Icono del sitio Hablar con Jesús

EN LA CRUZ ESTÁ LA VIDA

Soldado

Jesús, hoy es viernes día de la Cruz, como todos los viernes.  Qué bueno, es mirar siempre a la Cruz.  Da mucho consuelo…

Dice, Santa Teresa de Jesús :“En la Cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para llegar al Cielo”.

Este mes comenzó, con la celebración de Todos los Santos. Y uno podría pensar…  ¡Qué campeones! ¡Y qué cracks!  ¡Qué fenómenos! y olvidarnos de Jesús en la Cruz.

Una vez, escuché a un profesor de teología, en Roma, que decía: “El único sacrificio, agradable a Dios Padre, es el sacrificio de su Hijo Unigénito en la Cruz”.

LA CRUZ,  MADERO PARA CAMPEONES

Y, entonces Jesús: ¿nuestros sacrificios?  Los sacrificios y los méritos, de todos esos santos, -que vuelvo y lo repito-, podemos pensar: ¡Qué campeones! ¡Qué fenómenos!  ¡Qué personajes únicos! Pues, si no, se unen al «Sacrificio de Cristo en la Cruz, no serían santos».  Esos sacrificios y esos méritos, no servirían para nada, si no estuviesen unidos a la Cruz.  No servirían… para nada, para NADAAAA.

A esos santos…   -Y ahora, te pedimos Jesús, que nos cuentes en la lista de esos santos-.   Les alcanzó la santidad, los méritos infinitos de los sacrificios dolorosísimos, de Jesucristo en la Cruz.  

RYAN, EL SOLDADO

Jesús, me permito, un ejemplo de una película, para explicar un poco, y que esté más a nuestro alcance, lo que significan para nosotros tus méritos en la Cruz. Qué significa para nosotros: ese sacrificio que haces en la Cruz.

Esta es una película muy violenta y muy sangrienta, se llama: “Rescatando al soldado Ryan”.  La película es de 1998 o 1999 ,- ahora, no recuerdo mucho- en realidad, no te la recomiendo. Pero es muy buena, pero muy violenta.

Pues, te tengo que contar la película, para expresar bien lo que quiero. No necesito contarte toda la película: Quiero hablarte, de la última escena de esta película. donde el capitán Miller está agonizando.  El capitán Miller, ha conformado un escuadrón de siete soldados, que atraviesan unos campos muy peligrosos, para ir en busca de solo un soldado, para rescatarlo. Con el fin de devolverle a su madre, quien había perdido a otros tres hijos en batalla.

El único que queda de los Ryan, es este: el soldado James Francis Ryan. Entonces, toda la película es el ir a buscarlo para salvarle la vida. Finalmente, solo sobreviven dos, de esos siete soldados.

En la escena final, el capitán, que ha comandado esa operación, está muriendo, pues  le han disparado y en su último suspiro,  intenta articular palabras….  -el joven soldado Ryan, se acerca para intentar, escucharle mejor.   Al  final, el soldado, logra comprender lo que el capitán Miller, le intenta decir y que no es más, que una sola palabra.  Y esa palabra es: “Gánatelo”.

DAR HASTA LA VIDA

Después de esa escena, aparece el soldado Ryan, ya muy mayor, de rodillas delante de una cruz, en un cementerio, donde hay miles de cruces, y con lágrimas dice:

”Jamás, he dejado de escuchar esta palabra, en mi mente y mi corazón… Gánatelo”,

<Claro, él no sobrevivió solamente por tener suerte. No sobrevivió a esa guerra porque sí… (En efecto, era un soldado muy hábil, que pudo huir y salvarse, que tenía siempre, la defensa oportuna con sus armas). Pudo sobrevivir, porque siete hombres, dieron la vida por él y sobre todo, ese capitán: El capitán Miller.

El capitán Ryan, nunca, deja de escuchar esto en su cabeza:  gánatelo, gánatelo, gánatelo… estando con su esposa, le pregunta: “¡Oye! ¿Dime si yo he sido un buen hombre?”. Porque claro, él se da cuenta… «Este hombre, y cinco soldados… han dado la vida por mí, y yo, ¡me lo tengo que ganar!  ¡Yo tengo que vivir bien, sabiendo ganarme ese sacrificio que hicieron esos hombres!

