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¿QUÉ HAY QUE HACER PARA IR AL CIELO?

QUE HAY QUE HACER PARA IR AL CIELO?

CÓMO ALCANZAR EL CIELO…

“Se le acercó uno, y le dijo: Maestro, ¿qué obra buena debo hacer para alcanzar la vida eterna?” (Mt 19, 16).

Sí. Así de fuerte y directa comienza la escena del Evangelio. La pregunta es sin anestesia: ¿qué hay que hacer para ir al Cielo? Y no se la hacen a cualquiera, te la hacen a ti, Señor. Tú, Jesús, respondes:

“¿Por qué me preguntas sobre lo bueno? Uno solo es el bueno.” (Mt 19, 17).

O sea, reconoces que la pregunta te la hacen a Ti, que eres Dios.
¿Qué hay que hacer para ir al Cielo? O, formulada de una manera un poco distinta: ¿qué hay que hacer para ser santo? Porque santos son los que están en el Cielo. No solo, digamos, los que están en el canon de los santos (los que la Iglesia ha canonizado) sino tantos otros que no sabemos ni el nombre, no tenemos noticias de su vida, pero que forman parte de aquella gran muchedumbre de la que habla san Juan en el Apocalipsis:

“una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie ante el trono y ante el cordero.” (Ap 7, 9).  Muchos.

¿Qué hay que hacer para ser santo? Los santos, como vemos, son muy variados. Cada uno ha seguido su camino al Cielo. Ahora, en todos ellos hay como unas notas comunes.
Y mira, hoy la Iglesia celebra la fiesta de un santo reciente, el Papa Pio X. Fue Papa de 1903 a 1914. Habían pasado varios siglos desde que la Iglesia no tenía un Papa santo. Las cosas hay que decirlas tal cual. O sea, no es que hayan sido malas personas los otros, pero desde san Pío V (que fue Papa en 1566), no hay otro Papa canonizado hasta san Pío X.
Nosotros, tú y yo hemos tenido suerte, porque tenemos a san Juan XXIII, san Pablo VI, el beato Juan Pablo I, san Juan Pablo II y Benedicto XVI, del que todos hemos sido testigos de su santidad. Estos son los últimos papas.

EL BUEN HUMOR Y LA HUMILDAD NOS LLEVAN AL CIELO

Pero bueno, ¿qué hay que hacer para ser santo? Aquí tenemos este ejemplo. Se llamaba Giuseppe Sarto y venía de una familia humilde. “En una de las audiencias concedidas, siendo él ya sucesor de Pedro, un grupo de fieles devotos comenzó a manifestarle su admiración y agradecimiento. De pronto, una de aquellas piadosas señoras le espetó con toda sencillez. Le dijo: ¡Es usted un santo! ¡Es usted un santo! Y Pio X, sonriéndole con cariño y confidencia, le aclaró: No, señora, se equivoca usted por una letra. ¡Sarto! Soy Sarto, con “r” de Roma. Y todos rieron la ocurrencia del Papa.” (Agosto 2017, con Él, Fernando del Moral). Porque bueno, su apellido es Sarto en lugar de santo.
Pero bueno, ahí lo tienes. Un santo,. Santo como Dios manda. SI, un santo puede tener muchas cualidades, pero me parece que la humildad y el sentido del humor están incluidas de lleno en todos.
Y es que hay que “cultivar nuestro sentido del humor, tendremos más o menos gracia humana, pero debemos huir de todo lo que pueda parecer un gesto arisco o susceptible. Todos tenemos experiencia de lo que se disfruta junto a una persona alegre y divertida, que no se molesta por nada, que no anda buscándole los tres pies al gato y que gusta de hablar con todos, que sabe salir con gracia de situaciones embarazosas, que procura no dejar mal a nadie, etc. Y por el contrario sabemos lo incómodo que resulta estar en un ambiente donde todo lo anterior no se tiene en cuenta”.(Agosto 2017, con Él, Fernando del Moral).
Otra característica de los santos: el amor a Dios -obvio-, pero que se refleja en ser alma de Eucaristía. Porque eres Tú, Jesús, quien se esconde, pero con presencia real en la Eucaristía.
Pues resulta que Pío X falleció el 20 de agosto de 1914. Él mismo había pedido ser sepultado en las Grutas Vaticanas, la cripta de los papas, ahí en San Pedro. No era lo más fácil para visitar, pero dicen que muchos peregrinos, italianos y extranjeros, acudían a la intercesión de Pío X cuando iban a San Pedro y visitaban su tumba para rezar (aunque no podían bajar a la cripta, entonces rezaban desde la basílica). Es más, hicieron colocar una cruz de latón en el suelo de la basílica para señalar el lugar donde estaba la tumba en la cripta abajo.

