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P. Santiago

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RESISTE, CORAZÓN

Jesús perdona, comprende, justifica; mientras que nosotros los hombres tendemos a pensar mal. Es el amor, la caridad lo que puede detener el juicio condenatorio. Hoy en el evangelio quieren tirarle piedras a Jesús ¿Cómo fue su reacción?

Me voy a servir de un personaje de la literatura para comenzar este ratico de oración. Ulises. El protagonista de la Odisea.

Cuando Ulises llega a Ítaca, su hogar, después de la Guerra de Troya, se encuentra con que su palacio está lleno de pretendientes que desean casarse con su esposa Penélope y tomar el control de su reino. 

Para evitar ser reconocido por estos pretendientes, Ulises, con la ayuda de la diosa Atenea, se disfraza de mendigo y solo revela su verdadera identidad a algunas personas de confianza. Este disfraz le permite moverse por Ítaca sin ser detectado.

Hay un momento en el que los pretendientes lo ven, como un mendigo, y lo maltratan. A pesar de los insultos y el maltrato físico, Ulises se mantiene calmado, tranquilo, sereno. Mientras sufre el abuso; es el rey de esa tierra. Ulises se dirige a su propio corazón con las palabras «resiste, corazón». 

Esta frase representa la fortaleza interior de Ulises, su determinación para mantener la calma y la paciencia a pesar de las dificultades. Él sabe que revelar su verdadera identidad en ese momento podría arruinar sus planes de recuperar su reino, su esposa e hijo. 

Este “resiste,corazón” es un recordatorio de que, a pesar de las circunstancias adversas, es importante mantener la compostura y la esperanza. Este momento muestra la valentía y la resistencia emocional de Ulises en medio de la adversidad.

¿ALGUNA VEZ PAGAS LOS PLATOS ROTOS?

Ahora, Señor, hago conexión con el Evangelio de la misa de hoy:

«En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús»

(cómo estarían los corazones de estos hombres que querían apedrear a Jesús. Tendrían rabia, envidia, rencor, odio hacia Jesús) …

Esta vez sólo son piedras, Señor, pero dentro de ocho días será Viernes Santo y te llevaremos a la Cruz . Y hasta no verte crucificado, no vamos a descansar ¡Qué pena! Así somos nosotros, así es el pecado.

Yo quiero Jesús, en este ratico de oración pensar que muchas veces, en muchas ocasiones, nosotros tiramos piedras y  las personas que queremos pagan los platos rotos y padecen las malas reacciones de nuestro corazón: con frecuencia perdemos la paciencia por ejemplo tras haber sufrido un mal día, un trancón, una contrariedad en el trabajo, por haber recibido alguna humillación. Llegamos a casa y ¿quién paga los platos rotos? …

Muchas veces no entendemos cómo reaccionamos nosotros interiormente, no nos aguantamos, ni mucho menos los demás (mentiras, son los que mejor nos entienden; por eso nos tienen paciencia…).

Jesús, y la pregunta de este rato de oración: ¿Será Jesús que alguna vez tú pagas los platos rotos? ¿Será que en tu inocencia recibes de mí ataques con piedras, indiferencia y desinterés? ¿Decido alejarme de ti e incluso muchas veces echarte la culpa? Cuántas veces le echamos la culpa a Jesús. No puede ser que Jesús pague los platos rotos de nuestro mal humor, de nuestro estado de ánimo duro, difícil,  airado.

resiste corazón

Y TE VEMOS A TI, JESÚS

Muchas veces juzgamos a las personas apresuradamente…

En estos días (qué pena que sea una cosa personal) llegué  agotado del tráfico. Fui testigo de dos conductores muy agresivos. Se colaban, se metían… Ahí lo fácil es pensar mal de ellos, incluso pensar ¡Ojalá que se choquen! ¡Ojalá que lo coja la policía y lo partan (Así se dice en Bogotá) que lo multen! 

Hice el ejercicio de pensar ¿Será que su mamá está para morirse y va a toda prisa a su encuentro? O han llamado del colegio porque su hija pequeña se cayó y se rompió un brazo? 

Y te vemos a ti Jesús (Y te vemos en cada rato de oración)  No reaccionas con venganza, con rabia. Si no con serenidad, abierto al diálogo. Siempre reaccionas así.

Tú Señor,  perdonas, comprendes, justificas; mientras que nosotros los hombres tendemos a pensar mal. Es el amor, la caridad debe detener el juicio condenatorio.