Ahora, ¡imagínate ver a todos los Santos en el Cielo! Pues esta, es una de las imágenes proféticas del Apocalipsis:

“Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y dónde han venido?. Yo le respondí: Señor mío, Tú lo sabrás, Él me respondió: estos son los que vienen de la gran tribulación han lavado y blanqueado sus vestiduras en la Sangre del Cordero”

(Ap. Capitulo- 9)

¡Ahí está!  Son santos, porque han lavado sus vestiduras en la Sangre del Cordero. La imagen profética, que utiliza muchas veces, también el Antiguo Testamento, para hablar de Nuestro Señor en la Cruz.  Aquel sacrificio, aquella muerte, de ese Cordero Inmaculado, que derrama, hasta la última gota de su sangre, para limpiar  nuestras almas, y que podamos gozar de la vida eterna.

Lo dice también San Pablo en la primera lectura de la misa,

”Como os decía y ahora lo repito a veces con lágrimas en los ojos,  hay muchos que andan como enemigos de la Cruz de Cristo, su paradero es la perdición, su dios el vientre, su gloria, sus vergüenzas solo aspiran a cosas terrenas, nosotros en cambio somos ciudadanos del cielo, y de donde aguardamos un Salvador, el Señor Jesucristo”.

( Fl 3, 17- 4, 1)

El Único Salvador y el único que, con sus méritos, nos ha ganado la salvación. Jesús, queremos ser amigos de la Cruz. Y este, es justo el título, de esta meditación: “Amigos de la Cruz”.  Queremos ser santos, pero, hay un solo Santo: Jesucristo.

QUE TODO SEA OFRENDAS AGRADABLES A DIOS

Conozco, una historia reciente, de una chica joven, que ha estado sumando los días que lleva en el  hospital: más de dos meses y medio, en las últimas semanas, en el hospital, le han hecho más de cinco cirugías. Y, no te doy todos los detalles, porque me preguntarás:  ¿Cómo ha soportado todo eso? Pues no lo sé. Tendrás que preguntárselo a ella!  -¡Ha sido, por la gracia tuya, Jesús!-  Vamos, a pedir todos, por ella.  Vamos a rezar todos, por ella.  Y por todos los enfermos…

Bueno, Jesús yo me pongo. Si esa chica, que no llega a los treinta, no te ofrece a Ti, todos sus dolores y malestares, pues no sé nada.  gánatelo, gánatelo, gánatelo!  Piensa en Jesús en la Cruz.  Los méritos, son todos de Jesús, ¡A sufrir con Jesús!  Carga, con esa enfermedad, la misma Cruz de Nuestro Salvador y Redentor.  Vuélvete, la mejor amiga de la Cruz, más que María Magdalena, más que la Verónica.

Y, no te quejes, -bueno Señor, alguna vez, no importa que nos quejemos, por qué puede haber dolores muy intensos. Pero recíbelos, como una ofrenda, y todo, todo… por Jesús.  Que sea todo, ofrendas agradables a Dios.

TODO POR JESÚS

Mira, déjame te cuento, por ejemplo: las palabras, que utiliza el sacerdote, después de terminada la Consagración del pan y del vino. Sí, sí, sí… -Ya cuando estás Tú, presente Jesús sobre el  altar.- (en la plegaria III), dice así:

”Dirige Tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia”

Todos los días, puesta sobre el altar, Y dice, el sacerdote:

“Dirige Tu mirada sobre la ofrenda tu Iglesia y reconoce en ella  la Víctima” con mayúscula, “por cuya inmolación quisiste devolvernos Tu amistad para que fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de Tu Hijo, y llenos de su Espíritu Santo formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu”. 

Si Jesús: Tú, eres el Único Santo, Te adoramos, Te admiramos. Oh Jesús.  Él, solo Santo, entre todos los santos. E imploramos, Tu gracia, para que realizando nuestra santidad aquí en este mundo. En la plenitud de Tu amor, pasemos de esta mesa de los que peregrinamos, al Banquete de la Patria Celestial.  ¿Dónde están ya, los Espíritus bienaventurados, la asamblea de los Patriarcas, el grupo de los Profetas, el Senado de los Apóstoles, el ejército incontable de los Mártires, la asociación de los confesores,  el coro de las Vírgenes, (no me puedo imaginar esas voces…)

Todos ellos, son invitados al banquete eterno por el Único Anfitrión.

De la boleta de entrada.  solamente una pregunta:

 «¿Eres amigo de la Cruz?»

Salir de la versión móvil