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En comunión con Él (VIII): en el trabajo

trabajo y oración

Como cristianos estamos llamados a vivir en una íntima relación con Dios. Jesús en el Evangelio nos invita a ser luz del mundo y sal de la tierra, en esto consiste el vivir de nosotros los cristianos, que en todo busquemos cumplir la voluntad de Dios. Ser luz en este mundo que se sume en las tinieblas de la indiferencia, estamos llamados a ser esa voz de ánimo, ese consuelo que necesita el afligido, estamos todos llamados a ser imagen y semejanza de aquel Dios que hasta el extremo nos ha amado.

Evidentemente para lograr ser luz del mundo, para ser fuego que enciende otros fuegos, es vital estar en comunión con Dios, es necesario vivir en gracia de Dios, y esforzarnos por darnos cuenta de su presencia. De lo contrario, no se podrá lograr ser lo que estamos llamados a ser. Ser sal en la tierra, ser modelo, ser imagen de Jesús es posible sí y sólo sí vivimos cerca de su presencia, si nos dejamos moldear por su amor, si nos refugiamos en su Misericordia.

La oración, los sacramentos, la lectura espiritual, las visitas al Santísimo, la meditación en la Palabra de Dios, estas cosas serán de una gran ayuda, para poder estar unidos íntimamente al corazón de Jesús. La oración como hilo entre tu corazón y el de Jesús, es la principal forma de mantenernos estrechamente unidos al Señor. Meditar en la Palabra del Señor, también será de gran ayuda para nosotros, pues es el Maestro quien nos habla al corazón.

Sin embargo, debemos decir esto también, por nuestros deberes de estado, no podemos dedicar largas horas a la oración, a la meditación, es preciso entonces, que busquemos la manera de estar siempre unidos con Dios. Y hay una realidad, el trabajo es un medio muy especial para poder acercarnos al Señor. Quiero por esto invitarte a que juntos descubramos algunas ideas enfocadas a permanecer en presencia de Dios en nuestro trabajo.

Trabajo ordinario, gracia extraordinaria

Ciertamente el trabajo es una oportunidad de santificarte. Pensemos en esto, la mayor parte de nuestro día la pasamos en nuestras oficinas, en nuestros lugares de trabajo. Es decir, las personas con quienes laboramos, se convierten en aquellas con quienes más tiempo de nuestro día pasamos. ¡Qué oportunidad de santificarnos es ésta!

En nuestras ocupaciones nos encontraremos con todo tipo de personas, que tienen un común denominador: son todos diferentes a ti. Diferencias de carácter, diferencias de edad, diferencias culturales. Aunque no lo creas, esta es una oportunidad grande de trabajar en la paciencia, en la caridad, en la comprensión a los demás, ciertamente en el amor al prójimo

En nuestros trabajos, tenemos una gran oportunidad, de hacer de lo ordinario, algo extraordinario. No hay nada más increíble que poner al servicio de Dios, tus dones y tus cualidades. Que lo que sabes hacer y aquello que te apasiona te acerca a Dios. Es por esto que el trabajo te puede poner en comunión con Dios.

Luz del mundo… luz en tu trabajo

El trabajo es una bendición de Dios, ciertamente debemos ser conscientes del don que representa para nuestras vidas, tener un trabajo estable. Te menciono esto de forma especial, para que nos detengamos y oremos por aquellos que hoy no cuentan con un trabajo. Pidamos la intercesión de san José Obrero, para que aquellos que no tienen un empleo, lo puedan conseguir.

Como cristianos estamos llamados a cambiar el mundo, a ser luz del mundo; pero aquí te comparto un secreto: antes de cambiar el mundo debe cambiar nuestro propio entorno, antes de iluminar las tinieblas del mundo, debemos ser capaces de dar luz en nuestro hogar, en nuestras relaciones sociales y en nuestro trabajo. Esto es muy importante, es necesario ser luz en nuestras labores. En nuestras actividades diarias, es donde estamos llamados a encontrar a Dios. En el afán, en lo cotidiano, en lo habitual es hermoso poder ver la mano de Dios en cada cosa que hagamos.

¿Cómo podemos ser luz en el trabajo? ¿Cómo nos encontramos con Dios en nuestras labores? Puede ser que sea común perder la paciencia, ante un momento de tensión repite una jaculatoria, puedes repetir «Jesús yo confío en Ti», créeme que estas palabras son de un alivio para el alma, e inmediatamente invitas a Jesús a que te acompañe en todo momento y lugar.

 

Con la intercesión de san José obrero

Tener presente a Dios en nuestro diario vivir, requiere de un esfuerzo, pero hay pequeños detalles que te pueden ayudar. Ten en tu escritorio una pequeña estampita de Jesús, de la Virgen María, te aseguro que este detalle te unirá íntimamente con Dios, ayudará a que los tengas presente, incluso en medio del estrés y la tensión.

Algo que a mí me funciona es tener en el fondo de pantalla de mi celular una imagen de san José, y verla en un momento de tensión es paz en medio de la agitación. Estos detalles de amor, y los que se te puedan ocurrir ayudarán a que tu comunión con Dios crezca incluso en tus horarios laborales.

Piensa en san José. Pide su intercesión a este maestro del silencio, a este ejemplo de obrero, y que su ayuda te permita encontrar a Cristo, en todo cuanto haces. Que sea José, este varón prudente y justo quien te enseñe a encontrarte a Dios en todo lo que hagas.

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