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P. Ricardo

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LA GRACIA DE DIOS NOS HACE HERMOSOS

San Marcos nos presenta un resumen de las apariciones de Cristo resucitado a sus apóstoles. Hay un fuerte contraste entre la incredulidad de los Once y la fe de María Magdalena que cree en cuanto ve al Señor. Ella ama mucho porque ha visto las obras grandes que Jesús había realizado en ella, expulsando esos demonios y llevándola a una vida nueva.

APARICIONES DE JESÚS RESUCITADO

Seguimos leyendo en el Evangelio de la misa, los episodios en los que el Señor se aparece a sus discípulos ya resucitado.
Y el día de hoy, sábado, leemos como un resumen de las apariciones del Señor que hace San Marcos; san Marcos siempre es más resumido, más concreto.

Nos cuenta cómo el Señor se aparece, en primero, a María Magdalena; y luego nos cuenta las apariciones -brevemente- a los distintos discípulos y a los apóstoles.

Y pensaba en este personaje de María Magdalena, Señor; y como le gustaba decir a san Josemaría: “está loca de amor”. De hecho, San Marcos nos dice:

“se le apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.”

(Mc 16, 9).

MARÍA MAGDALENA

LA GRACIA DE DIOS NOS HACE HERMOSOS

Esto lo podemos interpretar de muchos modos. En primer lugar, que efectivamente estaba poseída por siete demonios, es decir, que la vida de María Magdalena debió haber sido una vida muy dura, atormentada.

Luego podemos hacer una interpretación de esta posesión, de esos demonios; como que María Magdalena llevaba una vida muy alejada de Dios y de pronto tiene una gran conversión: el Señor arrojó sus demonios, y abandonó esa vía y empezó a seguirle. Por eso le quedó tan agradecida y enamorada.

Tal vez por eso, el Señor, tiene este detalle de aparecérsele a María Magdalena. En primer lugar, porque María está allí, no puede vivir sin Cristo, sin Jesús.

María Magdalena que -por así decirlo- había estado poseída, había estado tan lejos de Dios, tan atormentada por los demonios, podemos decir que no era digna de Dios o, sobre todo, no era digna de estar con el resto.

Un endemoniado es una persona que, cuando tiene esos momentos de posesión, todo el mundo huye despavorido, o sea, no es atractiva una persona poseída.

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

“Y pensaba en algo que, a lo mejor Señor, no tiene nada que ver y es un episodio del libro: El señor de los anillos.” Un pasaje en el cual los miembros de la comunidad del anillo llegaron al bosque de Lórien y allí son recibidos por los que gobiernan esta comunidad de elfos, este grupo de elfos, este reino de los elfos. Y ahí hay una elfa, Galadriel, hermosa, preciosa, muy sabia.

Me acordaba de este pasaje que es al final, la despedida, el adiós a Lórien. Entonces, la dama Galadriel, quiere dar un regalo a cada uno de los miembros de la compañía del anillo. Y, en efecto, va pasando uno por uno y le da un regalo, hasta que llega el momento de darle un regalo a el enano Gimli.

Claro, los enanos no son de las criaturas de la Tierra Media más agraciadas; no son criaturas que estén muy ligadas al arte, al dominio de la palabra, de la poesía; son más criaturas dotadas para el trabajo duro, recio, en la mina y fuertes en la batalla, por supuesto.

Entonces, la dama Galadriel le pregunta: – ¿Y que puede darle una elfa a un enano? Gimli (que en efecto, de todos los de la compañía es el menos agraciado y tiene un gran corazón) le dice: -No mi señora. No quiero pedirle nada, a mí me basta con verla a usted -por su belleza-. Ella le dice: – Ninguno de mis invitados se puede ir de aquí si no se ha ido con un regalo. El otro le dice: no, no necesito un regalo, me basta verla a usted, mi señora. Y ella insiste: -Nadie se puede ir sin un regalo de aquí, así que te pido que me digas qué quieres.

UN TESORO

Gimli, como que lo duda un poco y finalmente se atreve a decir qué quiere que le regale. Gimli toma la palabra y le dice otra vez: -Nada, a menos que podría ser que me sea permitido pedir un poco de su cabello, un mechón de su cabello que sobrepasa todo el oro de la tierra, que sobrepasa a las estrellas y todas las gemas que uno puede encontrar en las minas.

