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P. Juan

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SANTA

La Iglesia es santa en la santidad de Jesucristo, por disposición de Dios Padre, asistida por el Espíritu Santo.

Hoy día en el Evangelio, aparece un montón de gente, “Buscando a Jesús”. Así como estamos nosotros ahora, los de 10 minutos con Jesús; de tantas partes, tanta gente, de tantas edades, tantas circunstancias… “Buscándote a ti Jesús, ahora que estamos rezando”. Bueno, así en el Evangelio también, lo cuenta San Marcos, dice:

«Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea»

(Mc 3, 7).

En Galilea, la gente parece como de carácter en general más apasionado, más que los de Judea, por lo menos que los del sur. Estos del norte de Galilea eran así. Y sigue diciendo San Marcos:

“Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente”

(Mc 3, 8b).

Y ahora empieza a nombrar distintas regiones:

«También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de Transjordania, y cercanías de Tiro y Sidón, llegaba mucha gente”

(Mc 3, 8).

BUSCANDO AL SEÑOR

Un montón de gente, nos lo podemos imaginar fácil… al Señor, a los discípulos, “a un montón de gente” un ambiente de alegría, de amistad, de ganas de aprender a rezar, de escuchar la Palabra de Dios, de recibir consuelo en el corazón. ¡Un montón de gente!, cada uno con sus historias, ¡Buscando al Señor!

Cuenta San Marcos:

«Jesús encargó a sus discípulos, que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a apretujar el gentío»

(Mc 3, 9)

Y luego dice:

“Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante Él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios»”

(Mc 3, 10-11).

Gente, ¡cantidad de gente! y ¡Jesús curando! y la gente echándosele encima y en medio de todo esto: estos espíritus inmundos que cuando le veían, se postraban ante Él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios».

Mira la reacción de Jesús, – cuenta San Marcos -:

“Pero Él les prohibía severamente que lo diesen a conocer”

(Mc 3, 12).

EL MUNDO AL REVES

En este caso, es como “el mundo al revés”, ¿o no? Con decir “el mundo al revés” no quiero decirlo porque la gente esté buscando al Señor, ¡No!, eso es super lógico, nosotros ahora mismo, estamos buscando al Señor y le abrimos el corazón y tenemos cosas para pedirle, también durante el día y eso es super lógico.

Lo que parece “de locos” o “al revés de lo que uno se esperaría”, es que los demonios confiesen que: «Jesús es el Cristo, que es el Hijo de Dios». Aun en gritos y enfrente de toda la gente. O sea, como que los demonios están evangelizando, eso nos parece de locos y también de locos la reacción de Jesús, que Él les prohibía severamente que lo diesen a conocer. Y uno dice: – ¡Bueno, pues esto es el mundo al revés! -.

Y no es el mundo al revés, -quizás-, porque da la impresión de que estos demonios, hacen un espectáculo que llama la atención, pero en verdad ¡Para entorpecer! Por eso el Señor los calla, sobre todo allí en Galilea, porque los Galileos eran exaltados, tendencialmente.

Y entonces, muchas veces el Señor lo que quiere es hacer las cosas tranquilamente, discretamente, serenamente, porque “así se hacen bien las cosas”; se reza bien, se está con el Señor, se hacen de verdad. Y estos espíritus lo que procuran es -aparentemente- hacer algo bueno, confesar que Jesús es el Cristo, pero “en verdad”, están -como se dice-: “atornillando al revés”. Y por eso ¡los calla!

Y hoy día, que queremos hacer la oración, dentro de este “Octavario de la unidad los cristianos”, hay algo en la Iglesia maravilloso, que es que: la “Iglesia es Santa”.

MÍSTICA OJALATERA

Y a veces nos encontramos con personas, – quizás nosotros mismos -,

  • Que a través de quejas, más ácidas o no tan ácidas, pero al final, ¡Quejas
  •  O, con una como ¡mística ojalatera!;
  •  Ojalá esta persona fuera de esta manera…
  •  Ojalá el Obispo de no sé dónde, fuera así o reaccionar así, o no dijera tal cosa…
  •  O incluso cosas del Papa; Ojala que el Papa esto.. o lo demás allá…
  • Al final casi siempre muy clerical todo, porque las quejas suelen referirse a lo que hacen los clérigos
  • O sobre, que los clérigos: el Papa, Obispos, Sacerdotes, ¡Arreglaran la Iglesia! Muy clerical todo eso, muchas veces.

Y eso “parece que sirve a la Iglesia”, pero en verdad ¡No!, porque en verdad, ¡en verdad!, la “Iglesia es Santa” y ¿Por qué la Iglesia es Santa? ¡Maravillosamente Santa!, ¡Un regalo de Dios! «Porque la Iglesia, Señor: eres Tú. Es ¡tu cuerpo Místico! ¡Eres Tú mismo! ¡Eres Tú en la historia! ¡Eres Tú en nosotros!»

