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P. Josemaría

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EL TIEMPO VUELA

El tiempo es más que dinero, el tiempo es Gloria. Si el tiempo es lo que más vale, lo damos a las personas que más queremos. ¿Quiero a Dios? ¿Cuánto tiempo le dedico todos los días?

Ya terminamos el mes de enero, ya empezó febrero, y qué rápido se nos va el tiempo, han pasado 40 días desde la Navidad.
Y por eso la Iglesia celebra hoy la fiesta de la “Presentación de Jesús en el templo”,
la “Virgen de la Candelaria”.
Pero antes de hablarte de esta fiesta, quisiera volver a lo que te acabo de decir sobre el tiempo, “el tesoro del tiempo”. Dicen los norteamericanos: “time is money”.
Y en parte tienen razón, porque el dinero es tasa de interés en el tiempo.

EL TIEMPO ES GLORIA

Pero decimos los cristianos: ¡el tiempo es Gloria! ¿Por qué? -Porque si tú quieres a alguien se lo demuestras.
Esta es buena ocasión para preguntarnos con valentía: ¿Yo quiero a Dios? ¿Tú quieres a Dios? ¿Cuánto tiempo le dedicas? ¿Cuánto tiempo le dedico?
Porque si el tiempo es lo que más vale, pues se lo damos a las personas que más queremos.
Cuentan de un empresario muy muy rico que, en el cumpleaños de su mejor amigo, que además era su socio comercial, su socio en el negocio, le regaló “tiempo de su Jet privado”.
Porque le decía: -Para que puedas estar más tiempo con tu esposa y con tus hijos, para que puedas aprovechar al terminar en las reuniones de oficina y llegar más rápido a tu casa, pues estaban en otras ciudades.
Bueno, ¿Qué quiere Dios de ti, en la vida de Piedad? ¡Dale lo que te pide! ¿Qué te está pidiendo? Por ejemplo: -dedicación a la vida de oración, de sacramentos.
¿Cuántas veces te está pidiendo Dios que vayas -por ejemplo- a Misa entre semana? –pues ¡Pregúntaselo!
¿Si quiere que vayas solo los domingos, o quiere que vayas también algún día entre semana? ¡Dale lo que te pide!
Bien, y volviendo a la fiesta en que la tradición recuerda, cuando María con José fueron al templo de Jerusalén a presentar al niño Jesús, recién nacido y consagrarlo a Dios.

PUNTO PARA MEDITAR

Ahí hay un punto de meditación, que podemos hacer, o sea… siendo Jesús, María y José perfectísimos, y que en sentido estricto no necesitaba Maria irse a purificar al templo como lo mandaba la ley de Moisés.

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Y tampoco lo necesitaba Jesús, circuncidarse como lo ordenaba la ley de Moisés, porque Jesús siendo Dios está por encima de la ley y María siendo la mujer más perfecta, es la más pura de todas…
Y sin embargo, obedecen, se someten, que nos sirve también de examen ¿verdad? ¿Tú y yo sabemos obedecer con docilidad, cuando las personas que son para nosotros autoridad nos piden algo?
¡Qué contraste, Señor! Frente a la docilidad y la humildad de José y María de llevarte al templo, con lo poco que a veces yo sé obedecer…
Finalmente, como dice el Evangelio, cuenta como entraron Maria y José llevando a Jesús en sus brazos.
Había ahí, un viejito, un anciano, un personaje entrañable, un hombre justo, piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, es decir que esperaba al Mesías.
Y, quien había recibido una revelación: “Que no moriría antes de poder verlo”
Ese día nos sigue contando el Evangelio que, movido por el Espíritu Santo, se dirige al templo, y allí se encuentra con la Sagrada Familia.
Entonces nada más verlos, Simeón percibe en su interior que ese niño es El Mesías esperado.
No solamente esperado por todos los profetas del Antiguo Testamento, y por todo el mundo sino esperado en concreto también por él, porque él había recibido esa revelación.
Era el sentido de su vida: “No morirás sin antes haber tenido en tus brazos al Mesías esperado”.
Así que imagínate su alegría, imagínate su ilusión. ¿Cómo se acercaría a José y a María y les pediría poder cargar al niño?
¡Poderlo tomar en sus brazos! ¡Con cuánto cariño lo cargaría! Seguro que, a esta buena persona, al anciano Simeón le saltarían las lágrimas de emoción.

RECIBIRTE CADA DÍA

Aquí también hay un punto de consideración para nuestra oración. ¿Cómo son nuestras comuniones?
“Porque Jesús, a mí también me gustaría poder recibirte así, en la Eucaristía, como el anciano Simeón, y eso que el solo te pudo tomar en sus brazos una sola vez en su vida”.
Pero yo te puedo recibir cada día, quiero Jesús, recibirte como lo hizo él, con el mismo cariño, con la misma fe, con la misma esperanza puesta en Ti”.
Así, Simeón conmovido en ese mismo momento entonó una oración de alabanza y agradecimiento a Dios, que dice:

««Ahora Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».”

