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P. Santiago

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LA VOCACIÓN DE LOS HIJOS

En este rato de oración hablaremos con Jesús de las reacciones naturales y sobrenaturales al comprender que un hijo es llamado para entregarse completamente a Dios.

Hace unos días me contaba una persona muy cercana y con mucha confianza, que escuchó una conversación de tres o cuatro señoras, estando muy cerca ella no pudo evitar escucharla.
No es que haya sido maleducada o haya escuchado detrás de la puerta, simplemente estaba allí, en ese lugar.
Ella vio como estas señoras estaban comentando que, a uno de los hijos, -ella no se enteró de quien de ellas era el hijo-.

SER SACERDOTE

Una de ellas contó: ¡Ahora mi hijo me ha salido con que quiere irse de sacerdote! ¡Quiere entregarse a Dios! Desde hace unos meses está yendo a unos grupos de oración y bueno…
Y de ahí empieza la conversación entre las amigas, que empiezan a decir: -No, pero está muy chiquito. -Otra que dice: no va a poder casarse. Y otra: No va a poder estudiar la carrera que quiere…
Señor, esto me sirve a mí, para hacer este rato de oración.
Los papás, es lógico que planeen la vida de sus hijos. ¡Qué sueñen con la vida de sus hijos!
Es normal que quieran tener una familiar de calendario. Unos nietos hermosos, inteligentes. Con una buena posición social…
Van educando a sus hijos, les pagan muy buenos colegios, todas las actividades extracurriculares, con idiomas, música, etc.
Porque quieren que sus hijos tengan una muy buena formación, y puedan ser unos buenos jóvenes y crecer y ser adultos exitosos, esto es muy bueno.
Claro, también los llevan a Misa. Les parecen espectacular que vaya a grupos de oración o a algunas instituciones de la Iglesia.
Les parece espectacular que puedan ser jóvenes de vida de piedad, de vida de oración.
Pero… Bueno: – ¿No será mejor que siga con su vida “normal”? Este puede ser un pensamiento posible, lógico, que se tiene.

PENSAR EN SUS HIJOS

Cuando salen estas preguntas, puede ser apresurado pensar que los papás son unos egoístas…. No, no podemos pensar asi de los papas.
Es normal que los papás piensen en su hijo, no están pensando solo en ellos, de repente también piensan en ellos, en sus deseos, en sus ilusiones, pero piensan también en sus hijos.
Ahora pienso en Ti, Jesús, me acuerdo de ese momento en el que te perdiste en el templo, ¡tres días buscándote José y María!
Y cuando te encuentran te preguntan;

«Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»

(Lc 2, 48-49)

Y dice el Evangelio:

“Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.”

(Lc 2, 51)

¡Fíjate, la Virgen, la madre de Dios! La mujer escogida desde toda la eternidad para ser la madre de Dios, y para secundar la voluntad de Dios y los deseos de Dios. ¡Y se cuestiona!
Por la llamada, por la misión que tiene su Hijo, siendo apenas un niño de 12 años, es normal que se preocupe y que tenga inquietudes, y san José también.

la vocacion, el niño perdido, en el templo
Acabo de estar en Argentina, estuve participando en una convivencia internacional de sacerdotes de toda América, desde Canadá hasta Argentina, sobre el tema de la predicación.
Fue una experiencia maravillosa y tuve algunas horas también para conocer algo de Buenos Aires.

JORGE MARIO

Fui a visitar la Iglesia de San José de Flores, la iglesia en la que el 21 de septiembre de 1953, un joven llamado Jorge Mario sintió la llamada de Dios.
Y el Papa lo ha contado en varias ocasiones, cómo fue aquello: él estudiaba química.
Tenía apenas 16 años o 17 años y era el día del estudiante, que era el comienzo de la primavera.
Entonces ese día había fiesta y él cuenta que pasa por la iglesia, por la Parroquia y entra, que no se explica muy bien porque entró.
Y cuándo entra, estaba sola la iglesia, y venía un sacerdote caminando, un cura caminando, no lo conocía, no era de la iglesia y se sentó en uno de los confesionarios, el último confesionario a la izquierda mirando al altar.
Cuenta Jorge Mario que sintió el deseo de confesarse y no sabe lo que sucedió, no sabe por qué aquel sacerdote estaba allí, no sabe por qué sintió el deseo de confesarse, pero fue y se confesó y eso le cambió la vida.
Él sintió que ese momento lo estaba esperando desde hacía mucho tiempo. Tú, Jesús, estabas esperando ese momento también para aquel joven.
Y después de la confesión, cuenta Jorge Mario Bergoglio: “Sentí que algo había cambiado, yo no era el mismo”.
Había sentido una voz, una llamada, no sé qué pasó y de ahí ¡sentí que tenía que ser cura! Pero no dudé, ¡No dudé!

