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p. Josemaría

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HAZ EL OSO SIN REPOSO

María nos sonríe, cuando con sencillez buscamos la manera de agradarla, cuando, sencillamente acudimos a ella en alguna necesidad, o porque queremos ser mejores.

¡FUE UNA NIÑA!

El otro día me invitaron a un “gender reveal” le llaman, una revelación de si el bebé que esperaba la esposa de un amigo iba a ser niño o niña, porque ya con la tecnología se puede saber mucho tiempo antes de que nazcan. Nos podemos imaginar lo que sucedía no hace mucho tiempo antes: yo recuerdo que mis hermanos te enterabas si iba a ser niño o niña cuando nacía. Más bien decíamos: ¿Qué fue? Fue niño, fue niña.

Pues hoy celebramos el nacimiento de una niña. Hace más de dos mil años que nació una niña y te puedes imaginar la alegría de la casa, de unos papás -Joaquín y Ana- que celebraban con júbilo nacimiento de su de su hija. Y sus parientes y sus amigos les preguntaban: ¿Qué fue? ¿Qué fue? -¡Fue niña! -Y ¿cómo se va a llamar? -Se va a llamar María.

Y, sin embargo, tú y yo sabemos que ese nacimiento fue del todo singular. El nacimiento de María tiene una trascendencia gigantesca en la historia de la humanidad, porque con el nacimiento de María, el pecado por el que el mundo se había oscurecido -había quedado en tinieblas.

El pecado de Adán y Eva había hecho que el mundo quedara, pues, de noche, ya no se sabía adónde ir. Y de pronto, con el nacimiento de María, apareció un lucero en medio de la oscuridad que anunció al mundo entero que la luz estaba para llegar. Ese lucero era María.

SIN REPOSO

Me platicaban unos amigos de una excursión fallida que hicieron desde el cauce de un río, cerca de la ranchería donde se encontraban, hasta el siguiente pueblo. Iban a ir trepados en unas cámaras de llanta de tractor como balsas, impulsados tan solo por la corriente río abajo. Sin embargo, lo que pensaron que iba a ser una aventura de un par de horas a lo mucho al pueblo más cercano, porque según sus cálculos, como en coche se hacían tan solo 15 minutos, pues poco más harían por el cauce del río.

Y, sin embargo, resultó que estaban muy equivocados, porque el cauce de aquel río iba completamente por otro lado de la carretera, y se hizo una travesía tan larga que se les hizo de noche.

No tenían más que su traje de baño -ni chanclas algunos, qué esperanza llevar celular-, así que no tuvieron de otra que cuando ya no veían nada, pues hacerse bolita y resistir como pudieron, primero a los mosquitos y después al frío que les azotaba en todo el cuerpo.

Y así pasaron una noche que se les pareció eterna, hasta que de pronto uno de ellos lanzó un grito de júbilo y se puso a saltar de alegría. Los demás lo veían como diciendo: -Este cuate ya se volvió loco. Y sin embargo dijo: -No, miren allá ¡el firmamento! Se veía la línea naranja que anuncia la llegada del nuevo día y eso significaba que pronto iban a poder seguir el camino de regreso a casa.

MARÍA: LA AURORA DE LA REDENCIÓN

Bueno, pues el nacimiento de la Virgen, el nacimiento de María, fue la aurora de la mañana.  La primer señal de que la redención que vendría con su Hijo Jesús estaba ya próxima.

Hacer el oso sin reposo

“La aparición de Nuestra Señora en el mundo -dice el Papa- es como la llegada de la aurora que precede a la luz de la salvación, Cristo Jesús”.

Hace muchos años -bueno, no tantos, pero bueno, mientras estudiaba yo en Roma- los fines de semana aprovechábamos para hacer algo de jardinería en la casa donde vivía, que tenía un jardín muy grande.

Incluso tenía un pequeño riachuelo porque estaba en las afueras de Roma aquella casa, y cerca del río teníamos la costumbre de sembrar, en invierno, los bulbos de los narcisos, los tulipanes y los jacintos que nacerían en primavera.

Eran unos bulbos que sembrabas con mucha fe porque los dejabas ahí enterrado, luego llegaba el invierno y parecía que todo aquello estaba muerto. Y, sin embargo, cuál era nuestra sorpresa y nuestra alegría que cuando empezaban a brotar los primeros verdes de primavera, nacían también aquellas plantas tan bonitas por toda la vereda de aquel riachuelo.

LA MÁS LINDA CRIATURA

Pues así, María fue como el abrirse sobre la tierra, toda cubierta del lodo del pecado, la más bella flor que jamás haya aportado en el jardín de la humanidad.

El nacimiento de la criatura más pura, más inocente, más perfecta, más digna de la dignificación que el mismo Dios, al crearlo, había dado al hombre: imagen de Dios. Jamás los ángeles habían contemplado una criatura más bella. Nunca la humanidad tendría nada parecido.

La Virgen Santa María había sido anunciada en diversas profecías a lo largo del Antiguo Testamento. Ya en el Génesis, después del pecado, en los mismos comienzos de la revelación, se habla de Ella.

Cuando, después de la caída de nuestros primeros padres, Dios le dice a la serpiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza, y tú le echarás el calcañar”

(mientras tú intentarás morderle el talón, dice otra traducción) (Gn 3, 15).

Por eso María se llama también la nueva Eva, de quien nacería Cristo, el nuevo Adán, el vencedor absoluto del demonio, simbolizado en la serpiente. Frente a su poder, el demonio no podrá hacer nada eficaz.

UN REGALO PARA MARÍA

Pues hoy que celebramos la fiesta de la Natividad de María -es su cumple, su cumpleaños, porque si celebramos la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, pues nueve meses después es el día en que nació. ¡Fue Niña!