  Dice san Pablo:

 “La caridad es sufrida, es bienhechora; la caridad no tiene envidia, no obra precipitada ni temerariamente, no se ensoberbece, no es ambiciosa, no busca sus intereses, no se irrita, no piensa mal”

(1 Cor  8, 4-5).

Jesús, que yo me detenga un momento a pensar,  acudir a tu ayuda, a tu presencia, a tu oración. Que yo rece, que yo te mire a ti Jesús.

Y entre las piedras que te quieren tirar Jesús, recuerdo otra escena de piedras: 

“Jesús, alzándose, le dijo: mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: ninguno, Señor. Y Jesús le dijo: pues tampoco Yo te condenaré. Anda, y no peques más en adelante” 

(Jn 8, 10-11). 

UN SEGUNDO MÁS DE VIDA YO… 

Ella había pecado y Jesús lo llama así, por su nombre, pecado. Pero se compadece del alma débil. Para eso ha venido a la tierra: a buscar y salvar lo que estaba perdido; no a acabarlo de perder. El Señor ha cargado con nuestras miserias, para aliviarnos de ellas.

        ¡Qué misericordia la tuya Jesús! Es la misericordia que debemos tener hacia cada alma. Y tendremos más misericordia con los más necesitados, porque eso es la misericordia: compasión de la miseria ajena, que nos mueve a remediarla, si es posible: a dar afecto, a prestar ayuda y, sobre todo, a comprender. 

Tú no puedes tratar con falta de misericordia a nadie: y, si te parece que una persona no es digna de esa misericordia, has de pensar: Señor yo he recibido toda tu misericordia, porque esta persona no merece mi perdón. 

        Jeje, recordaba una canción de Juanes: “Un segundo más de vida yo… A Dios le pido” .

Qué bueno que muchas veces cuando tengamos un arranque de rabia, de ira, que queramos tirar piedras a todo el mundo, pensemos: Un segundo más de vida Señor, te pido a ti que me ayudes.

  O me acordaba de otra de Diomedes Díaz (cantante muy famoso de ballenato, que ya falleció) cantaba: “Paciencia, paciencia es lo que me dicen todos mis amigos…” .

Jesús, somos como somos. Y si somos como somos, tenemos que comprender cómo somos.  El hombre es un ser capaz de dialogar con sí mismo, y es una conversación interior que le da la capacidad de reflexionar, plegarse sobre sí mismo, y eso lo hace más hombre. ¿Por qué vamos a reaccionar siempre como un animalito? Los animalitos reaccionan por instinto, en cambio el hombre tiene una capacidad de vida interior. 

resiste corazón

CAPACIDAD DE VIDA INTERIOR

Sin este espacio el hombre deja de ser hombre y pasaría a ser y  convertirse en un animalito, a toda esa energía sacarla del corazón como un animalito. Y no, tenemos la posibilidad de tener una vida interior, de pensar  un segundo más de vida, yo te pido Señor. Nuestro corazón es inteligente y resistente por eso: resiste corazón resiste.

No quiero dejar pasar esta ocasión sin mencionar una tradición japonesa. Menciona que el hombre tiene tres corazones, conocidos como «San Shin». Estos tres corazones representan la mente, el cuerpo y el espíritu, y están relacionados con la idea de equilibrio y armonía en la vida. 

Uno de los corazones es impenetrable. Este se asocia con la fortaleza emocional y la capacidad de mantenerse firme frente a las adversidades de la vida.

Se considera que este corazón impenetrable es el centro de la voluntad y la determinación, brindando fuerza interior para superar los desafíos.

Señor, danos ese corazón impenetrable ( pero no impenetrable porque no se pueda manifestar) Es normal que a veces nuestros seres queridos nos vean reaccionar un poco airadamente, no pasa nada, nos van a perdonar como siempre lo hacen.

Pero qué bueno que trabajamos personalmente por ir reaccionando con amor, con misericordia, Señor. No tirar piedras inmediatamente, verte a ti también en los otros. 

Acudimos a nuestra Madre, Santa María: Corazón dulcísimo e inmaculado de María, condúceme por un camino seguro, condúceme siempre con una reacción de un corazón amable, como el tuyo, lleno de amor y de misericordia, de perdón, de comprensión.


Citas Utilizadas

Jer 20, 10-13

Sal 17

Jn 10, 31-42

Reflexiones

Corazón dulcísimo e inmaculado de María, condúceme por un camino seguro, condúceme siempre con una reacción de un corazón amable, como el tuyo, lleno de amor,  de misericordia,  de perdón y  de comprensión.

 

Predicado por:

P. Santiago

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