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P. Daniel

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“26 AÑOS…”

La confianza total de san Josemaría en nuestro Padre Dios lo llevó a enamorarse de Cristo y ser un maravilloso instrumento en sus manos para el bien de la Iglesia y la humanidad.

El Evangelio de hoy lunes de la XXVI semana del tiempo ordinario, está tomado de san Lucas:

“En aquel tiempo se suscitó entre los discípulos una discusión sobre quién sería el más importante.”
(Lc 9, 46)

Esto nos consuela, el comprobar que el grupo de los 12, y podríamos también incluir lógicamente a las santas mujeres, que acompañaron desde el principio al Señor. Eran “hombres normales”, “mujeres normales”, y surgen comparaciones, susceptibilidades.
En este caso discuten entre ellos quién era el más importante, quien ocupaba un lugar privilegiado dentro de este grupo de seguidores de Cristo.

CON NUESTRAS VIRTUDES Y NUESTROS DEFECTOS

Digo que es un consuelo, porque los santos, son hombres y mujeres con defectos, con virtudes y defectos.
Que lucharon por superar lo que les apartaba del Señor, contando siempre con su gracia, con su ayuda, confiados en su amor.
También nosotros tenemos que llenarnos de confianza en el amor de Cristo por cada uno, y así poderle decir:
“Señor confío en Ti, es verdad que soy débil, es verdad que soy flojo, es verdad que te fallo tantas veces, pero tantas veces como te fallo, tantas veces me perdonas, y me vuelves a dar una maravillosa oportunidad, no te cansas de animarme con la fuerza de tu amor,”
Que los defectos, que las caídas, que nuestras miserias no nos desalienten, no nos separen de Cristo, sino al contrario, nos unan más a Él.

“Entonces Jesús conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado, y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es el más importante.»
(Lc 9, 47-48)

Jesús se sirve de esta discusión que surge de corazones defectuosos, el de cada uno de los discípulos, para transmitirles una enseñanza fundamental.
Ante Dios, somos como un niño pequeño de 4, 5 ó 6 años, que confía plenamente en su padre, en su madre.

UNA SEMILLA NUEVA Y VIEJA

Como un niño que va por la vida jugando feliz, y si tiene algún traspié, alguna caída, algún problema, se levanta rápido, se recupera, se olvida y sigue jugando. La confianza de los niños mientras se saben amados por sus padres.
Hoy 2 de octubre, celebramos un aniversario más de ese día grandioso, en que Dios Nuestro Señor, comunicó a un joven sacerdote, un camino nuevo, una semilla nueva y vieja, como el Evangelio.

Las Misas de san Josemaría,
Para proclamar la santidad, la llamada al amor de Dios para todos los cristianos. San Josemaría abrió con la gracia de Dios, un camino de santidad para todos.
La santidad deja de ser como un bien exclusivo de unos pocos, y pasa a ser “un bien común”, asequible a todos los bolsillos, sea cual sea la condición social, intelectual, económica.
El trabajo que sea, basta con que sea honesto, se transforma en una situación real, de crecimiento en el amor a Dios. En definitiva, un “Camino al Cielo”.
Cómo no dar muchas gracias al Señor por esta semilla preciosa del Opus Dei.
Y para los que tenemos esta vocación a la Obra, estamos doblemente agradecidos. Que el Señor, en su misericordia, nos haya llamado a formar parte de esta familia preciosa, tan variada, tan libre, tan alegre, tan gozosamente filial.
Demos gracias al Señor, porque Dios nos bendice en abundancia y nos acompaña siempre, como un buen padre bendice a sus hijos, acompaña a sus hijos, está atento sus necesidades.
San Josemaría, haciendo referencia a ese 2 de octubre de 1928, decía que entonces no había más que: “26 años, la gracia de Dios y buen humor”.
Es un resumen muy lúcido, 26 años significa la realidad, podríamos decir: “lo que hay”.

LA MÍSTICA OJALATERA

Y cuando decimos 26, podemos decir también: inexperiencia y falta de medios. Y efectivamente fue así.
San Josemaría, un sacerdote muy joven, con poco tiempo de ordenación, sin influencia, sin medios económicos, con dificultades de todo tipo. 26 años significa: “la vida tal como viene”.
Para que no caigamos en lo que san Josemaría llamaba la mística “ojalatera”: -Ojalá yo estuviera más sano, -Ojalá tuviera menos dificultades económicas, -Ojalá que las personas que me rodean fueran más simpáticas conmigo, o más cariñosas, -Ojalá…
¡26 años! Cada uno en la edad que tiene, y en sus circunstancias, se encuentra en las mejores condiciones para avanzar en el camino del amor. No hay mejores que las reales: 26 años y la gracia de Dios.
Y aquí está el factor determinante, porque frente a esa pobreza de la vida humana simple y muchas veces sin recursos y lleno de dificultades, está la gracia de Dios, es decir: ¡el amor de Dios, la fuerza del Señor!
Es impresionante pensar que, desde esa fecha, en 1928, estamos ya cerca del centenario, cuántas maravillas Dios ha realizado en el Opus Dei, y a través de tantas personas de la Obra.
Una semilla pequeña, que se transforma en un árbol grandioso y humilde a la vez. ¡La Gracia de Dios! ¡Contar con la Gracia de Dios!

EL BUEN HUMOR

Para que tú también le digas al Señor: “Señor, yo con mi edad, con mis virtudes y defectos, con mis limitaciones y errores, con mis aciertos, yo con mi realidad, contando con tu Gracia, llegaré muy arriba en el amor a Dios y la entrega a los demás.”

un buen terreno,buen humor, 26 años

¡26 años, la Gracia de Dios y buen humor! Me parece que ese buen humor significa: ¡saberse hijo de Dios!
Y, por lo tanto: dejarse llevar, confiar en el Señor, no tomarse las cosas tan en serio, podríamos decir.
El amor hay que tomárselo muy en serio, pero la vida es un camino alegre al Cielo. ¡Buen humor! Qué bonito encontrar personas con un buen humor estable.
No solo el buen humor de quién se encuentra en una situación favorable y las cosas le han resultado como esperaba.
Sino que el buen humor de quien va contracorriente, el buen humor de quien está cansado o cansada, el buen humor cuando nos sentimos superados por las dificultades, y a pesar de eso ¡buen humor!
Pidámosle hoy a san Josemaría, que todos sus hijos y todas las personas que de alguna manera están bajo este árbol maravilloso que es el Opus Dei, sepamos mostrar al mundo, la alegría de ser hijos de tan buen Padre.
Y lo hagamos a través de un buen humor habitual, sobre todo en nuestra propia casa, en el ambiente en el que nos movemos, ahí el Señor nos espera cada día.


Citas Utilizadas

Za 8, 1-8

Sal 101

Lc 9, 46-50

Reflexiones

Señor, gracias por este camino alegre que transitamos mientras llegamos al Cielo, porque contamos con tu Gracia, te pedimos que siempre tengamos el buen humor de los santos.

Predicado por:

P. Daniel

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