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P. Ricardo

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El SANTO DE LA ESCOBA

La vida de San Martín de Porres brilla por su sencillez y su amor desinteresado hacia los demás, porque tuvo como modelo a nuestro Señor, del cual es una fiel copia.

Quería, en estos diez minutos de oración, hablar de alguien grande, que brilla por su sencillez y trabajo para los demás…

Una vida extraordinaria

Aprovecháremos que en la Iglesia celebramos la fiesta de el Santo de la escoba, así se le conoce a San Martín de Porres, un santo peruano que murió un día como hoy, un 3 de noviembre del año 1639.

Y es una vida extraordinaria y, al mismo tiempo, muy ordinaria, como la de los santos.

Hace poco hemos celebrado la solemnidad de Todos los Santos, una fiesta muy bonita también, porque vemos que celebramos a todos aquellos hombres y mujeres que no aparecen, digamos en las grandes celebraciones, la fiesta del santo tal, de la santa tal… sino que escondidos, digamos, en esa gran multitud que veía San Juan, como leímos en el libro del Apocalipsis el domingo pasado.Volver A Los Sacramentos Sin Miedo

Es que la vida de los santos es una vida sencilla, dentro de todo; algunos santos, sí el Señor quiere que trabajen en una obra especial o en un momento histórico muy especial, determinado; pero la gran mayoría de fieles cristianos, de hijos de Dios, como tú, como yo, pues tenemos una vida corriente y esa es la vida también de este hombre, de este santo:

San Martín de Porres, quien tuvo también la gracia de vivir con otro hombre muy santo o de coincidir con un hombre muy santo, que es: Santo Toribio de Mogrovejo…

El Santo de la escoba

Él, San Martin decidió entrar a la vida religiosa animado por un fraile muy famoso en esa época y lo invita a entrar al convento de Nuestra Señora del Rosario.  Y así, empieza su camino de vida contemplativa, de vida religiosa, muy sencilla.  Él, por los encargos que tenía, tenía el encargo de la portería, también había aprendido el oficio de peluquero, pero también ayudaba a todos los necesitados.

El Santo de la escoba

De hecho, se cuenta en su biografía, que a veces había una gran multitud en la portería del convento: gente pobre, gente de todas las razas (porque Perú, el virreinato del Perú, estaba compuesto de muchas razas) e iban allí, a la puerta del convento, a pedirle limosna a Martín de Porres.

A veces a que los curara (también tenía su oficio de enfermero) y es que todos ellos se sentían atraídos por esa caridad, por ese amor, por esa preocupación por los más necesitados; en ese sentido, podemos decir que San Martín se había identificado con nuestro Señor.

También se cuenta de él muchos milagros en vida, cosas sorprendentes, como una anécdota de un albañil que se está cayendo de una escalera y, San Martín, que le habían prohibido que haga cosas extraordinarias, le dice:

“Espérate”, como que lo congela allí en el aire y va a pedir permiso.  Bueno, no sabemos si eso es verdad o no, pero lo importante es que San Martín supo identificarse contigo Señor y es que en eso consiste la santidad.  Eso es lo que Tú nos pides a nosotros y hoy lo hemos escuchado en el Evangelio:

“Quien quiere venir en pos de Mí, tome, cargue su Cruz de cada día y sígame”

(Mt 16, 24).

Admiración y devoción a  los Santos

Pues tú y yo, que estamos haciendo estos minutos de oración, pensemos, miremos al Señor.  A lo mejor tienes un crucifijo delante de ti, alguna imagen piadosa que te ayude a ponerte en presencia de Dios y piensa:

  • ¿Señor, yo estoy dispuesto a llevar mi Cruz de cada día?

O a lo mejor la pregunta tienes que hacértela a ti mismo:

  • ¿Yo estoy dispuesto a llevar mi Cruz de cada día?
  • ¿Yo quiero parecerme más y más al Señor?
  • “Y es que eres nuestro modelo”

Luego, a lo mejor tienes un santo al que tengas una especial devoción.  El Papa Francisco tiene una devoción especial por San José.  Tiene una imagen de San José en el recibidor de Santa Marta, donde de hecho, pone en unos papelitos, escribe algunas intenciones suyas y las pone debajo de la imagen y ahí se las encarga a San José.

Tú seguramente tienes tu devoción personal, sin olvidar que nuestro Modelo es Cristo; nuestro Maestro es Cristo.

Servir a los demás

Vemos, para eso, conocerle y una de las cosas que nos sorprende más, al menos a mí me sorprende mucho al leer la vida de nuestro Señor, es cómo trataba a las personas; cómo trataba a todos los que se acercaban a Él, a pedirle algo (porque todos venían a pedirle), un milagro, incluso alguno sí con, digamos, miras más humanas le dice:

“Señor, dile a mi hermano que se divida la herencia conmigo; el Señor nuestro Señor le dice: no, yo no soy juez aquí, yo no estoy para esas cosas”

(Lc 12, 13-14).