(Lc 2, 29-32)

Que en pocas palabras dice la oración de Simeón: ¡Ya me puedo morir en paz!
No sé si tú y yo tengamos esa ese mismo sentimiento después de comulgar, ¡Es que, es lo más grande que puedo hacer en este mundo! Ya me podría morir, y eso que no me quiero morir.
Sería, no sé, quizá un signo de enfermedad querer morir jóvenes, yo quisiera, Señor, morir muy viejo muy viejo, después de haber vivido muchos años en esta tierra.
Pero, sí se entiende lo que queremos decir, es que es lo más grande que puedo hacer: ¡recibir a Jesús en la Eucaristía! Eso es tan grande que ya me podría morir…
Como ese sentimiento que nos dice que ya hice lo más grande que puedo hacer, no puede haber algo más grande que eso.

VIRGEN DE CANDELARIA

Y eso es lo que siente el anciano Simeón, y por eso dice: “Ahora Señor, según tu promesa, ya puedes dejar a tu siervo irse en paz”.
Como te decía, uno de los nombres que recibe la fiesta de hoy, es el nombre de la “Virgen de la Candelaria”, la “Virgen de las luces”.
Porqué lleva en sus brazos a Cristo, qué es, como dice el anciano Simeón al final de su oración: luz para alumbrar a las naciones.
En México, el día de la Candelaria se acostumbra que quien obtuvo el niño escondido en la rosca de reyes, haga una fiesta.
Una fiesta tradicionalmente basada en tamales y atole, ambos productos del maíz, y es una tradición bonita, que tiene su raíz en los primeros años de la evangelización de estas tierras.
Cuando la gente llevaba su maíz y su grano, que estaban a punto de sembrar, para pedirle al Señor, que diera una buena cosecha, porque pronto iniciaría el ciclo agrícola.
Aprovechamos, Señor, para encomendarte que nos han dicho, que por lo menos en este país, no habrá mucha agua en este año, para que todas las zonas agrícolas puedan tener mucha agua.
Más allá de estas tradiciones, la Candelaria significa que María nos trae la luz, porque Cristo es la luz del mundo.

Luz, el tiempo vuela
Seguramente tú te habrás fijado, como en la liturgia, hay una presencia constante de las velas que simbolizan a Cristo.
Por ejemplo: en el Bautismo. Los papás y padrinos sostienen una vela que indica la fe, porque también indica la presencia de Cristo en esa criatura, porque Jesús se va a hacer presente en ese bebé luego en la primera comunión.

LA LUZ DEL MUNDO

Muchas veces, también los niños que ya pueden sujetar ahora por sí mismos, esa vela que significa Cristo, renuevan sus promesas bautismales.
Luego también y fundamentalmente, en la Vigilia Pascual, está esa liturgia de la luz, cuando se enciende el fuego nuevo, y entra al sacerdote con el Sirio, que simboliza a Cristo Resucitado.
¡Qué es exactamente la luz del mundo! y luego, como esa luz del sirio va encendiendo las otras velas, hasta que se encienden todas las velas de la Iglesia.
Que es como una manera muy bonita de simbolizar lo que sucedió con la resurrección de Cristo, que iluminó al mundo entero.
Yo te pido, Jesús, tu ayuda para no olvidarlo nunca, que Tú eres la luz que ilumina mi camino, que ilumina mi vida.
Porque a veces en mi vida hay oscuridad la oscuridad del pecado y con el pecado viene el miedo y la tristeza.
Y si me suelto de tu mano me quedo solo para afrontar mis problemas, solo ante mis dificultades, ante mis fracasos.
Si a ti que me escuchas te pasa un poco esto, yo te animo para terminar nuestra meditación, que mires de nuevo a Jesús, ¡ahí está la clave!
Porque solo en el Señor encontraremos la luz que ilumina nuestro camino y le da sentido a nuestra vida.
Señor, que no se me pase tan rápido el tiempo, que te sepa dedicar unos ratos concretos día a día.
Que te sepa regalar lo más grande que tengo, que es: “el tiempo”. ¿Cuánto tiempo te dedico, Señor? Porque si es lo que más vale, se lo dedicamos a las personas que más queremos.
Madre nuestra, Virgen de la Candelaria, enséñanos a saber ir siempre hacia la luz, que es tu Hijo, Jesús.


Citas Utilizadas

Presentación del Señor

Mal 3, 1-4

Sal 23

Lc 2, 22-40

Reflexiones

Señor, gracias por tu bondad al enseñarnos a ser obedientes, Tú siendo Dios fuiste obediente siempre, ayúdanos a serlo nosotros también.

Predicado por:

P. Josemaría

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