LA IGLESIA ES SANTA

santidad

Hay una homilía muy bonita de san Josemaría, que se llama: “Lealtad a la Iglesia”.  Se encuentra muy fácil en internet, en: www.escrivaobras.org -es muy fácil de encontrarla-. Y hay una parte a partir del número 22, de esa homilía, que se llama: Lealtad a la Iglesia; que san Josemaría habla de (el subtítulo es este): “La Iglesia es Santa” y ahí, hablando de la santidad de la Iglesia, de la verdadera belleza de la Iglesia, de la Santidad de la Iglesia, dice esto:

“Santidad no significa exactamente otra cosa más que unión con Dios; a mayor intimidad con el Señor, más santidad. La Iglesia ha sido querida y fundada por Cristo, que cumple así la voluntad del Padre; la Esposa del Hijo está asistida por el Espíritu Santo. La Iglesia es la obra de la Trinidad Santísima; es Santa y Madre, Nuestra Santa Madre Iglesia.

Podemos admirar en la Iglesia una perfección que llamaríamos original y otra final, escatológica. A las dos se refiere san Pablo en la Epístola a los Efesios: Cristo amó a su Iglesia y se sacrificó por Ella, para santificarla, limpiándola en el bautismo de agua, a fin de hacerla comparecer delante de Él llena de gloria, sin arruga, ni cosa semejante, sino siendo santa e inmaculada”
(San Josemaría. Lealtad a la Iglesia, Cap. 2, No. 22).

Esto es una cita, son palabras de san Pablo, “Un himno exultante”, en la Carta a los Efesios, capítulo 5. En ese mismo capítulo san Pablo habla de la Iglesia como la esposa de Cristo e invita a los esposos, a los novios, cuando se casan, a quererse como Cristo amó a su Iglesia, como la Iglesia ha de amar a Cristo.

DEMOSTRACION DE AMOR

El otro día estuve en un matrimonio y noté un gesto muy bonito, totalmente inesperado, espontáneo. Jóvenes los dos, el de 26 años, ella 25, por ahí o quizás un poquito más jóvenes incluso. Muy contentos, con poquita gente en la Iglesia, ¡claro! por todas las condiciones sanitarias de la pandemia. Pero, fue en el momento del consentimiento, cuando dicen:

– Yo te recibo a ti, como esposa…
– y ella a su vez, dice lo mismo…
– y luego se ponen los anillos…
– y cuando el terminó de ponerle en su mano el anillo a la novia, -ya su señora, para ese momento-

Nos íbamos todos a sentar, a rezar un ratito, el coro iba a cantar una canción, y justo en ese momento, ella no se aguantó. Y, a su novio -su marido, hacía poquitos minutos que era su marido- le tomó la mano y se la llevó a los labios y ¡le dio un buen beso! De puro cariño, que se le salió, ¡que no se aguantó!
Y el reaccionó con una sonrisa inmensa, y tomando la otra mano de ella y llevándosela el a los labios y dándole un buen beso. Y ya nos sentamos todos.

CRISTO Y SU IGLESIA

Pero de verdad, esto de la Carta a los Efesios, de cómo el novio procura entregarse, cuidarse para su novia. Y la novia, estar bonita y buena para su novio, para su marido. ¡Cómo Cristo y la Iglesia!. Por eso la Santidad.

Y San Josemaría, un poquito más adelante nos dice:

“Demostraría poca madurez el que, ante la presencia de defectos y de miserias, en cualquiera de los que pertenecen a la Iglesia -por alto que esté colocado en virtud de su función- sintiese disminuida su fe en la Iglesia y en Cristo”

(San Josemaría. Lealtad a la Iglesia, Cap. 2, No. 24).

LOS SANTOS DE LA PUERTA DE AL LADO

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Seguro nos pasa a todos. Ahora mismo le podemos pedir ayuda al Señor: Oye Señor, yo quisiera captar más a fondo lo que es la santidad, la preciosura, la belleza de la Iglesia. Tanta santidad en estos santos de la puerta de al lado, pero santidad por lo que es la Iglesia. Por ti Jesús, por la Virgen, por santos como: Carlo Acutis, como Guadalupe Ortiz de Landázuri, ¡Con tanta gente increíble!

Vamos a pedirle al Señor, que nos ayude a captar más a fondo la belleza de la Iglesia, que es la belleza de Cristo. Y a que nosotros le pongamos empeño, para ser, de verdad, más santos. Para tener más intimidad con Dios. ¡La Iglesia es Santa! Pero, que nosotros -ojalá- seamos también un poquito cada día más santos.


Citas Utilizadas

Santa Inés, Virgen y Mártir

Hb 7, 25-8,6

Sal 39

Mc 3, 7-12

San Josemaría. Lealtad a la Iglesia, Cap. 2, No. 22

Reflexiones

La Iglesia eres Tú Señor.  Es ¡Tu cuerpo Místico! ¡Eres Tú mismo! ¡Eres Tú en nosotros!

Ayúdanos a saber captar la belleza de nuestra Iglesia.

Predicado por:

P. Juan

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