EL PONTÍFICE DE LA EUCRISTÍA

Las cartas que la gente escribió pidiendo su canonización, las cartas postulatorias, pues en ellas mucha gente señalaba “el empeño de Pío X por acercar la Eucaristía a los niños y su exhortación a la comunión frecuente”. En la carta que firman obispos de 56 diócesis de España lo llaman el “Pontífice de la Eucaristía”.
San Josemaría le agradecía eso. Por ejemplo, porque este Papa permitió la primera comunión desde los siete años (desde el uso de razón). Esto fue en 1910, y en 1912, San Josemaría pudo hacer la suya con diez años. Le estaba
Cuentan que “una dama inglesa presentó a su chiquitín al Papa Pío X pidiéndole la bendición. -¿Cuántos años tiene? -Seis, santidad, y espero que dentro de poco pueda él recibir la Comunión. El Papa entabló un diálogo con el niño. -¿A quién recibirás en la comunión? -A Jesucristo. -¿Y Jesucristo quién es? -Es Dios, contestó el pequeño, así sin titubeos. -Tráigamelo mañana, le dijo el Papa a la mamá. Yo mismo le daré la comunión.” (J.M. Javierre, Pio X).
“En la historia personal de cada uno de nosotros, seguramente destaca el recuerdo del día de nuestra primera Comunión, los nervios y los deseos de que llegara ese día; las inseguridades de a qué sabría o si nos equivocaríamos, y sobre todo, la ilusión de recibir a Jesús Eucaristía por primera vez”. (Agosto 2017, con Él, Fernando del Moral).
Yo tengo la suerte de estar rodeado de Primeras Comuniones. Hace poco atendí en su primera confesión a un grupo de niños que se prepara para recibir la Eucaristía por primera vez. Y se nota cómo esta preparación es una catapulta no solo para ellos, sino para toda la familia. También dentro de poco vamos a celebrar las Primeras Comuniones en el colegio del que soy capellán. Y la verdad es que da una gran ilusión y se aprende mucho de estos niños y de sus familias.

EUCARISTIA CAMINO A LA FELICIDAD

“Pues esto se lo debemos a este santo Papa (…). San Pío X, que quiso llevar hasta las últimas consecuencias las palabras de Jesús que hemos considerado hace pocos días: Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan. Por eso la memoria de este gran Papa quedará en la historia de la Iglesia, unida a la sagrada Eucaristía.
“Volver al día de nuestra primera comunión puede ayudarnos para reavivar nuestro deseo de recibir mejor al Señor en Eucaristía, cada domingo y ojalá con mayor frecuencia entre semana. A veces nuestro cansancio, nuestras preocupaciones, la hora demasiado temprana de la Misa a la que vamos -para poder llegar, no sé, al trabajo o a clases-, o la rapidez con la que tenemos que salir, nos hacen tratar al Señor de una manera somnolienta y apresurada.
En ocasiones la acción de gracias, que sigue después de comulgar, no la aprovechamos lo suficiente para querer, adorar, agradecer y pedir a ese Dios nuestro que tenemos en nuestra alma. Quizá un buen propósito de este día podría ser vivir mejor la Santa Misa y cuidar esos minutos que siguen a la Comunión. Pídeselo a san Pío X que te enseñe.”(Agosto 2017, con Él, Fernando del Moral).

EL CIELO, TESORO POR SALVAGUARDAR

El joven del Evangelio de hoy ve cómo Jesús le responde:

“Si quieres llegar hasta el fin, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo. Y luego ven y sígueme”. (Mt 19, 21).

Al comulgar el Cuerpo de Cristo, “entramos en su intimidad, en su vida, nos da de ella para que vivamos nosotros. Yo soy el pan vivo. Y podríamos añadir que también diría pan vivo y dador de vida… Cae en la cuenta, cada vez que recibes la Comunión, de ese grito que Jesús te hace: Sígueme. Siente -porque es verdad- que te mira con cariño y te invita a avanzar por la senda de la identificación con Él. Eso han hecho los santos”. (Agosto 2017, con Él, Fernando del Moral).
Así es como se hacen los santos y nosotros queremos serlo. Pues, Madre nuestra, y reina de todos los santos, ayúdanos Tú también.

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