TENÍA QUE ESCOGER

Esta es una de las ocasiones en la que ha contado esta historia, y curiosamente no habló de esto con nadie en 3 años, ¡en 3 años!
Tres años después, cuando tenía que escoger ya universidad, había estudiado los últimos estudios de perito químico, para los que terminaban la época de colegio, y había empezado a trabajar en un laboratorio de análisis de alimentos.
Lo normal en ese momento era que se matriculará en medicina o en alguna carrera de ciencias, pero no fue asi.
En ese momento él reveló su secreto y le contó a su papá que quería irse al seminario y quería ser sacerdote. Su papá se llamaba Mario y lo entendió inmediatamente

la vocacion, Papa Francisco
En cambio, Regina, que era su mamá, fue muy distinta la reacción que tuvo la mamá. La hermana se llama María Elena.
La hermana María Elena decía: ¡Mamá se había enojado muchísimo cuando Jorge le dijo que quería hacer sacerdote!
Era el primer hijo que abría las alas, claro, es normal, es lógico.
¡Sí, pero es que va a ser el Papa, es que va a ser el sacerdote! Pero la mamá que iba a saber que él iba a ser el Papa.
La mama que iba a saber cuáles iban a ser los frutos después de esa entrega, de ese lanzarse a seguir esa voz de Dios. No, no lo sabía.
Y es normal que esa buena mujer católica, se haya contrariado un poco.
Primero se lo dije a papá y le pareció muy bien es más se sintió feliz, después él se lo dijo a mamá, ¡la vieja se enojó mal! -Ya me lo imagino hablado en “argentino”. Cuando entré al seminario mamá no me acompañó, no quiso ir durante años, no aceptó mi decisión.

VOCACIÓN DE DIOS

No estábamos peleados, solo que yo iba a casa, pero ella no iba al seminario, bueno, muchos años después esto cambió, ella aceptó su vocación, lo vio ordenado sacerdote, compartió muchas alegrías con él.
No lo alcanzó a ver llegando a Roma y ser elegido como el obispo de Roma, el obispo de la urbe y del orbe.
Pero sí, que sí que aceptó esa llamada de Dios, esa vocación de Dios, esa vocación que le había dado Dios.
Es bonito también decirles a estos padres que sufren, que tienen esa inquietud, de que su hijo es muy joven, de que no va a poder estudiar la carrera, todas las inquietudes que son normales y naturales…
Bueno, que, si el Señor lo eligió, le va a dar en este mundo el ciento por uno y luego la vida eterna. Y que los frutos de la entrega serán impresionantes.
Ahora se me ocurre pensar, por ejemplo, en el beato Carlo Acutis, este chico que murió jovencito.
-Señor; ¿qué tal que le hubieras dejado unos añitos más en este mundo? Pero bueno, te lo quisiste llevar.
No obstante, esos pocos años que pasó en esta tierra, ¡cuánto fruto! Cuánta ayuda para miles y miles de jóvenes en todo el mundo.
Y una cosa que sí es verdad, Jesús, “la entrega de los hijos bendice a los padres.” La vocación de los hijos es un regalo para los padres. Y aunque al comienzo no lo haya, después habrá mucha alegría, tendrán mucha alegría en ese corazón.
Qué bueno Señor, yo te pido en este rato de oración, que muchos padres, ojalá sean muchos los que acompañen a sus hijos.

HABLARLO CON DIOS

Tienen que preguntarse en la oración cómo hacerlo, porque bueno, no hay un manual.
No hay una praxis que diga: A los papás que tengan a sus hijos que se vayan a ir al seminario, o las hijas que vayan a ser religiosas o que vayan a entrar en algún ministerio de la iglesia; “tienen que seguir estas praxis”.
No, no hay eso, no existe eso. Tienen que hablarlo con Dios, en la oración, tienen que platicarlo con Dios.
¿Cómo podemos acompañar? Cómo podemos disponernos a aceptar el camino por donde nos quiera llevar a Jesús.
Señor, te pido que bendigas a muchas familias, que nos envíes muchas vocaciones de jóvenes, así como ese joven Jorge Mario cuando tenía 16 años. No había cumplido 17.
Ya, Tú, lo llamabas, en medio de ese barrio de flores ahí en Argentina.
Pensemos en la vida de María también, qué volantazo tremendo le tocó dar a la Virgen.
Cuando una niña, siendo una niña, una adolescente, se le aparece un ángel y le dice: ¡Vas a ser mama!
Imagínate a la Virgen diciéndole a sus papás, a Joaquín y a santa Ana: es que voy a ser mamá, apenas siendo una niña, a los 15 o 16 años. ¡Los planes de Dios!

«Hágase en mí según tu palabra.»

(Lc 1, 38)

De María se desprendió el fruto de la redención, por eso; de que tú y yo y muchos jóvenes, digan ¡Sí! a Dios, depende también la redención.
En este rato de oración encomiendo a los papás de todos esos jóvenes y de todas las personas que reciben una llamada y una misión especial, para seguir haciendo los planes de Dios en este mundo, los planos de la redención.


Citas Utilizadas

Hch 6, 8-15

Sal 118

Jn 6,22-29

Reflexiones

Te pedimos Señor, que nos des muchas vocaciones religiosas, que muchos jóvenes digan que Si a esa llamada para esa misión especial, para seguir los planes de Dios en la construcción de tu Reino.

Predicado por:

P. Santiago

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