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P. Santiago

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PROPÓSITO: NO DECIR GROSERÍAS

Al inicio de este año le pedimos al Señor que se adelante con su inspiración a nuestras acciones y las acompañe con su ayuda, para que todas y cada una de nuestras oraciones y acciones comiencen en Él, y que en Él lleguen a su término.

BUENOS PROPÓSITOS

Y seguimos iniciando este nuevo año 2023… La gente se sigue haciendo buenos propósitos y eso está muy bien porque así tiene que ser la vida.

Esta semana he visto que un ciclista muy conocido aquí en Colombia se hizo un propósito para este año: no decir groserías. Y es muy divertido verlo cómo se esfuerza por no decir groserías porque la verdad es que dice bastantes, en su modo de hablar, en su modo de expresión, de expresarse, pues va diciendo muchas groserías. Pero bueno, lo va cumpliendo… Y yo me lo imagino cada día levantándose y diciendo: “No voy a decir groserías, ¡venga! vamos a la lucha, vamos a por ello”. Y va viviendo así la vida con buen humor.

Recuerdo otro amigo que me dijo que para este año se compró un reloj de arena para la ducha. Es una cosita plástica chiquita, que tiene un sistema de eso, de reloj de arena y que dura cuatro minutos. Entonces se ha propuesto no demorarse en la ducha más de cuatro minutos. Ahí está, así comenzó el año con esa lucha.

groserías, escuchar

Pero pensaba, Señor, ahora que estamos haciendo este rato de oración contigo, en tu presencia, hablando contigo, lo importante es hacer todo esto pero por amor a Dios, por amor a Dios. Sabiendo rectificar la intención, sabiendo que el Señor se debe poner siempre por delante.

Hay una oración muy bonita que está muy bien para comenzar este año, la verdad. Dice así: “Te pedimos, Señor, que te adelantes con tu inspiración a nuestras acciones y las acompañes con tu ayuda, para que todas y cada una de nuestras oraciones y acciones comiencen de ti, comiencen en ti y que las comenzadas lleguen por medio de ti a su término”.

Que las cosas las comencemos en Dios, por Dios, hacia Dios y terminen también en Él, ¿verdad? Pero es muy importante lo anterior: que el Señor las inspire, las inspire y las acompañe, y nos ayude con su gracia, con sus dones. Y así podemos vivir este nuevo año con ese deseo de tomarnos la vida con muy buen humor, pero sabiendo que hacemos las cosas por amor a Dios y que comienzan en Él y terminan en Él.

EL CORDERO DE DIOS

Pero yo te voy a invitar a que volvamos al río Jordán. Allí en el río Jordán terminó el tiempo de Navidad y allí también comienza el tiempo ordinario. Hoy, en el segundo domingo del Tiempo Ordinario, leemos en el Evangelio de San Juan: “Al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29). Y en este momento podríamos terminar nuestro rato de oración y meditar: Viene Nuestro Señor a quitar el pecado del mundo. Es el Cordero de Dios.

Más adelante en el Evangelio dice:

“He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios” (Jn 1, 31-34).

Bueno, aquí hay mucho material para meditar, pero yo te quiero sugerir, acudiendo al papa Francisco, a meditar aquello de quitar.

“Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Y el Papa Francisco comentaba en una ocasión que: “el Verbo, que se traduce con ‘quita’ significa literalmente aliviar, tomar sobre sí. Jesús vino al mundo con una misión precisa: liberarlo de la esclavitud del pecado, cargando sobre sí las culpas de la humanidad. ¿De qué modo? Amando. No hay otro modo de vencer el mal y el pecado si no es con el amor que impulsa al don de la propia vida por los demás” (Papa Francisco, Ángelus domingo 19 de enero de 2014).

Y claro, Jesús no viene y quita los pecados y los pone aparte y se olvida de ellos. No, no, no. Jesús lo que hace es tomar sobre sí los pecados de la humanidad. Pero para aliviar.

ALIVIAR LA VIDA

Yo me quiero quedar con esa palabra hoy en mi corazón, en mi mente, para que alimente mi vida interior y mi vida de oración todo el día. Aliviar, aliviar, aliviar… Me quedo con esa palabra. Aliviar la lucha. Así, con buen humor, como este ciclista. Tomarse así la vida, aliviar la vida, querer aliviar la vida propia y la vida de los demás. Y empezar la vida, empezar el día y la vida diciendo Señor, ¿cómo vamos a vivir tú y yo hoy? ¿Cómo será nuestro día? Pero mi día no: nuestro día, el tuyo y el mío. Tú conmigo. Tú siempre delante.

El Papa Francisco, en otra oportunidad decía:

“Y ¿qué significa para la Iglesia, para nosotros hoy, ser discípulos de Jesús Cordero de Dios? Significa poner en el lugar de la malicia, la inocencia; en el lugar de la fuerza, el amor; en el lugar de la soberbia, la humildad; en el lugar del prestigio, el servicio” (Papa Francisco, Ángelus domingo 19 de enero de 2014).

Así se aliviana la vida, así se alivia la vida. Aliviar, liberar, hace más suave, más llevadera esta vida. Y por eso, comenzando este año podemos hacer esos propósitos, como el que hacía el ciclista -es que estoy que digo el nombre, pero no lo voy a decir.

tentaciones

Por ejemplo, a mí se me ocurre, no sé, haciendo oración, Señor, hablando contigo, salir en el carro y no enfadarme. Ya sé lo que me voy a encontrar; no me voy a enfadar, no me voy a enfadar. O, por ejemplo, detenerme un minuto con la gente, interesarme por sus asuntos, sonreír. Muchas veces vamos a toda velocidad. Entonces sí, saludamos a la gente, pero chao, chao; hasta luego, suerte. Yo no tengo tiempo… No, no, no…

No. Hay que detenerse, Mirarle a los ojos, Preguntarle algún asunto. ¿Cómo te fue? ¿Cómo pasaste el fin de año? Felicitaciones; feliz año. Y estar dispuesto a que la gente le cuente a uno algo y se demore un minuto o dos minutos. ¿Y qué? Pero para eso estamos.

Aprovechar el tiempo. No quejarse. Qué buen propósito ¡caray! Ese propósito para mí es de los mejores. No quejarse. ¿Por qué nos vamos a quejar? Así aliviamos la vida, así la hacemos más liviana. Acuérdate, con la inspiración y con la ayuda de Dios, que vaya siempre por delante. Hacer la vida más llevadera, más agradable, más amable.

Se dice que la Virgen guardaba todo en su corazón, pero para después hablarlo con Dios en la oración. Por eso las cargas que más nos pesen hay que llevarlas a Jesús en la oración y en la oración escuchar: Este es el Cordero de Dios que quita, que alivia.

Señor, carga sobre ti esta carga, este peso mío. Y en la misa, el sacerdote ¿cuándo dice esto? Cuando tiene el Cuerpo y la Sangre de Cristo sobre sus manos. Este es el Cordero de Dios. Por eso la oración y la Misa, para aliviar esta vida. Buen propósito.

Gracias, Jesús. Gracias. Acudiremos a la oración y la misa, también con este propósito, meditando con Jesús,


Citas Utilizadas

Is 49, 3. 5-6

Sal 39

1Co 1, 1-3

Jn 1, 29-34

Reflexiones

Señor Jesús, que sepa acudir siempre a la oración, meditando contigo para ser cada día mejor.

Predicado por:

P. Santiago

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