Y María se siente muy madre nuestra y nosotros, hoy especialmente, nos podemos sentir muy hijos suyos -lo somos. Pero también hemos de sentir su maternidad, “hemos de sentirnos realmente, pues, muy hijos tuyos, Madre mía, porque yo me quiero de verdad refugiar en tu regazo, como lo hacen los hijos cuando necesitan a sus madres”.

Y cuando llega el cumpleaños de mamá, los hijos también le suelen regalar alguna cosa, tener algún detalle con ella. Por eso, quizás en nuestros últimos minutitos de nuestra oración, pues es un buen día para tener detalles con Ella. El Papa nos invita a rezar, por ejemplo, un Ave María, a regalarle a María un Ave María. Pues qué sencillo y que bonito detalle ¿no?

Pero probablemente tú también le puedes preguntar. ¿Y si le preguntas a María qué le gustaría que le regales? Muy probablemente Ella te dirá, te responderá pues algo parecido a lo que le dijo a los mozos de las bodas de Caná: “De regalo quiero que hagas lo que Él te diga”. Porque Ella te quiere ver muy cerca de su Hijo Jesús.

Por eso, tal vez el regalo más bonito puede ser confesarte, sobre todo si llevas tiempos sin hacerlo y entonces recuperas la gracia de Dios o acrecientas la gracia de Dios y la presencia de Cristo en tu corazón. Una buena confesión.

Pero sin duda alguna también el mejor regalo que le puedes hacer hoy a María es ir a misa. Puede ser también el regalo de cuidar la comunión eucarística, que es también estar muy cerca de Jesús.

MUY CERCA DE SU HIJO JESÚS

Y después, puede ser una buena ocasión repasar el resto de las normas de piedad mariana, que son como un regalo permanente a Nuestra Señora. Es como regalarle a María una flor cada día: el regalo de hacer todos los días tu ratito de oración, de rezar el Santo Rosario.

De acudir a su intercesión con algunas de las oraciones tan bonitas que nos han enseñado desde chiquitos como el Dulce Madre, que no pierdas nunca esa infancia espiritual para rezar antes de dormir el Dulce Madre. Y no, digamos lo contenta que se pondría si le rezas un Rosario. De ponerte en una alarmita para no dejar de rezar el Ángelus todos los días a las 12:00, y recordarle así cuando el ángel del Señor anunció a María y concibió por obra del Espíritu Santo.

Me acuerdo que cuando nos juntábamos los amigos para festejar a alguien por su cumpleaños, uno al que le decíamos el Kaiser, nos animaba a todos a hacer alguna gracia sin vergüenza, o sea, de no tener pena de cantar, de bailar, de contar un chiste. Y para eso tenía una frase, él decía: “Haz el oso sin reposo”, haz el oso sin reposo.

JUAN EL TITIRITERO

Bueno, pues a mí me recordó una leyenda con la que quizá podemos terminar nuestra oración, que a San Josemaría le gustaba contar en su predicación y que se refiere específicamente a un fraile que en una ocasión le regaló a María algo de cumpleaños. Bien, pues te voy, te voy a leer esta anécdota y con eso terminamos. La leyenda se llama Juan el titiritero, y dice así:Juan el titiritero

“Se ganaba la vida yendo de pueblo en pueblo, mostrando sus habilidades y haciendo juegos de manos con bolas, palos y platillos. Un buen día, Juan, el titiritero, decidió cambiar de vida y entrar en un convento, porque, según decía él, la Virgen le llamaba. Muy pronto se encontró feliz entre aquellos monjes que alababan de continuo a Dios y a Santa María.

Al acercarse la fiesta del monasterio en honor a la Madre de Dios, los monjes empezaron a ocuparse en cosas muy diversas y explicaron a Juan que se trataba de una vieja costumbre que consistía en ofrecer cada uno algo a la Virgen en el día de su fiesta. Juan no dejaba de pensar: ¿y yo que le puedo ofrecer?

DÍA DE FIESTA

“Llegó el día de la fiesta y todos los monjes se reunieron en la iglesia. Cada uno comenzó a hacer su ofrenda. El prior leyó un magistral discurso sobre la Virgen. Otro un poema, otro una canción. Otro presentó una preciosa miniatura de la Virgen con Jesús en su regazo.

Juan se encontraba cada vez más apenado porque no sabía qué ofrecer a la Señora. Por fin, cuando la celebración había concluido, Juan se sintió iluminado. Había descubierto algo que él podía hacer y que quizá a la Virgen le gustaría. Y así lo hizo.

“Cuando todos dormían, se levantó y se dirigió a la iglesia, y allí, solo, ante la imagen de la Virgen, comenzó a hacer lo que él sabía: sus juegos, sus hábiles piruetas de titiritero.

Al oír el ruido, el prior se despertó asustado y fue a la iglesia a ver lo que pasaba. Allí estaba Juan dando sus saltos ante la imagen de la Virgen. Ya estaba dispuesto el prior a lanzarle una buena reprimenda. Cuando levantó la vista y vio que la imagen de la Virgen miraba a Juan y le sonreía”.

Pues te animo a que hoy y todos los días “hagas el oso” con la Virgen. Que te propongas tener algún detalle con Ella, como esos que tienen los enamorados: llévale flores, pon una foto de Ella en la pantalla de inicio de tu celular.  Cuélgate su imagen en el cuello. Pero, sobre todo, mírala. Mírala con cariño en todas las imágenes que te encuentres por el camino.


Citas Utilizadas

1 Cor 7, 15-31

Sal 44

Lc 6, 20-26

Reflexiones

Virgen María, que cada día sepa “hacer lo que Él diga” como dijiste en las bodas de Caná.

Predicado por:

p. Josemaría

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