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P. Santiago

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¡NADA MÁS QUE TÚ, SEÑOR!

En la fiesta de Santo Tomás de Aquino, la siguiente conversación entre Jesús y el santo puede alimentar nuestro rato de oración: “Tomás, tú has hablado bien de mí. ¿Cuál será tu recompensa?”: “¡Nada más que tú, Señor!”.

COMO SON LOS SANTOS

Cuando uno le pregunta a un papá por sus hijos, siempre se extiende al hablar de cada uno de ellos. Va contando cuáles son las cualidades de cada uno, sus talentos, sus aficiones, a qué se dedican. 

Hoy quisiera Señor, al hacer esta oración, hacer el ejercicio  de pensar, cómo sería esa conversación en la que te pudiera preguntar por los Santos. 

Jesús cuéntame ¿Cómo son los santos? Cuéntame de los Santos.

SANTO TOMÁS DE AQUINO

Hoy es la fiesta de Santo Tomás de Aquino, sería increíble ver a Jesús hablando de Santo Tomás de Aquino. Un gran santo, doctor de la Iglesia.

Esos santos de los que uno conoce un poquito y se queda como chiquitico, yo me siento  pigmeo al lado de Santo Tomás de Aquino. Por cierto, era grande de tamaño lo llamaban el «buey mudo», se ve que era grandote.

Hoy el Evangelio nos habla de esa semilla que cae y va dando fruto. 

Y ¿Qué semilla cayó en el alma de Santo Tomás de Aquino? y cómo él cuida de esa semilla y cómo esa semilla dio un fruto del que todavía nosotros los cristianos nos beneficiamos. 

NOS BENEFICIAMOS DE LOS FRUTOS DE SANTIDAD

De aquí en adelante se beneficiarán también de los frutos de santidad de Santo Tomás de Aquino. 

Sí sorprende, que después de San Agustín, el autor cristiano más mencionado en el catecismo de la Iglesia Católica es Santo Tomás de Aquino.  Lo citan en el catecismo sesenta y una veces.

LA LUZ APACIBLE, LOUIS DE WOHL

Santo Tomás fue un hombre muy prolífico en sus escritos, en sus obras.

Hay una biografía muy famosa que se llama “La luz apacible”, que fue un encargo directo del Papa Pio XII. Se la encomendó a Louis de Wohl, por encargo directo del Papa le pidió escribir la biografía de Santo Tomás de Aquino; esta biografía tiene como título “La luz apacible”.

En ella por ejemplo, en el prólogo cuenta Louis de Wohl, que escribió demasiado.

OBRAS DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

En poco más de 20 años redactó 891 lecciones sobre los libros de Aristóteles, 803 sobre la Sagrada Escritura, 850 capítulos sobre los Evangelios, 463 de la Suma contra gentiles, 2991 artículos sobre el Maestro de las sentencias, 1200 opúsculos, 510 Cuestiones disputadas.

Solo una de sus obras: “La Suma Teológica”, sin duda la más famosa, pero no por eso la mejor conocida. Ocupa 5 volúmenes in- folio de apretado texto.

Y por eso te digo que, cuando uno lee esto se siente como ridículo delante de semejante portento de hombre, que se ve que era un gran intelectual.

UN GRAN SANTO

Un gran santo, un hombre que yo me imagino callado, siempre escribiendo, siempre leyendo, siempre enseñando la doctrina cristiana.

Fue impresionante, era de una familia bastante acomodada y noble.

De hecho nació en un castillo en Roca Seca, como se llamaba el lugar donde nació, muy cerca también de la Abadía de Montecasino, por allá a comienzos del siglo XIII, 1224 o 1225.

FUNDA UNA UNIVERSIDAD

El rey de Nápoles, Federico III funda una universidad y a quien llama pues a Santo Tomás de Aquino. 

Y en Nápoles donde se va a vivir para trabajar en la universidad naciente, conoce a la orden de Santo Domingo, los dominicos.

Entonces Dios le da la vocación a ser dominico.

RESPONDE A SU VOCACIÓN Y SE HACE DOMINICO

Pero tiene una pequeña contrariedad o una contrariedad mayúscula, porque su familia se opone, entonces se tiene que regresar a su casa.

Y ya cuando es mayor de edad pues ya decide irse al convento de los dominicos.

Pero como es un hombre que puede dar tanto, es enviado por la orden de los dominicos a París para estudiar la teología bajo la dirección de San Alberto Magno.

LOS SANTOS TIENEN SUERTE

Es que también los santos tienen mucha suerte.

Yo no sé si tú has conocido a algún santo, pero si uno conoce un santo es que tiene mucha suerte y Dios le pedirá cuentas de eso.

San Alberto Magno después le pidió que viajara Kolonia, donde se funda también un Estudio Teológico, luego va a París, donde también trabaja y da clases y escribe. 