Pero todos lo que quieren es que sean sanados en el cuerpo pero, sobretodo, en el espíritu.  Jesús no escatima esfuerzos, Jesús siempre está disponible, yo creo que no le vemos al Señor decir:

“mira, vente mañana, ahora estoy cansado, ahora estoy de mal humor”.

Aqui vemos que Jesús se molesta por la dureza de corazón, sea de aquellos que le tienden trampas, como los  fariseos, los saduceos, los herodianos… como también sus apóstoles que, a veces, se pelean como niños; ya hombres hechos y derechos, se pelean por los primeros puestos: ¿quién es el mayor? ¿quién es mejor? A mí me miró, a mí me dijo esto, yo soy más alto… cosas humanas, tonterías diríamos y el Señor ¿qué hace?

El Señor les dice que sean como niños, que sean los últimos, que se sirvan los unos a los otros.

Es en la Última Cena, que se quita el manto que ese símbolo de su realeza y se ciñe una toalla y empieza a servirles y ellos se quedan atónitos: ¿cómo es posible que nuestro Maestro esté realizando un oficio de esclavo? Y eso que luego Jesús, les hace ver:

“¿Se dan cuenta lo que he hecho? Yo que soy el Maestro he hecho esto” .

(Jn 13, 13)

Encontramos en la vida de San Martín de Porres, que no escatimaba esfuerzos, que estaba dispuesto a ayudar a los demás y ahí estaba todos los días, en una vida escondida, aunque muy pronto se hizo conocido.

Influencers de la Fe

¡Qué bonito! “Yo creo que esto Señor es lo que vale la pena, que seamos conocidos”, ¿por qué? Porque vivimos esa caridad, porque somos almas de fe; es decir, que nuestra fama no sea una fama por cosas humanas.

Influencers de la fe

Hoy en día, con todo el boom de las redes sociales, todos queremos ser influencers, todos queremos ser famosos y la verdad que es muy, entre comillas, fácil o está al alcance de la mano y uno puede tener muchos seguidores, te puedes convertir en youtuber o en instagramer, un gran influencer… pero al final, eso pasa.  Pasan esas cosas, porque luego uno se olvida de ese canal que tenía en YouTube, de cuántos seguidores tiene, que si me han dado like, que si cuántas vistas tengo.

Te propongo que busquemos ser influencers pero de la fe, de la esperanza, del amor.  Que se pueda decir de nosotros que queríamos, que queremos, a todas las personas.

Vivir de manera extraordinaria

Cuando alguien que se acerque a nosotros se vaya contento porque le hemos prestado atención, lo hemos escuchado, le hemos sonreído, hemos sabido gastarnos por esa persona con unas palabras de cariño, de servicio, de interés; que hemos sabido ayudar, que hemos sabido “gastar” nuestro tiempo, no importa cuánto.

Qué bueno que sea eso por lo que somos conocidos y también otras cosas que podamos hacer pues sí, si eres un influencer, bendito sea el Señor, como también que te conozcan porque eres coherente con tu fe, porque trabajas bien, porque eres un buen padre, madre de familia, un buen hijo, un buen estudiante, un buen profesional, un buen católico, pero no “buenito”, sino muy bueno, porque la santidad no es de mínimos, es de altos; es más, diríamos que como se trata de amar, pues no tiene límites.

Pidámosle  a San Martín de Porres en este día, que nos ayude a alcanzar esa santidad, esa santidad en lo ordinario, qué consiste en hacer esas cosas ordinarias, sencillas, de manera extraordinaria por amor a Dios.


Citas Utilizadas

San Martín de Porres, Religios

Flp 2, 5-11

Sal 21

Lc 14, 15-24

Reflexiones

Jesús ayúdame a ser un influencer de la fe, de la esperanza, del amor.

 

Predicado por:

P. Ricardo

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COMENTARIOS

  1. Exc idea hacerlas escritas se pueden hacer la meditación a nuestro ritmo con pausas, para aprovechar mejor cada frase u idea

    • Nos da muchísima alegria Sylvia, que sean de ayuda para enriquecer ese dialogo personal con Dios!!!

  2. Sylvia Mora Brenes dice:

    Exc idea hacerlas escritas se pueden hacer la meditación a nuestro ritmo con pausas, para aprovechar mejor cada frase u idea

    • Ana Claudia Valdés Villalba dice:

      Nos da muchísima alegria Sylvia, que sean de ayuda para enriquecer ese dialogo personal con Dios!!!

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