”. Porque cuando algo nos agarra desubicados o desprevenidos, muchas veces es porque estamos esperando otra cosa.

ubicatex en pildoras,
Estos que criticaban a Juan, pues esperaban una cosa, y estos que critican al Señor, esperaban también otra cosa.
Por tener unos esquemas fijos, inamovibles, según los propios criterios, nos cuesta darnos cuenta de que Dios puede perfectamente, tener previstos otros caminos que resultan ser mucho mejores.
Porque Dios es omnipotente y porque es la sabiduría infinita, y está en todo su derecho.
La Navidad, a la que nos estamos acercando tan velozmente, es una prueba enorme de todo esto.
El nacimiento de Jesús tomó por sorpresa a más de uno, desde Herodes hasta los pastores.
Nadie se esperaba que los planes de Dios, para el prometido Mesías, que llevaban tiempo esperando, se ejecutarían de ese modo.

UN CAMBIO RADICAL

Que nacería allí, en ese lugar, con unas condiciones tan paupérrimas, nadie esperaría que esos fuesen sus padres, hay gente que hubiese esperado que fuesen unos reyes.
Nadie se esperaba que, para este gran acontecimiento, no fuesen invitados los principales del pueblo de Israel, sino unos pobres pastores.
Es que, El Mesías llegó con un cambio tan radical en los planes del mundo, que a más de uno le tocó tomarse a juro esas pastillas de Ubicatex.
¡Y al final, como siempre, los planes de Dios resultaron ser los mejores! ¡El tiempo siempre le da la razón a Dios!
Todos tenemos esa tentación de esperar las cosas de un modo, e incluso, de esperar que Dios las ejecute de ese modo que esperamos nosotros.
Pero cuando los planes del Cielo llegan, pueden por eso fácilmente desconcertarnos, pero ¡el tiempo siempre le da la razón a Dios!
Es lo que dices en el Evangelio de hoy, Señor:

«La sabiduría queda acreditada por sus propias obras». (Mt 11, 19)

Así que las obras le dan la razón a la sabiduría. Por eso, lo mejor que podemos hacer, es tomarnos voluntariamente, libremente, esas píldoras de Ubicatex.
Esas píldoras, ese tratamiento que baja la inflamación de nuestra soberbia. La que nos hace recuperar la visión, la visión de fe en todas las cosas.
El tratamiento que nos alivia el sufrimiento, el dolor, cuando abrazamos gustosamente la cruz de Jesús.
Vamos a terminar pidiéndole a nuestra Madre del Cielo. Primero que nos conceda el conocernos cada vez más para que nos demos cuenta más fácilmente, de dónde estamos parados. Es decir, siempre delante de nuestro Padre Dios.
Nos atrevemos también a pedirle a nuestra Madre, que nos haga más dóciles a las sorpresas de Dios.
“Ubicatex” ¿Quién soy yo? ¿Quién es Dios? Que no nos resistamos tontamente a su voluntad.  Aunque no coincida con nuestros planes, aunque no coincida con nuestras expectativas.
Y también, que nos caiga el níquel de lo necesario que es vivir bien ese tiempo de Adviento para que la Navidad no nos agarre desprevenidos, desubicados.


Citas Utilizadas

Is 48, 17-19

Sal 1

Mt 11, 16-19

Reflexiones

Ayúdanos Señor, a siempre estar ubicados, a entender siempre que tus planes son los correctos, aunque a veces no lo entendamos.

Predicado por:

P. Rafael

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COMENTARIOS

  1. Excelentes todas las meditaciones !
    Mil gracias por tanta formación espiritual y en virtudes humanas.
    Siempre los sigo con mucha atención !

  2. Paulo César Pedraza Gómez dice:

    Excelentes todas las meditaciones !
    Mil gracias por tanta formación espiritual y en virtudes humanas.
    Siempre los sigo con mucha atención !

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