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REDIMIENDO EL MOMENTO PRESENTE

Paisaje
EL MOMENTO PRESENTE

Hoy la Iglesia nos presenta en el Evangelio, la misma escena que escuchábamos ocho días atrás, el domingo. En esa ocasión, relatada por San Marcos con más detalles, en que a Jesús, llegando otra vez hacia Cafarnaúm, lo rodeó mucha gente y vino un personaje a buscarlo porque su hija estaba muy enferma. Era Jairo, el jefe de la sinagoga.

En esta ocasión San Mateo, de manera mucho más escueta, nos dice “que un personaje lo buscó porque su hija acababa de morir”, y el Señor se fue detrás de él… en el camino cura a la hemorroisa.

Y cuando llega a la casa, se encuentra a quienes tocaban la flauta y otros instrumentos, quienes lloraban a la ya difunta. Y les decís eso, Jesús: “que no lloren, porque duerme”.

DUERME, NO ESTA MUERTA

Y pienso que vemos con un poco de enojo la reacción de estas personas, que se ve que estaban contratadas. Sería una costumbre ¿no? “Llorar a los difuntos”, porque se empiezan a reír de tus palabras, Señor, cuando decís que duerme, que no está muerta.

Y nos puede enojar, porque por un lado no es momento para reír, se nota “como un desapego”; que están ahí, no tanto porque fueran personas queridas de la familia, sino porque están haciendo su oficio (llorar, para eso les pagaban).

Pero, quizás más todavía, porque con su actitud muestran estar como por encima del Señor, con una mirada más objetiva, más realista: “la chica se murió”. Y se ríen de que vos digas, Jesús, que duerme, que vive.

Y en ocasiones, pensaba que nos puede suceder, que al tener nosotros una mirada de fe ante los sucesos, ante la realidad, -sin negar la realidad, -que es la que es-, pero con una mirada distinta a la mirada mundana, que a veces es pesimista, a veces cínica, porque carece de fe… Puede ser que otros también se rían de nosotros.

UNA MIRADA MÁS OPTÍMISTA Y LLENA DE LUZ

Que tengan una visión, “o presuman” tener una visión más objetiva de los problemas, de todas las cosas que hay para lamentarse… Y aunque la realidad es la misma y hay que reconocerlo, es cierto también que, con la fe nos da, -Señor, una mirada mucho más optimista y llena de luz.

Este mundo que tiene sus deficiencias, en el que encontramos dificultades; una mirada de luz, que nos hace ver cada momento, aún con esos obstáculos que haya que superar; como un momento ¡que tiene un sentido importante!

CARDENAL VAN THUAN

Recuerdo el libro del Cardenal Van Thuan, este Obispo vietnamita, encarcelado por los comunistas, que sufría en la prisión, pensando en su pueblo, en su gente, en todo el mal que estaban haciendo en contra de la Iglesia, y de la fe, entre sus seres queridos, entre sus feligreses… ¡Y él encerrado! Y sufría por no poder estar cerca, de no poder predicar, de no poder sostener a la comunidad.

Y recibió como una luz de Dios, que le hizo ver, que lo que él había elegido era a Dios, todas las obras de Dios, y que Dios estaba ahí con él, que incluso en esa prisión mínima, podía estar muy activo.

EL MOMENTO PRESENTE

Y entonces, tomó como una decisión: de no esperar a vivir cuando llegara su liberación y poder volver a predicar y a estar cerca de la gente… sino vivir en el momento presente, ¡Vivir el ahora! Y decía él: “¡Colmando el presente de amor!”.

Como si yo le hubiera dicho; “tenés todo lo importante”, y esto nos lleva también a pensar ante las dificultades, ante lo que nos puede poner tristes, o deprimir, o quizá más en esta situación que pasamos ahora de confinamiento, con enfermedad, o incluso que hemos perdido a seres queridos, o hemos perdido la salud… y eso nos nubla un poco el panorama.

Pero podemos pensar también, ahora, Señor, hablando con vos:

• ¿Qué es lo importante?
• ¿Necesito todas esas cosas yo, para que mi vida tenga sentido?
• ¿Necesito que cambie la realidad, para que valga la pena este día?
• ¿Tengo que esperar o puedo ahora también, vivir con un sentido?

A raíz de su experiencia y también de su gran unión con Dios, este obispo escribía desde la prisión:

“Para ti el momento más bello es el momento presente, vívelo en la plenitud del amor de Dios, tu vida será maravillosamente bella, si es como un cristal formado por millones de esos momentos”.

¿Ves cómo es fácil?

SEMBRAR ESPERANZA

Hace poco, me contaba un amigo, que le escribió a otro contándole que se sentía un poco “bajoneado”, porque tenía que mantenerse encerrado por haber tenido un contacto estrecho con alguien contagiado.

Y aquí a quien le escribía le respondió: Que “bajonearse”, ¡NO! Que ahora es cuando nosotros tenemos que sembrar esperanza. Y este que me lo contaba estaba impresionado, porque con “nosotros”, se refería a “quienes tenemos fe”.

Ayúdanos, Señor, a tener esa mirada de luz que no nos retraigamos incluso ante las risas, ante la visión más objetiva, “de otros”, que nos resaltan todos los problemas que tiene la vida.

Porque la verdad, es que tenemos detrás, una fuerza muy grande, que es la de la “gracia” que nos sostiene, y sin esa actitud de fe, puede ser que nos quedemos como achicados, un poco esclavos de los miedos.

PODÍA ARRANCARLA EN CUALQUIER MOMENTO

Leí hace poco, una historia, de uno que se preguntaba:

¿Por qué los elefantes, que son animales tan fuertes, en los circos se les ve que antes de la función, los mantenían en su lugar, atados simplemente con una soga y una estaca muy chiquita?
Y que le sorprendía, porque sería muy fácil, con la fuerza del animal, la podría haber arrancado en cualquier momento.
Y alguien le explicó que se mantenía ahí porque, seguramente,  cuando el elefante todavía no era esa masa enorme llena de fuerza, cuando era chiquito, lo tenían así, atado con una estaca, y había probado muchísimo, y había tirado y empujado y tratado de liberarse… y no lo había conseguido; y por eso ya no lo intentaba.

TENEMOS MOMENTOS CON ESTÁCAS

Y sí, a veces podemos ser así nosotros, nos mantenemos con estacas:

Estamos como perdiendo la libertad, de cosas que podríamos hacer si tuviéramos más fe, una mirada más confiada en Dios, con más luz.

Ayúdanos Señor, a darnos cuenta que hoy, también a las dificultades, en todo momento, tenemos la gracia y la posibilidad de lo más importante: Que es recibir tu amor y tratar de hacerlo fructificar a nuestro alrededor.

Pidámosle a nuestra madre, mientras la imaginamos con esa alegría interior, con esa seguridad, en el sentido de todo lo que hacía frente a los ojos de su Padre Dios, que ella nos ayude a no caer nunca en el pesimismo, al contrario, a dar esa esperanza a quiénes nos rodean.

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