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P. Javier

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EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Que Dios se pueda complacer en nosotros como se alegró en el bautismo de Jesús.

CINCO PANES Y DOS PECES

Como siempre le pedimos a Jesús en estos 10 minutos con Jesús, que nos ayude a hacer oración, a establecer ese diálogo con Él que nos permita crecer, mejorar nuestra relación, crecer en el amor. Salir un poquitito más cambiados con el corazón, un poquitito más direccionado hacia Jesús, al menos con el deseo.

Por eso le pedimos a Jesús que nos permita, aunque sea desear, estar más cerca suyo, más, más en sus manos, más en su camino, pensar como Él y sentir como Él.

Con el solo deseo vamos a conseguir que se vayan abriendo esos obstáculos que se van apareciendo delante nuestro, se van corriendo esas piedras, se van enderezando esos caminos allanando esos valles.

Porque con el deseo de parecernos a Jesús, Jesús puede trabajar. Cinco panes y dos peces le permiten a Dios hacer el milagro de la multiplicación de los panes.

Con nuestros deseos, Dios puede transformar nuestro corazón. Nuestro pobre corazón de piedra, en un corazón como el suyo.

LA COMPLACENCIA DE DIOS

En el Evangelio del día, en el cual estamos celebrando el bautismo de Jesús, dice:

«En aquel tiempo vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. 

Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: —Yo soy el que necesito que vos me bautices. ¿Y por qué acudís vos a mí? Jesús le respondió: —Ahora déjalo. Conviene que así cumplamos la Escritura y toda justicia. Entonces Juan se lo permitió. 

Apenas se bautizó Jesús, cuando salió del agua, se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba en forma de paloma y se posaba sobre él. 

Y escuchó una voz que venía del cielo que decía: —Este es mi Hijo muy amado, en quien me complazco».

El momento de la apertura de los cielos y ese momento en el cual Dios habla de cómo se complace en Jesucristo. O sea que, Jesucristo es la persona que encarna el camino, la verdad y la vida. 

Dios se complace en Él, porque Él es Dios, porque Él hace lo correcto, porque Él piensa lo correcto, Él siente lo correcto.

La complacencia de Dios surge de la santidad de Jesús, de la perfección de Jesús. Por eso Dios se complace. Esto es lo que todos esperamos que ocurra a lo largo de nuestra vida.

BAUTISMO DEL SEÑOR

SOLOS NO PODEMOS

Cuando nos bautizaron, éramos unos niños y por lo tanto no teníamos uso de razón, no se podía todavía fortalecer y confirmar esta realidad que queremos que se complazca Dios en nosotros, por lo mismo que se complace en Jesús.

<Así como Dios se alegra al ver la santidad de su Hijo, al ver la santidad de Dios, porque se da cuenta de que la plena felicidad, es la felicidad que surge de la santidad.

En el fondo, Dios nos está diciendo esto: —Me estoy alegrando o complaciendo en Jesús, porque Jesús tiene la plenitud de la felicidad, tiene la plenitud de la perfección Dios.

Que Jesús es Dios tiene todo, absolutamente todo lo necesario para ser inmensamente feliz.

Esto es lo que nos pone hoy delante ésta fiesta del bautismo del Señor. Y nosotros queremos alcanzar esa plenitud.

Esa misma plenitud que Jesús tuvo en el momento del bautismo, que hace que Dios se llene de complacencia. Que Dios se llena de alegría al ver la santidad de su Hijo.

Nosotros hoy le pedimos, Señor, ayúdanos, porque solos no podemos. Sólo tenemos cinco panes y dos peces. Somos pura fragilidad, pura nada. Sin Vos no podemos nada. Lo has dicho vos muy claramente, Señor.

Sin contar con mi ayuda, ustedes no pueden hacer absolutamente nada. “Sine me non possunt facere quicquam”, dice el Evangelio. Sin mí no pueden hacer nada.