En ese momento, toda la Corte de los elfos se queda totalmente admirados, sobre todo petrificados por el atrevimiento de este enano. En cambio, Galedriel celebra, le dice: -Se dice que los enanos tienen su habilidad en las manos y no en sus lenguas.

Sin embargo, esto no es cierto en Gimli, porque se lo pide de un modo tan educado, tan respetuoso, que se gana el corazón de Galadriel y, en efecto, le da ese regalo, ese tesoro.

EL AMOR A JESÚS

Pensaba y me acordaba de esto al leer este pasaje del Evangelio, que aparentemente no tiene nada que ver. Es que, en efecto, Gimli se ha quedado enamorado de Galadriel, de la belleza, de la amabilidad. El, en primer lugar, no añora nada, no añora ningún objeto, sólo añoraba, quería únicamente un mechón del cabello de Galadriel y al final se lo da; es más, le da más que eso.

Y es que, con María Magdalena, pasa algo semejante; ella se queda totalmente enamorada de nuestro Señor. Ella, que había sido -podríamos decirlo- afeada por esos demonios, tal vez por la vida que había llevado, se vio agraciada por Dios, justamente con la gracia de Dios, con el favor de Dios.

Por eso es que está allí, la primerita en el sepulcro, no porque espere que Jesús resucite, porque pensaba que estaba muerto; ella había ido a terminar de embalsamar el cuerpo del Señor, junto con otras mujeres. Pero la mueve el amor a Dios, el amor a Jesús, la fe también, porque ella lo ve y cree; y va obediente a decirle a los demás que ha resucitado.

CREER COMO MARÍA MAGDALENA

En cambio, y es lo que nos cuenta san Marcos por contraste, los otros discípulos, los otros apóstoles, no creen. Nos dice que:

“El Señor, por último, se apareció a los once y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.”

(Mc 16, 14).

Porque todavía están dormidos en la fe, están dormidos en la esperanza y están dormidos, sobre todo, en el amor.

Por eso vamos a pedirle a Nuestro Señor, por intercesión de santa María Magdalena, que nos consiga, que nos dé una fe más grande, una esperanza que espere contra todo pronóstico. A veces, humanamente nos podemos desanimar y calculamos siempre con nuestras categorías humanas, pero el Señor ha vencido contra todo pronóstico a la muerte; la muerte esa gran enemiga del del hombre.

LUCHAR POR LA SANTIDAD

LA GRACIA DE DIOS NOS HACE HERMOSOS

Y vamos a pedirle también que nos dé un corazón más grande para amarle a pesar de nuestros pecados; a pesar de nuestra poquedad; «a pesar de que, a veces Señor, te podemos hacer a un lado; a pesar de que no manifestamos con obras nuestro amor a Ti.»

“Pero Tú Señor, todo lo que has hecho por nosotros, nunca seremos capaces de pagarte todo lo que has hecho por nosotros, pero si amarte, si corresponderte.”

Vamos a seguir ese ejemplo de María Magdalena, vamos a ver también si tenemos en nuestra vida alguna actitud como la de esos once apóstoles, que no creen; que quieren asegurarse, sobre todo, las cosas por sus propios medios, tener unas garantías humanas.

Vamos a confiar más en Dios y menos en nuestras propias fuerzas, en lo que se refiere al combate espiritual. Porque luego uno tiene que estudiarlo, uno tiene que trabajarlo, no puede esperar ir al examen y decir: bueno, ya el Espíritu Santo me va a soplar. Es importante estudiar, Dios nos ayudará, ¡por supuesto que sí!

En el combate espiritual, en la lucha espiritual por la santidad, vamos a confiar más en Dios, menos en nuestras propias fuerzas y si nos caemos, si las cosas no salen bien, pues vamos a acudir a aquel que nos puede curar, que es Jesucristo Nuestro Señor.


Citas Utilizadas

Hch 4, 13-21

Sal 117

Mc 16, 9-15

Reflexiones

¡Señor ayúdanos a amarte y confiar en Ti, siempre!

Predicado por:

P. Ricardo

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