En fin, está en todas partes, en París, en Nápoles, en Colonia, viaja a Roma, también vivió unos años en Roma, en donde el Papa por ejemplo, Urbano IV, le pide que vaya directamente al Orvieto porque ha ocurrido un milagro, el milagro Eucarístico de Bolsena.

MILAGRO EUCARÍSTICO DE BOLSENA

adoro te devote

Un milagro en el que un sacerdote al celebrar la misa, tiene dudas y el Cuerpo de Cristo comienza a gotear Sangre y mancha los corporales; ese corporal todavía se conserva en el duomo en la catedral de Orvieto.

Ahí en el norte de Roma, si vas a Roma en dos horitas estás en Orvieto, ¡Vale la pena!.

En todo caso Santo Tomás se va para Orvieto y comienza a escribir textos litúrgicos, a componer textos litúrgicos para desagraviar.

ADORO TE DEVOTE

Escribe el oficio de las lecturas del Corpus Christi, cantos litúrgicos, himno eucarísticos, el Adoro te devote.  

Está allí varios años, creo que unos cuatro años, podríamos seguir hablando de las obras, de la historia, de la cronología de Santo Tomás de Aquino.

ANÉCDOTAS DE SANTO TOMÁS

Pero las dos anécdotas que más me han impresionado a mí de su vida son las siguientes: las cuenta directamente Benedicto XVI en una audiencia por allá en el 2010, en la que habló de Santo Tomás de Aquino.

Te las cuento y esto nos servirá para hacer nuestra oración, para hablar con el Señor a lo largo de todo este día.

En diciembre de 1273, llamó a su amigo y secretario Reginaldo para comunicarle la decisión de interrumpir todo trabajo porque durante la celebración de la misa, había comprendido mediante una revelación sobrenatural, que lo que había escrito hasta entonces era sólo un montón de paja,

¿Qué tal?. Puedo volver a repetir todo lo que él escribió…

HUMILDAD DE SANTO TOMÁS

Se trata de un episodio misterioso que nos ayuda a comprender, no sólo la humildad personal de Tomás, sino también el hecho de que todo lo que logramos pensar y decir sobre la fe, por más elevado y puro que sea es superado infinitamente por la grandeza y la belleza de Dios que nos revelará plenamente en el Paraíso.

Ya esa plenitud estamos llamados tú y yo.  

Podemos ser los santos más eruditos, más inteligentes, sí muy bien, pero lo importante es ver a Dios cara a cara, ver la plenitud de Dios, la bienaventuranza de Dios.

Si recibimos inteligencia para ser un doctor De la Iglesia, bendito sea Dios.

NUESTRA RECOMPENSA SERÁ VER A DIOS CARA A CARA

Tenemos que sacarle todo el partido, pero si recibimos solamente una inteligencia, no sé, para poder hablar y comunicarnos, pues también estamos llamados a esa santidad, a contemplar a Dios cara a cara.

La otra anécdota es la siguiente:

Yo le tengo especial cariño, dice: Mientras el santo, como acostumbraba, oraba ante el crucifijo por la mañana temprano en la capilla de San Nicolás, en Nápoles, Doménico de Caserta, el sacristán de la Iglesia, oyó un diálogo:

Tomás preguntaba preocupado sí cuánto había escrito sobre los misterios de la fe cristiana era correcto,

y el  Crucifijo respondió: “Tomás has hablado bien de mí, ¿Cuál será tu recompensa? 

Y en ese momento Santo Tomás, pudo haber pedido como si hubiera aparecido el genio de Aladín,

¿Qué quieres pedirme? eso le preguntó el Cristo que tenía ahí delante, delante del cual rezaba.

Tomás, ¿Cuál quieres que sea tu recompensa?

Y la respuesta que dio Tomás, es la que también nosotros amigos y discípulos de Jesús quisiéramos darle siempre.

 Respuesta:

¡ Nada más que tú, Señor !

(Cf. Benedicto XVI, Audiencia general, 2-6-2010)

ASÍ ERA SU AMISTAD CON JESÚS

Está era la altura de Santo Tomás de Aquino, este era el cariño, la veneración, la admiración y la amistad que tenía con Jesús, que no quería nada en este mundo, sino solamente tenerlo a Él, nada más que tú, Señor. 

Pues así, terminamos este rato de oración, diciéndole al Señor esto mismo, desde lo profundo de nuestro corazón. 

 

 

 


Citas Utilizadas

2 Samuel 11, 1-4. 5-10. 13-17

Salmo 50

Marcos 4, 26-24

Reflexiones

¡Nada más que tú, Señor!

Eso quiero que sea mi recompensa por amarte y seguirte aquí en la tierra. 

Gracias Dios mío, por el ejemplo de Santo Tomás de Aquino.

 

Predicado por:

P. Santiago

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