Por eso, Señor, cumpli Vos tu palabra, ya que la diste. Sin tu ayuda no podemos hacer nada. Queremos, tenemos deseos, es lo único que tenemos: deseos.

ESTAR LLENOS DE DESEOS

Es como los mendigos, estiramos la mano pidiendo este deseo: “Señor, danos un corazón semejante al Tuyo, en el cual Vos te puedas complacer.

Que puedas decir: Qué lindo este hijo mío, esta hija mía, porque se parece a Mí, porque, porque es santo, porque es santa, porque tiene en sí todas las perfecciones morales que la van a hacer.

Una persona llena de luz, capaz de cambiar el mundo, capaz de cambiar el mundo en el que vive y a las personas con las cuales vive”. 

Por eso Jesús, hoy te pedimos que  intercedas por nosotros ante la Santísima Trinidad para que nos conceda esa gracia.

Que el Espíritu Santo pueda trabajar en nuestro corazón, en nuestra alma, para conseguir este parecido con Vos. Que realmente Dios se pueda alegrar y complacer en nosotros.

Hace poco, en la fiesta de la Epifanía, en la fiesta de los Reyes Magos, hemos visto cómo esos tres hombres se ponen en camino hacia Belén, sin saber que tenían que ir a Belén. No tenían ni idea.

Se ponen en camino detrás de una estrella buscando a Dios. Buscando al Rey de Reyes… Buscando esto que estamos buscando nosotros: ser semejantes a Vos, Señor.

Edificarnos, parecernos a Vos para que vos puedas decir: —Me complazco también en esta hijo, en esta hija, y en cada uno de estos hijos míos.

BAUTISMO DEL SEÑOR

EN EL CAMINO SIEMPRE HAY OBSTÁCULOS

Como esos reyes nos hemos puesto en camino y vamos a tener obstáculos, tormentas de arena,  lluvias.

Vamos a tener nubarrones que nos tapan la estrella por momentos, no vamos a ver cuál es el camino, no sabemos si estamos bien o estamos mal, si estamos yendo por la senda correcta o nos hemos equivocado.

Vamos a confundir el camino muchas veces…

Me acuerdo un vecino que tenía una envidia enorme por otro vecino que tenía un pasto perfecto y verde, ¡siempre verde! ¡Todo el año verde!

Éste, se comía la cabeza pensando cómo hacía aquel tipo para tener el pasto verde. Se consumía de envidia en el fondo, hasta que un día se animó a ir a ver con la idea de sacar una mata, de arrancar un pedazo de ese pasto para plantar en su jardín y ver si así se multiplicaba, no?

Y cuando llegó, empezó a cavar y se dio cuenta que era pasto de plástico… Todas sus esperanzas estaban puestas en una ilusión, en un absurdo. ¿Cuánto camino falso a veces hay en la vida, no?

QUE JESÚS NOS ANIME EN ESTE CAMINO

Por eso le pedimos a Jesús que nos ayude, que nos despierte, que nos espabile cuando nos perdemos, como la oveja que sale a buscarnos hasta que nos encuentre…

Que no se canse de buscarnos. A veces, en amigos nuestros, como los reyes entre sí, se iban ayudando. A veces Gaspar le diría a Melchor: —Che, Melchor, ¡dale ánimo!… No, no. No te desanimes.

Porque se desanimarían cuando se les ocultaba la estrella, cuando venía una tormenta de arena. Cuando no sabían cuánto les quedaba de camino y podían estar meses y meses… O años caminando y terminar en Finlandia… Entre ellos iban como animando.

Pidámosle a Jesús que nos anime, y que nuestros amigos también nos animen a seguir en este camino hacia Dios.


Citas Utilizadas

Is 60, 1-6

Sal 71

Ef 3, 2-3. 5-6

Mt 2, 1-12

Reflexiones

Señor, este dia que celebramos tu Bautismo sea un dia de gozo en nuestro corazón para meditar que, el camino es largo, pero valdrá la pena, valdrá el Cielo llegar y estar Contigo.

Predicado por:

P. Javier

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